Cibercorresponsales

Sin escapatoria

Publicado por nayeli el 20/12/2015

Holi, el otro día escribí un texto que aún quiero editar un poco, ya que no me convence demasiado cómo está escrito, así que acepto sugerencias. Lo publico porque me gustaría saber si entendéis lo que intento transmitir, porque creo que es algo difícil, así que podríais dejar un comentario diciendo qué pensáis que significa lo que se está narrando. Si no acertáis y queréis saber lo que significa, luego escribiré en un comentario su significado. Muchas gracias por dedicar vuestros tiempo en leerme.

Sin escapatoria

Has entrado sin permiso, pero ya no puedo echarte de casa.

Los ladrones como tú nunca llaman, y cuando quiero darme cuenta ya es demasiado tarde. Sé que vienes para quedarte.

Dime al menos cuánto tiempo seguirás intentando quitarme aquello que me da la vida, dime al menos por qué tú, y no él.

Apuñalas mi estómago y no puedo evitar encogerme cuando noto cómo mis ilusiones se desbordan, impregnando al resto de órganos de terror.

Hurgas en la sangre de mi pecho, y tus raíces se cuelan por las puertas que yo nunca te abrí.

Déjame, ahora que es pronto, no más tarde, ni mañana. Sé que entonces será demasiado tarde.

Ahora te escabulles a mis pulmones, haciendo caso omiso a mis palabras, y noto cómo el oxígeno no llega, cómo me lo arrebatas para alimentar tu miedo.

No huyas más, no será necesario, podemos llegar a un acuerdo.

Quédate si es eso lo que quieres, pero déjale entrar a él también.

¿Que te da miedo? A mí también. Él lo descoloca todo, pero al menos renueva aquello que tú te llevas.

¿Qué no quieres que venga? Pues lo siento, él sí tiene permiso para venir y alojarse.

¿Qué te irás si regresa? Eso espero. A decir verdad, nadie te quiere aquí. Puedes irte, la puerta está abierta.

¿Qué haces? ¿de dónde has sacado esa llave? No cierres. Él aún tiene que llegar.

¿Qué no vendrá? ¿Cómo estás tan seguro? No, no puedo creerte, yo confío en él.

Por favor, no eches la llave, ¿dónde la has escondido? Jamás la encontraré entre tanto desorden. Y ya ni siquiera puedes irte.

Alguien llama a la puerta, seguro que es él. Déjale que entre, por favor.

Así me gusta, muchas gracias, en el fondo puede que tú y yo nos acabemos llevando bien. Pero, espera un momento, ¿quiénes son ellos? ¿Amigos, dices? Nunca te di permiso para celebrar una fiesta en mi casa. Sois demasiados, destrozaréis todo, ¿es que no te das cuenta?

¿Por qué vuelves a cerrar la puerta? Espera, él tiene que llegar.

¿Por qué me miráis así? ¿por qué os reís de mí? ¿¡Dónde está la maldita llave!? Necesito que os vayáis todos ahora mismo, no me encuentro bien.

Solo necesito que él venga, sé que lo hará. Él lo arreglará todo.

Espera un momento, ¿a dónde me lleváis? Nunca había estado en esta habitación antes.

Acabo de oír cómo llaman al timbre, debe de ser él. No, esperad, ¿por qué me dejáis aquí? No puedo salir.

Ayudadme, por favor. ¿Qué estáis tramando? Pensé que podríamos ser amigos.

¿Qué es ese ruido? El humo llega a la habitación. ¿Estáis quemando mis recuerdos? Noto cómo se deslizan entre las llamas...

¿Es que él no consiguió entrar? ¿Por qué no le dejasteis? No debí confiar en vosotros.

¿Por qué entrasteis en mi casa? No tengo nada de valor, y aun así, lo poco que hay, os sirve de alimento y diversión.

No, por favor, no juguéis con eso, es frágil, ¿no os dais cuenta de que duele?

¿Qué estáis cogiendo? No puedo veros, pero algo en mi interior se estremece.

No, él no. Llevaos lo que queráis, menos a él. Su recuerdo es lo último que me queda.

¿¡Es que no me habéis oído!? ¡Dejadlo donde estaba!

Oigo vuestras risas, y sé que no me vais a escuchar.

El humo ya escala las paredes de este cuarto que cada vez es más estrecho, y mi mente se pierde en la nada vacía que habéis dejado.

Al menos tened por seguro que no os pertenecerá a vosotros mi último pensamiento, malditos sentimientos.

Nayeli.