Waterloo: La caída de Napoleón
A principios de 1814, tras más de veinte años de casi ininterrumpidas victorias desde las costas del Báltico al desierto de Egipto, Napoleón Bonaparte se vio humillantemente derrotado por los ejércitos de Prusia, Autria, Rusia y Gran Bretaña, pues su ambición de dominar toda Europa habia sido truncada poco antes en sus campañas en España y Rusia.
Estando sus enemigos a las puertas de París, el emperador francés abdicó forzosamente para acabar exiliado en la pequeña Isla de Elba, situada en el Mediterráneo. No obstante, habiendo sido el absolutismo restaurado en toda Europa, (y por ende el descontento extendido entre la población francesa) y tras llegar a él rumores de que sería bien recibido por Francia en caso de regresar, Napoleón volvió de nuevo y movilizó a su ejército con la intención de enfrentarse de nuevo a sus enemigos y desde una posición ventajosa una vez ganada la guerra, negociar una paz beneficiosa para Francia y él mismo.
Me dispongo hoy a analizar brevemente los acontecimientos previos a esta batalla, así como el desarollo de la misma y las conscuencias que trajo posteriormente.
Este enfrentamiento, la Batalla de Waterloo, tuvo lugar cerca de un pueblo homónimo belga y enfrentó al ejército francés con los ingleses comandados por el Duque de Wellington y, al final de la batalla, las fuerzas prusianas lideradas por Gebhard Leberecht von Blücher. El objetivo del ejército inglés era el de reistir hasta que llegara la ayuda prusiana y por el otro lado, el ejército de Napoleón debía derrotar a los ingleses para después enfrentarse de forma independiente al ejército prusiano.
Me gustaría analizar brevemente a continuación tanto las tácticas de ambos bandos como el desaroyo de la misma



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