Orangutanes listos y cacahuetes sabrosos.
Una investigación recientemente publicada por
'Biology Letters' prueba que los orangutanes puede resolver
problemas que exigen cierta capacidad de abstracción.
Una fabula de Esopo relata como un cuervo sediento fue
arrojando piedras dentro de una jarra para elevar el nivel del
agua. Esta historia inspiró a Natacha Mendes, investigadora
del Instituto de Antropología Evolutiva de Leipzig, para realizar
un experimento con orangutanes. Lo que se trataba de
comprobar era si podían resolver problemas a los que nunca
se hubiesen enfrentado, y que requiriesen el empleo de
técnicas que les eran desconocidas.
Un orangután es introducido en una jaula en la que hay un
tubo transparente y estrecho sujeto a la reja, con un sabroso
cacahuete en su fondo flotando en un poco de agua. No hay
palos ni nada que pueda ayudar al mono a coger el cacahuete;
sólo una fuente de agua. ¿Cómo puede hacerse con el
cacahuete? La respuesta es fácil... si se ha leído a Esopo:
coger agua con la boca e irla escupiendo en el tubo hasta que
el cacahuete flotante llegue al borde.
Desde el punto de la Biología, el experimento tiene interés
porque explora la capacidad de los primates para inventar, y
no sólo, como se ha hecho muchas veces, para aprender. Los
cinco orangutanes a los que se sometió a esta prueba no
conocían la solución. Nunca habían visto a otro miembro de su
especie, o a un humano, salir del aprieto. Además, para ellos
el agua no era un instrumento. En otras palabras: la dificultad
del experimento estriba en que el mono debe "pensar" el
problema. «Los orangutanes tienen que hacerse con una
imagen mental del agua", señala Mendes.
El tiempo que, como promedio, emplearon para hacerse con el
cacahuete fue de nueve minutos. Pero una vez descubierto el
truco los orangutanes demostraron una notable rapidez. Al
cabo de diez intentos ya sólo necesitaban treinta segundos en
hacerse con el cacahuete. Ahora Mendes planea repetir el
experimento con un tubo opaco, lo que exigiría un grado de
abstracción aún mayor.

RAFAEL BARQUÍN
MADRID.-
El mundo.



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