Yurek Y El Anciano


Esta es la historia de un joven polaco llamado Yurek. Un día, se dirigía hacia la Universidad. En su camino, siempre tenía que rodear el cementerio, y todos los días veía a un anciano con un ramo de flores.
Una vez se acercó al anciano y le ayudó a coger el autobús, ya que ambos se montaban en el mismo. Se sentaron uno al lado del otro: un silencio incómodo perduró unos diez minutos, hasta que se atrevió a preguntarle que por qué nunca faltaba al cementerio. El anciano le contestó:
- Hijo, si no voy un día, no tengo ganas de comer y no puedo dormir por la noche, porque ella es quién me da las ganas de vivir, aunque ya no esté presente .
Yurek se emocionó y comprendió que, a lo que él le llamaba amar, no era nada comparado con lo que ese señor sentía.



Comentarios
No se pueden incorporar más comentarios a este blog.