Volátil
I
Luces intermitentes que adornan tus ojos,
a veces te llevan al vacío de lo inexistente y las preocupaciones,
pero ahora te traen a mí, a la luz volátil,
tan fugaz y dañina que cierras los párpados,
sintiendo mi respiración comunicándose con tu anhelo.
Entonces la tormenta comienza y nos separa,
a ti te lleva lejos, allí donde tu mirada parecía perderse,
a mí las gotas me ahogan, llevándome donde la luz se apaga,
donde no existe un rincón de tu mirada en el que pueda esconderme.
II
Nunca sabes cuándo va a ser el último beso, el último roce de miradas o cruce de sentimientos, nunca sabes cuándo vas a oír el último verso de sus labios, hasta que éste se escapa volando sobre un pájaro que cae en picado en tu dirección y se lanza sobre tu corazón, su más preciada presa eres ahora.
¿Qué puedes hacer cuando un "adiós" sí significa "hasta siempre"?
Navegar a la deriva de tus lágrimas o ahogarte en ellas.
Esperar un rescate en falso salvavidas, pues su regreso es lo único que puede sacarte del mundo de los muertos y darte aliento para volver a respirar.
Tratar de escribir algo que no renazca su pensamiento, pero sangras y los folios de papel se arrugan con tu ira, otros vuelan por la habitación como aviones solitarios a punto de estrellarse con tu esperanza, y te das cuenta de que no podrás escribir más, porque tu única razón para hacerlo se ha ido para siempre.
III
Oigo disparos, lágrimas que caen como pájaros muertos sobre un asfalto manchado de la sangre que dejaste al huir, herido en tu amor propio, aquel que no me diste y que nunca tendré.
Sueltas la escopeta pero ellos ya yacen como yo, incluso como tú, que escapas de mí y de todo lo nuestro, que no es pasado porque aún te persigue el remordimiento que abandonas a su suerte conmigo.
Y las aves rapaces te arrancan los ojos, y te devoran las entrañas como si les gustara alimentarse de alguien que está podrido y lleno de basura.
Intentas articular palabra pero la voz te ha abandonado, como yo, como la vida que también huye de ti, como todos a los que prometiste que serías y con los que nunca fuiste.
IV
Perdida en el viento, sin saber a dónde vamos, aunque tú ya no estás aquí, has soltado mi mano.
Lloro y llueve sobre mi cuerpo, malas hierbas crecen en él.
Ahora llega el granizo, mis lágrimas se han congelado porque mi corazón ya no es fuego.
Cráteres de sangre en mi piel, que se hielan con el suspiro de alguien conocido que está lejos.
Pensé que venías pero no vuelves. La luz rasgando las nubes, sin éxito. Mis flores tiritando y mis pétreos labios anhelando los tuyos.
Me vuelvo blanca y gélida. Tus pisadas cuajan sobre el camino que forma mi columna vertebral. Llegas a mi cuello y tus labios posan una mariposa de calor sobre él.
La primavera vuelve, el fuego se aviva, las flores crecen pero acaban ardiendo.
Las llamas nos envuelven en su abrazo, aunque tú ya no estás aquí, has soltado mi mano.
El viento vuelve, y las llamas juegan en mis labios, pero la lluvia regresa, apagando las cicatrices que seguirán durante años.
Nayeli.




Comentarios
partysummer - hace más de 9 años
Ole @nayeli, Eres toda una artista. hasta en la melancolía que siento al leer tu texto encuentro belleza. Gracias por compartirlo.
nayeli - hace más de 9 años
@partysummer Ays, muchísimas gracias a ti por ese comentario :,3
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