Una adolescente del montón (prólogo)
Tengo un nombre extraño, una vida difícil llena de problemas, un hermano mayor que se avergüenza de mí y ahora, también, un instituto que tengo que superar durante diez largos meses. Me siento más débil que de costumbre pero no es culpa de nadie, es culpa mía por creer en las palabras. ¿Por qué mi madre nos tuvo que obligar a cambiar de instituto justamente ahora? Sólo quería ser una del montón, una chica invisible para los ojos de los demás... pero no, ahora seré la chica nueva y callada llena de secretos que todos querrán descubrir.
Salgo de casa sin siquiera despedirme del idiota de Carlos o de mi madre, no tengo ánimos para nada en estos momentos, sólo quiero terminar este día lo antes posible.
Mis pies comienzan a caminar solos hacia el instituto donde tendré que estar las siguientes seis horas durante meses, es irritable. Escucho unos pasos detrás de mí y no me hace falta girar para saber que se trata de Carlos y su costumbre de asustarme con sus pasos silenciosos y ligeros. Es extraño como un chico como él pueda llevar mi sangre en sus venas. Carlos es un chico atlético, alto, de pelo oscuro y ojos claros, con una sonrisa encantadora, amable con todos pero desagradable conmigo, es el chico a quien todos adoran, y luego estoy yo: soy pésima en los deportes, no mido más de uno sesenta y cinco, mi pelo es de color castaño clara y mis ojos cafés verdosos no sirven para nada. Uso gafas, soy silenciosa y tímida, me avergüenzo con rapidez y soy muy poco sociable. No tengo ni idea de como es que somos hermanos, puede que yo sea adoptada. A veces me gustaría...
Giro la segunda calle y quedo frente al gran edificio que tanto me aterra. Ya siento todos esos ojos sobre mí, analizando y observando cada parte de mi cuerpo para después juzgarme y hacer más daño del que ya siento, pero así es la vida.
Siento como Carlos para el paso y observa igual que yo el enorme edifico antes de seguir caminando. Y, como supuse, todas las miradas están en nosotros y me frustra, me frustra saber que no tengo la suficiente valentía para decirles que dejen de mirarme.
-Suerte, Luna -me dice mi querido hermano antes de guiñarme un ojo y caminar por los pasillos.
Necesito su valentía, su autoestima alta y su encanto para poder parecerme más a él, lo necesito ahora más que nunca.



Comentarios
totoro17 - hace más de 8 años
Yo diría que hay que intentar ser menos tímida y relacionarte más porque yo no salgo mucho de casa también soy muy tímida y ahora que estoy relacionando más, tengo más amigos y me siento orgullosa.
No se pueden incorporar más comentarios a este blog.