Cibercorresponsales

Miremos más allá de nosotros mismos...

Publicado por irene el 07/04/2012

Odio este mundo que se mueve con dinero. Odio esta sociedad clasista a la que estamos atados. Odio que haya gente como tú y como yo, que tengamos esta vida tan cómoda, ejemplo de ello el ordenador (o cualquier dispositivo electrónico) que tenemos para leer páginas web, sin el cual podríamos vivir perfectamente, pero que nos hemos gastado cientos de euros en comprar por un capricho, mientras ese dinero podría haber salvado muchísimas vidas, o la vida que llevamos, mientras en algún lugar del mundo un hermano nuestro (porque yo los considero hermanos) muere por falta de agua. ¡Agua! Que con un simple movimiento del dedo índice sale abundante de nuestro grifo, que podemos desperdiciar duchándonos durante horas para “relajarnos”. ¡Cómo vamos a relajarnos así! ¡¡Cuando sabemos que estamos matando a nuestra gente con ese gesto!!

Miro a mi alrededor, no, ¡Me miro a mí misma! Y me doy cuenta de que me doy asco, me repelo y siento ganas de vomitar. ¡Cuán egoístas somos! No nos preocupamos sino por el dinero, TODO es por dinero. Por dinero tenemos mejor educación, para ser personas importantes y ricas, dominantes, mientras otros no pueden ni aprender a leer, por dinero intentamos ser de clases sociales más altas, por dinero no nos mezclamos con otras culturas, ¡Por dinero hay quien mata! Dinero… ¿Y qué es el dinero sino un utensilio para matar a la sociedad, a nuestra gente, al mundo entero?

Siento que somos egoístas y que sólo queremos avanzar en esta sociedad, hacer cosas “mejores”, “mejores” máquinas que destruyen el planeta, “mejores” edificios, más grandes y espaciosos, para tener una vida más cómoda, cuando matamos bosques y agotamos recursos para ello, “mejores” móviles, cada vez más finos y de formas atractivas, que, en el mismo caso de los ordenadores, son puros caprichos… Pero ¿No deberíamos, antes de seguir avanzando y destruyendo, sanar las heridas que hemos causado en la sociedad gracias a nuestras ansias de poder y avaricia? ¿No deberíamos pensar más en el prójimo en vez de intentar hundir a todos y ser el mejor en todo como nos enseñan desde que nacemos? Porque la misma sociedad nos prepara para poder destruirla, en todos los sentidos.

Pienso que deberíamos amar a todas las personas, (¡A nuestros iguales!) de la misma manera nos amamos a nosotros, amar al mundo entero, cada niño, cada animal, cada planta y cada vida del planeta, por pequeña que sea, y, aunque sea un pensamiento quizás muy hippie y católico a la vez, sé que es la única forma de acabar con la pobreza, con las muertes por hambruna, la forma de acabar con los terroristas y todos aquellos que hacen daño.

El ser humano ya no piensa en otra cosa que no sea poder, y hay quien dice que la destrucción va de la mano del hombre (o mujer), y es fácil de creer cuando sabes que desde hace siglos esto ocurre, pero no es cierto. El ser humano puede ser bueno, puede tener un corazón grande y sano que se preocupe por las demás personas, sus iguales, y que sufra cuando ve una injusticia, que sufra cuando piensa en los pobres de los países subdesarrollados, que piense que no es necesario comprar otro ordenador y ayudar a las empresas a seguir causando destrucción, que sepa cerrar el grifo del agua para lavarse recordando al niño que se muere de sed, que sea capaz de donar dinero a una O.N.G para salvar una vida… Un ser humano que no permita que este mundo siga el rumbo que ha tomado.

Ese humano existe, a nuestro alrededor todavía queda alguno, muy pocos, pero los hay. Miren a la Madre Teresa de Calcuta, sean o no católicos, aquella mujer dio su vida por los demás, hizo del mundo un mundo mejor, y no le importó vivir en la miseria para salvar un niño o para llevar comida a un pobre, para pagar un hospital a un enfermo. ¿Y nosotros no les dedicamos un segundo a estas personas? Yo lo hago, últimamente mis pensamientos no son sino para esta gente, desde que abro los ojos por la mañana hasta que los cierro, no puedo pensar en otra cosa, y sé que en el futuro ayudaré a esta gente porque no soporto vivir matando gente de esta forma tan ruin, siento que muero, que no soporto seguir siendo tan egoísta y tan perversa, no soporto que el ansia me domine, que la avaricia me consuma.

Y todavía falta mucho camino hasta que deje de hacerlo, hasta que sea libre de ayudar al mundo, pero cuando haya caminado lo suficiente, cuando este sentimiento de maldad pueda ser desterrado, o en parte desterrado, sé que lo haré, no me quedaré de brazos cruzados y viviré como si no pasara nada, caminaré hacia el mundo que debemos conseguir, corregiré los errores de la sociedad aportando mi granito de arena  a la gente que lo necesita, aunque sepa que yo sola no voy a cambiar mucho, pero como dijo la Madre Teresa, “A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota”…

Sé que este texto lo leerán muchos, sé que otros ni siquiera sabrán que existe, sé que algunos dedicarán algún pensamiento a este tema, que les dará qué pensar en un par de días, y que unos pocos, al leerlo, se darán cuenta de la realidad, y que, como yo, querrán corregir sus errores,  y sé que estos últimos serán grandes de corazón algún día, y que aportarán su granito de arena, algunos más grandes que otros, que serán una gota más del océano, una gota necesaria, preciada y admirada.

Espero que tú, que lees este texto y reflexionas, seas de estos últimos, recorras todo el camino y aportes también tu amor al mundo y deseo que no te domine el ansia, ni que la avaricia te consuma, ojalá tu corazón llegue a ser tan grande que abarque el mundo entero.