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#LIVEANDLETLIVE, Cortometraje contra la homofobia

Publicado por phoenixversuskraken el 22/03/2015 · Categorías: Cultura, Donde vivo, Internet, Creación, Noticias, Cultura, ¡Ponte las lentes de género!, Actualidad, Critica, LGTB, Homofobia

Hola! Somos un grupo de adolescentes de entre 13 y 17 años que pertenecemos a un grupo de Mejorada del Campo (Madrid) que a su vez forma parte de un programa de la Mancomunidad de Servicios Sociales Mejorada del Campo- Velilla de San Antonio llamado Montando El Local. En este grupo, actualmente estamos dentro de un proyecto de Ashoka  llamado Changemakers "emprendedores sociales" a su vez, nuestro grupo vamos a trabajar sobre la homofobia, y con más profundidad el "Gay Bashing" que es el acoso homofóbico escolar. La forma de transmitiros una parte de nuestro trabajo es presentandoos un cortometraje que hemos hecho.

Proximamente os iremos comunicando las novedades sobre este proyecto.

NECESITAMOS VUESTRA AYUDA, NECESITAMOS QUE COMPARTAÍS ESTE VIDEO A VUESTROS AMIGOS, FAMILIARES, COMPAÑEROS, JEFES, CUALQUIER PERSONA.

Todos podemos conseguir erradicar la homofobia, porque todos somos iguales... :)

¡¡¡ES HORA DE QUITARSE LAS GAFAS DE SOL Y ACABAR CON EL SILENCIO!!!

1) Formas más comunes del acoso homofóbico en el colegio:.

Habladurías malas

Insultado con palabras como “maricón”, “bollera”, “tortillera”

Creación de rumores

Burlas y/o imitación

2) Edad en la que empiezan a ser objeto de estos hechos anteriores

Entre 10 y 16 años

3) Perfil de los acosadores

Compañeros

Compañeras

4) Emociones sentidas cuando eran objeto de este acoso

Humillación

Impotencia

Rabia

Tristeza

Incomprensión

Soledad

5) Ayuda ofrecida a los acosados

Compañera

Nadie me ayudo

6) Más apoyo recibido en la familia

Madre

Padre

Hermana

Hermano

7) ¿Por qué no lo ha contado?

Porque sienten que no lo ven innecesario, es decir, que lo ven como si no fuesen ellos.

Poco a poco su dolor se convierte en desesperanza

Han llegado a pensar que no tiene sentido su vida, viviendo así de mal.

9) ASOCIACIONES

FELGTB, COGAM, ARCÓPOLI, ANAR, GALEHI (familias), COLEGAS, FUNDACIÓN TRIÁNGULO, COMUNIDAD DE MADRID, SERVICIOS SOCIALES

10) Testimonio de un amigo cercano

Hola, me llamo Raúl. Soy un hombre de 35 años que a pesar de la crisis española mantiene su puesto de trabajo. Tengo casa propia desde hace bastantes años y en breve voy a casarme con la persona a la que amo y a la que toda mi familia adora: Luis. Soy maravillosamente feliz, porque escogí serlo sin importarme la opinión de la gente que me rodeaba. Quien me quiere tiene que aceptarme como soy ¿no?. Pero no siempre fue así.

Estudié en un colegio de monjas muy “condicionado” con la idea de lo que está bien y lo que está mal, y a pesar de tener una infancia a priori normal, visto en retrospectiva fue bastante dura. Sólo tenía 5 años cuando conocí a Miguel. Enseguida congeniamos y nos convertimos en inseparables. Amigos de estos de toda la vida que siempre dicen que hay que conservar pero a los 14 años lo perdí.

¿Cómo es posible que una amistad sincera, un amor puro de dos niños pueda desaparecer tras 9 años? Sencillo: Gay Bashing. Miguel lo era todo para mí y yo lo era todo para él. Hacíamos todo juntos. Siempre estábamos juntos. Incluso pasábamos las vacaciones juntos. Eramos más que amigos. Éramos hermanos. Cuando comenzamos la pubertad, como era de esperar, llegó nuestro despertar sexual y comenzamos a darnos cuenta de nuestros sentimientos mutuos y eso nos asustó muchísimo, sobre todo a Miguel. Yo tenía claro que le necesitaba en mi vida, pero nuestras muestras de cariño (simples abrazos entre amigos) despertaron una palabra en las conversaciones de nuestros compañeros, una palabra que se repetía diariamente y que era motivo de burla constante: MARICONES. Nunca me había preocupado por lo que la gente opinara de mi, no había sido especialmente cuidadoso en intentar caerle bien a todo el mundo; pensaba que mis compañeros me tenían aprecio… ni siquiera sabía lo que era ser maricón. Lo único que tenía claro es que no estábamos haciendo nada malo. Simplemente nos conocimos, nos cogimos cariño, nos cuidamos mutuamente y finalmente nos enamoramos, aunque por aquel entonces no lo sabíamos.

Un día, un recreo, no encontraba a Miguel por ninguna parte. Pregunté a todo el mundo y nadie quiso o no supo contestarme. Me encontré a Miguel encerrado en el baño llorando. Me dijo que no aguantaba más. Que estaba cansado de que todo el mundo se riera de él y que ser mi amigo lo único que le aportaba eran problemas. Decidió que no volvería a dirigirme la palabra.

No aguanté mucho hasta que hablé con mi madre. Ya tenía 14 años y ese año acaba 8º de EGB. Le pedí que me cambiara al instituto público. Mi mejor amigo no me hablaba porque éramos diferentes y todo el mundo me insultaba. Era la mejor opción.

Antes de irme, nos fuimos de viaje de fin de curso. No tenía muchas ganas de ir. Todos los compañeros mofándose a diario y con la única persona con la que quería estar no quería hablarme, pero mi madre me convenció porque de alguna manera tenía que despedirme de aquellos años y cerrar esa página del libro.

Finalmente accedí. Todos mis compañeros estaban en parejas en las habitaciones de hotel, excepto yo. La primera noche, nada más llegar, íbamos a dar una vuelta por el pueblo, así que decidí darme una ducha antes de bajar a cenar. Cuando me estaba secando comenzaron a aporrear la puerta. Me vestí todo lo rápido que pude y fuí a abrir. No me lo podía creer: Era Miguel! Me dijo que necesitaba hablar conmigo y le dejé pasar. Estuvimos hablando sobre los últimos meses y todo lo que había pasado. Cuando le dije que después del viaje, cuando acabáramos los exámenes finales, me marchaba del colegio se puso a llorar. Me pidió disculpas, me pidió que me quedara, me dijo que me quería y finalmente me regaló mi primer beso…. En medio de el primer beso que me daban en toda mi vida, entraron en tropel la mitad de los compañeros de clase en la habitación. No cerré la puerta cuando dejé entrar a Miguel…. Se pusieron a correr por todo el hotel gritando que estábamos enrollándonos “los maricones”… Se enteró todo el hotel, todo el colegio e incluso las monjas. Fue el peor viaje de mi vida. Miguel se puso a gritarme que era por mi culpa, que era maricón por mi culpa y que no me quería volver a ver en la vida….

Así fue. Terminé los exámenes finales y me marché para no volver. No nos despedimos, no me despedí de casi nadie. Era lo mejor: borrón y cuenta nueva.

Lo que no me podía imaginar, es que en mi nuevo instituto empezaría la pesadilla de nuevo: Un compañero del cole, ni siquiera era de mi clase, pero sabía todo la historia que se había extendido como la pólvora, entró en mi mismo curso, el mismo año que yo empecé y cuando me vio allí, le faltó tiempo para que todo el instituto se enterara. Me tocó callar bocas convirtiéndome en el ligón de la clase…. No puedo decir con cuantas chicas estuve saliendo para que se callaran… pero nunca se terminaron de callar. Incluso repartieron octavillas para darme una paliza, supongo que para asustarme, porque finalmente nunca sucedió nada de eso.

Al acabar el instituto decidí que no podía más y se lo conté a mis padres y a mi familia. No hubo reacción. No al menos la que me esperaba. Solo me abrazaron y me dijeron que me querían. Que siempre lo habían sabido y que me querían por encima de todo. Creo que no todo el mundo tiene esta suerte… Pero ahora que soy adulto lo comprendo. No hubo reacción porque no hubo prejuicios. Yo no conocía la palabra maricón porque mis padres no me la enseñaron. Me han educado en la tolerancia y en la diversidad. Para mis sobrinos tanto yo como Luis somos sus tíos y no se alarman ni se sorprenden si nos damos un beso o un abrazo. De hecho prefieren estar con nosotros antes que con el resto de sus tíos. Como dicen ellos: Somos los tíos “diver”.

Los niños son esponjas y crecen con el sentimiento de culpa de lo que “está mal”. Yo lo hice…. Crecí sintiendo que iría al infierno a diario, cuando el verdadero infierno lo tenía en mi día a día. Nadie debería pensar que es malo o va a ir al infierno por ser distinto a los demás, por sentir distinto de los demás. Porque no es una elección. Yo no elegí ser como soy. Lo que sí elegí fue ser feliz a pesar de todo.

P.D.: Diez años después en una reunión de exalumnos, a la que no tengo ninguna explicación plausible sobre mi decisión de asistir, me reencontré con Miguel. A día de hoy sigue siendo mi mejor amigo y me alegro muchísimo de que sea feliz junto a Manu, su marido.

Etiqueta: #homofobia