Cibercorresponsales

Una vida lluviosa

Publicado por lina el 13/10/2016 · Categorías: Creación, Sobre mí

La verdad es que el título no tiene mucho que ver con lo que voy a contaros, pero bueno, no pasa nada.

No sé por dónde empezar, así que voy por el principio. Mi vida desde pequeñita ha sido muy difícil, mi familia no tenía mucho dinero, por lo cual no he podido gozar de una vida llena de caprichos y etc; pero sobre todo, las cosas se me empezaron a complicar más a partir de los dos años. Tuve un accidente que casi me cuesta la vida pero por suerte pude seguir con mi vida.

Lo que me sucedió fue que estaba sola a en mi habitación al cargo de mi abuela, ella estaba en el salón y yo estaba en la habitación supuestamente dormida. Pues en una de estas me levanto de la cama y hay una estufa que esta encendida y encima de ella una toalla; yo estaba al lado y prendió fuego, de ahí a mi ropa subiendo a la cara. Desde entonces mi vida ha sido muy complicada y no solo para mí, sino también para mi familia. No podía parar de llorar al ver cómo todos los niños me  miraban y se reían de mí día tras día sin cansarse. Al cabo de un tiempo mi madre decide ir a España para tener una mejor economía y para operarme por la cicatriz, así que con 4 o 5 añitos vine aquí. Mi madre me metió en el colegio y lo pasé todavía peor porque no entendía el idioma y porque notaba cómo los niños me miraban y se reían de mí. Eso con solo 5 años es muy duro. Con el tiempo yo cada vez manejaba más el idioma, podía entender gran parte de lo que me decían, podía oír cómo me llamaban cara quemada, vieja y mil cosas mas; llegaba a casa llorando todos los días, tenia impotencia de ver cómo me insultaban y yo no podía hacer nada, cuanto más mayor me iba haciendo menos lo aguantaba. Poco a poco la gente fue dejando de insultarme y me sentía a gusto. Los que me conocían ya no me miraban con cara de asco o de pena, ya se habían acostumbrado a mí, pero claro, eso no quita que siga habiendo gente que para hacer daño se meta con eso; pero vamos, como en todas partes, están los de siempre haciendo las gracias. Ya con 13 años por fin empezaron a operarme; la primera operación fue dura y confusa, tenía la mitad de la cara totalmente deforme pero no me importaba salir a la calle con eso, porque era algo que yo había elegido. La segunda operación creo que fue incluso peor por todo el cuidado que requería. Esa fue la última operación; ya de ahí empecé con las sesiones de láser, de las cuales actualmente llevo 2.

Cuando ya pensé que veía algo de luz, tuve que pasar otro trago más. Por si fuera poco todo eso, recibí un disparo de perdigón en la cabeza y tuve mucho miedo, demasiado, para ser sincera; no podía aguantar otra operación más pero sí, no tocó otra. Tras ella lo pasé muy mal, mi actitud con mi familia, mis amigas e incluso conmigo misma cambió por completo. Tenía miedo de todo, de mi alrededor e incluso de los sonidos, los días se me hacían muy difíciles y sobre todo al salir a la calle y que todo el mundo me preguntara sobre eso, que es algo que  a ti realmente te disgusta. Poco a poco, con grandes ayudas, he podido ir superándolo pero muy costosamente; sentía que moría al pensar que todo me tocaba a mí y creer por un momento que ya nada merecía la pena; pero no, eso no es así, estas historias son parte de mi vida y ellas son las que me hacen fuerte.

Gracias por tu tiempo.