Ella...
A veces me encantaba mirarla desnuda...era como volver en un amanecer a casa, después de una noche en el mejor garito de la ciudad. No sabia ni donde estaba.
Quizá me encontraba frente a ella, queriéndola a bocados, mordiéndola a miradas, besándola a suspiros.
No hay paz para la guerra entre nuestros reinos. Y así empezó la batalla. Avisando a sus murallas de la estampida. Me mataban las ganas de hacerla vivir. Me había vivir las ganas de quererla matar...a orgasmos.
Hacer con las sabanas montañas, mientras te agarras a mi pelo como niño pequeño a césped mojado. Empapado, dilatado, en ninguna otra batalla, vi un reino abrir sus puertas tanto. Entonces te quise, te llene de vida....
¿Quieres la segunda parte?



Comentarios
No se pueden incorporar más comentarios a este blog.