Tercera entrada: Construcción de la identidad
“Las personas somos uno rebaño de ovejas”. Todas vamos agrupadas y realizamos las mismas funciones hasta que una oveja gira hacia la izquierda y las demás dejamos todo para seguir a esta valiente. Gira a la derecha y torcemos bruscamente para darla alcance. Pero, en realidad, ¿es así? ¿De verdad nos dejamos influir por una oveja? ¿Qué representa esta oveja? Se puede tratar de una persona o fuerza política en concreto; o de la sociedad en su conjunto; o tal vez de la publicidad, o de las circunstancias, es decir, el momento histórico, político y económico, per, ¿somos todos así? ¿No hay excepciones? Claro que las hay: esa oveja tan valiente que cambia de rumbo. Pero, ¿qué es de ella? ¿Por qué se guía? ¿Por quién? A continuación daremos respuesta a tantas preguntas:
Mediante la metáfora anterior, se observan tres situaciones. Tres situaciones reales y objeto de debate debido a la validez que contienen las tres acerca de la identidad, acerca de toda personalidad. Con sólo una oración podemos definir tres tipos de personas diferentes. Podríamos decir que estamos influidos por una sociedad cuando la persona está determinada por las modas, las manías, las circunstancias sociales, económicas o políticas. Así pues, por ejemplo, seguimos día a día una rutina basada en unos deberes y una obligaciones que tenemos que desempeñar desde que nos levantamos hasta que nos acostamos: desayunar, asearnos, ir a trabajar o a estudiar, comer, hacer cualquier otra actividad… y así hasta que se acaba nuestro día. Estamos determinados por la sociedad cuando reclamamos nuestros derechos, ya que la tradición dice que tenemos derecho, por ejemplo, a una educación digna. Cuando la publicidad nos intenta convencer de que consumamos algún producto que ya consume mucha gente, es decir, intentan convencer a más ovejas. Nuestro anhelo por no quedarnos fuera de un grupo, de adaptarnos e integrarnos en la propia sociedad, hace que nosotros hagamos todo lo posible para conseguirlo, ya sea comprando las últimas zapatillas Nike o asistiendo a un parque temático que han abierto recientemente y nos dicen que sería una pena que no lo visitáramos. A veces, incluso hacemos sacrificios económicos por encontrar la felicidad en esta conducta de vida. Pero, las propias religiones y creencias, nos advierten que debemos llevar a cabo una práctica social, conociendo y aprendiendo a amar a los demás. Y por estas razones nos arrastran las opiniones las ideas sobre nosotros mismos. En estos casos, podemos sentirnos realmente influidos e intentar cambiar, pero por otra parte, podemos no cambiar y adaptarnos a una identidad de fondo inmovible e indestructible (al igual que la oveja valiente), lo cual puede ser bueno, porque seríamos estables en cuanto a nuestra forma de ser y diferentes de todos los demás; sin embargo es malo, ya que puede que simplemente nos lo aconsejen por nuestro propio bien. Ya nos acercamos a una clara posición de influencia natural, es decir, de toda persona que no está determinada por una sociedad o, por lo menos, en menos medida.
Por último, me gustaría realizar una conclusión sobre este razonamiento que resuma las ideas recogidas en el desarrollo anterior. Creo que a la pregunta: “¿Nuestra identidad está determinada por nuestra naturaleza, por la sociedad en la que vivimos o es independiente de ambas?”, podría dar una respuesta clara: Estamos determinados por una sociedad y por nuestra propia naturaleza (con excepciones). Generalmente todas las personas cumplimos con nuestro papel dentro de la sociedad en la que vivimos, sin destacar demasiado, arrastrados por el consumo y por la integración; pero, salvo casos muy extremos, todos consideramos nuestra personalidad como algo muy importante y lo conservamos.
Creo que deberíamos ser las ovejas valientes que se mueven por su naturaleza (sin aislarnos) y caminar por el pasto con las demás ovejas cumpliendo con nuestras obligaciones y reclamando nuestros derechos para ser felices.
María Privado



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