Amor de adolescentes.
Que equivocado estaba
creyendo que la tenía,
ahora la recuerdo
día tras día.
Comprendo con tristeza
y una turbia melancolía
que la niña de ojos rojos
no era mía... no era mía.
Cuando buscaba mi cariño,
yo buscaba otras certezas,
y anhelando yo su destino
ella había dicho adios...




