Un enfoque positivo

La pólvora está considerada uno de los grandes inventos de la humanidad. Ha facilitado la construcción de grandes infraestructuras, ha contribuido a múltiples inventos industriales, aeroespaciales, etc. y también la usamos para disfrutar de maravillosos fuegos artificiales. Pero también es posible utilizarla terriblemente y está detrás de armas, guerras y destrucción. La pólvora en sí misma no es buena ni mala, lo es el uso que hacemos de ella.
Algo así pasa con Internet. Es sólo una herramienta, un poderoso invento a nuestro alcance. Conocemos casos y sitios web asombrosos. La Wikipedia , por ejemplo, es una enciclopedia colaborativa en la que ciudadanas y ciudadanos de todo el mundo comparten su conocimiento de forma altruista. Hay iniciativas que se han coordinado a través de plataformas online, como Ushahidi , para atender a víctimas de terremotos o inundaciones. Hemos visto campañas de vídeo en internet, como la de Greenpeace , que han logrado frenar las malas prácticas de compañías en la deforestación. Gracias a Internet tenemos información de casi cualquier cosa. Y también permite que miles y miles de personas que no tenían voz, encuentren un canal de expresión y comunicación.
A la vez, otras historias sobre Internet nos asustan. Escuchamos noticias sobre estafas. Conocemos a personas que han sido engañadas por Internet o cuyo ordenador ha sido atacado por virus, perdiendo archivos de valor. Redes de pornografía y pederastia, casos de suplantación de identidad, redes sociales que explotan nuestros datos personales, espacios que promueven la anorexia, la bulimia, la xenofobia…
¡Vaya! Hay tantas historias sobre cómo las personas usamos Internet. Como decimos… ¡hay de todo! Al final parece que los beneficios o perjuicios que nos aporte dependen siempre del uso que le damos, y a su vez de los usos que apoyamos y promovemos.
Por esta sencilla razón sospechamos que, desde las organizaciones, y también como ciudadanas y ciudadanos, nuestro papel es orientar, practicar, aplaudir y difundir los mejores usos, las experiencias transformadoras y, sobre todo, apostar por la educación .
Como decíamos, Internet no es peligroso de por sí: no si lo utilizamos con conciencia, no sólo con una formación tecnológica, sino con la capacidad y la práctica de leer críticamente, participar y negociar con nuestros comentarios en foros y elaborar y compartir colaborativamente nuestros mensajes. En definitiva: definir y orientar nuestro uso de internet de una forma ciudadana.
En esta guía pretendemos recoger algunas pistas sobre actitudes, consejos de seguridad, pero sobre todo ideas para lo consideramos clave: “aprender haciendo". Si nos acompañan y orientan para ser capaces de navegar de forma divertida, creativa, inteligente y segura, tendremos la preparación perfecta… tanto para saber disfrutarlo, trabajar, aprender y sacarle provecho, como para apagarlo en el momento oportuno.
Foto: Fireworks, Nigel Howe


