La vida de Nico
Empezé a abrir los ojos lentamente y ver el espacio que me rodeaba. Una vez los abrí veía a mi mama, ella era grande, hermosa, con pelaje largo rubio y unos ojos tan bellos y llenos de alegría k sólo ella podía tener, me lamía para lavarme mientras yo me acurrucaba en su pecho tan calentito y cómodo k parecía estar en una nube. Junto a mi y a mi mama se encontraban mis dos queridos hermanos, cuyos pelajes también eran rubios y orejas grandes como yo.
En unos meses me separaron de mi familia que tanto quería, estaba triste, pero mi mama me dijo que no estuviera triste ni tuviera miedo, porque aunque los echaría mucho de menos a todos y los momentos k pasamos juntos, que aunque fueran pocos nunca los olvidaré, aquellas veces en k mi mama me reñía, jugaba con mis hermanos y nos peleábamos por nuestro juguete preferido, pero que me llevarían con una nueva familia de humanos quien a partir de ahora me cuidaría como si fuera un hermano. Una vez allí lo primero que vi fue a un niño llegar de la mano de su madre mientras me miraban y sonreía. Mi primera impresión al verlos no fue otra que la de tener alegría por estar con mi nueva familia, yo sólo ponía esperanza en que me cuidarían tan bien como lo hizo mi mama. Al sacarme de la jaula en la que estaba el niño me cogió en sus brazos y me acariciaba, sus caricias eran muy suaves y únicas, me encantaban.
Cuando llegamos a la casa donde vivía mi nueva familia, o, mi nuevo hogar, me quedé impresionado, todo era tan grande y estaba tan limpio, que hasta tenia miedo de ensuciar algo y me riñeran, pero enseguida me limpiaron, me pusieron una cama calentita, comida sabrosa y me dieron unos juguetes que me gustaban tanto que no dejaba de jugar con ellos y morderlos, ya que me estaban creciendo los dientes. Lo primero que les oí decir fue - ¿Cómo lo vas a llamar cariño? - y el niño contesto - ¡Yo quiero que se llame Nico! - Y me encantó ese nombre, estaba orgulloso de que me llamaran así.
En mis primeros días allí solo hice nada mas que jugar, dormir y comer. Me enseñaron donde tengo que hacer pipí. Me llevaron a pasear, y me encanta ir al parque que esta al lado de mi hogar y los amigos que he echo allí. Aunque no me gusto cuando me llevaron a un sitio llamado veterinario porque allí me pincharon con una aguja que me hizo daño.
Ai.... por fin, soy tan feliz, tengo una familia a la que adoro, y me cuida, me quiere. Yo quiero tanto a mi familia que hasta daría la vida por ellos si fuera necesario. Hasta hoy me dicen que crecí y me hice más de lo que pensaban, ellos están orgullosos de mí. No puedo ser más feliz.
Hoy estoy triste, mi familia me regaño. Me hice pipí donde no podía hacerlo, pero es que hace tiempo que no me sacaban a pasear, teniéndome en casa encerrado, y no me aguantaba más e hice pipí.
Hoy me sentí avergonzado. Estaba jugando con mi hermanito humano pequeño, cuando sin querer le mordí la mano y me echaron a la terraza solo sin agua ni comida y donde hacia mucho frío. Pero yo solo estaba jugando...
Ya han pasado unos meses y sigo encerrado en la terraza sin manta ni juguetes, pero al menos me han puesto comida y agua. Ya no juego con ellos, ni siquiera me sacan a pasear al parque. Mi familia ya no me quiere.
Hoy me sentí tan contento k no podía para de saltar y correr cuando vi a mi familia coger la correa para ir a pasear. Nos fuimos enseguida, pero, no entendí porque nos subimos al coche y nos fuimos tan lejos. Una vez aparcó, en un lugar donde no había nadie, solo una carretera, árboles y hierbas, bajé corriendo para jugar pero mi amo ato a un árbol mi correa tan corta k no me puede mover, ahí me pareció muy extraño que mi amo volviera a subir al coche y arrancara, dejándome allí, no podía creer que la familia que yo tanto quería me estuviera abandonando. Yo intente quitarme la correa atada al árbol y corre tras el coche todo lo rápido que pude, pero no conseguí alcanzarlo.
Me puse en camino con la esperanza de volver a mi casa y de estar otra vez junto a mi familia. En el camino me encontraba con gente que me veía y decía -Pobre perrito, se ha perdido - y me daba comida, y yo se lo agradecía con todo mi corazón, pero seguía con mi camino. Tras dos días caminando seguía con aquella esperanza de volver a ver aquellos rostros que le habían dado tanta felicidad. En un momento me encontré con un anciano que me acaricio, sus caricias eran casi iguales como a las de mi familia, y eso me encanto, pero aunque él quería ayudarme yo seguí con mi camino.
Estaba muy hambriento y tenia mucha sed, mi pelaje estaba sucio y se me caía, yo ya no parecía el mismo, mis huesos se notaban de lo flaco que me encontraba, y mis ojos solo podían tener un triste brillo de desesperación por poder sobrevivir.
Pasé por delante de un colegio donde vi a mis queridos hermanos con sus familias, ellos jugaban con los niños alegremente, yo estaba contento de que sus vidas fueras tan felices, estuvieran sanos y a salvo. Yo me acerqué a verlos y a saludarlos pero unos niños se acercaron riéndose y tirándole piedras, por desgracia una piedra me golpeo tan fuerte k perdí un ojo, y huí corriendo. Me faltaban todos de piel y estaba cubierto de sangre. He chaba mucho de menos a todos.
Ya no podía mantenerme en pié, bajo el sol y hambriento. Vi una pequeña sombra al lado de una casa donde refugiarme del sol que me abrasaba y me quemaba la piel, pero la señora que vivía allí me echo a golpes con una escoba, yo solo quería un sitio donde descansar fuera del sol, pero me fuí de allí porque la ama de aquella casa no quería que yo estuviera allí.
Ya era mi fin. Mis piernas temblaban a cada paso que daba, me costaba andar y respirar. Sentía como mi corazón iba cada vez mas despacio. De repente me caí al suelo sin poderme mover, solo podía respirar muy poco. Yo intentaba con todas mis fuerzas aguantar que mis ojos no se cerrasen. Pero ya sabia que era mi hora, tenía que ir a un lugar mejor.
Antes de rendirme vi a unas personas que se acercaron corriendo a ayudarme. Me lavaron, me curaron, me dieron comida y agua, me taparon con mantas, y lo más importante, me dieron cariño, el suficiente como para aguantar una hora más en aquel mundo que seguía queriendo a pesar de todo aquello.
Mi ultimo respiro, mi ultimo latido ya lo sentía, llegaba tan fuerte como mis ganas de volver a ver a mi familia, si, aquella que me abandonó pero yo aún quería. Y por ultimo cerré mis ojos entre lágrimas mientras me tapaban con una manta. Todo se volvió oscuro. - Hasta pronto - pensé. Tenía siete años cuando morí.
Ahora puedo descansar. Estoy en un lugar mejor, donde no tengo que preocuparme por nada, donde se que toda la gente que quiero esta bien, y solo me basta saber eso para ser feliz.
No abandones ni maltrates a un perro, él nunca te haría daño. Ayúdalos, ellos harían lo mismo, incluso mas por ti. Trátalos como a tu familia, tu mejor amigo, trátalos lo mejor que puedas. No cuesta nada darles cariño.
Etiquetas: #animales #AyudaAnimales



Comentarios
partyflipa - hace más de 10 años
Brutal... Felicidades, Paula.
partyflipa - hace más de 10 años
Por cierto, Paula: pongo en el artículo etiquetas. Si pinchas en ellas, puedes ver si alguien más habla del tema. Sólo tienes que escribir almohadilla # en el texto para que te salgan, ¿vale? Pon tú misma las etiquetas de tus próximos artículos!!!!
sandrapozo - hace más de 10 años
uaaaaaaaau
nereidasoldevila - hace más de 10 años
Buen trabajo.Me encanta aunque es muy triste.
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