Tu Destino: Capítulo 12
- ¡Alex! - oí a Juan como me llamaba.
Se tiró a por mí y luego se agarró a las rocas con su espada. Noté el viento de Silvia como nos levantaba. Una vez en tierra:
- Alex, ¿puedes oírme? - empecé a abrir poco a poco los ojos y me incorporé.
Vi lo que era es luz de esperanza, era una mujer preciosa que con un chasquido empezó a juntar los trozos de tierra que había provocado Lavorna para separarnos. La mujer era gigante, comparado con el monstruo de Lavorna, pero mucho hablar... provocó que Lavorna se hiciera gigante también.
- Tu poder no sirve contra el mío - le dijo Lavorna a la mujer
- Tal vez el mío no, pero sí el suyo - le respondió y detrás suya apareció un hombre fuerte y grande, del mismo tamaño, que le clavó una espada en todo el abdomen. Se vio el dolor que estaba sufriendo Lavorna en ese momento. Y desapareció en llamas y fuego Lavorna.
Los demás se acercaron a nosotros y Miguel y Juan me ayudaron a incorporarme mientras los dos gigantes se hacían del mismo tamaño que nosotros. Los dos se fueron acercando poco a poco hasta que separaron porque estaban enfrente nuestra, y aparecieron a nuestro alrededor otro cuatro más y entre los seis formaron un ccirculo. Entonces se formó un circulo de luz a nuestro alrededor por dentro de las seis personas que iba cambiando de color, de amarillo a naranja, y a verde, morado, rosa... así hasta pasar por todos los colores del arco iris. Juan y yo nos cogimos de la mano mientras vimos lo que estaba sucediendo. Entonces aparecimos en un castillo blanco puro y detalles de dorado.
- ¿Dónde estamos? - preguntó Estela
- ¿No lo reconocéis ninguna? - preguntó una de las mujeres. Los seis adultos (por decirlo de alguna manera) se colocaron delante nuestra. Juan y yo dejamos de darnos la mano.
- Yo sí - dijo Luna - yo tuve una visión de esto hace mucho tiempo pero... no creí que significaba nada
- ¿De qué estás hablando, Luna? - la pregunté. Fue señalando uno por uno
- Natiri, Reto, Solza, Lucinda, Ácura, Sófula y Ánime - todos nos quedamos mirándolos asombrados. Nunca pensamos que conoceríamos a nuestros... ¿padres?. Cada uno miró a su hijo correspondiente y unos hizo una señal. Yo seguí a Natiri, mi "madre"
Me llevó por un jardín hermoso donde las plazas crecían en paz y libertad, sin barreras, nadie las hacía daño y todo lo que tocaba, cada planta, cada árbol, crecía y se hacía más fuerte. Era precioso. Natiri se paró y me miró.
- Me alegro de verte - no dije nada. Levantó las manos y unas flores preciosas crecieron a mi alrededor como si me tapasen para dormir o me curasen de todas mis heridas. Eso fue lo que hicieron, me curaron mis heridas y me quitaron parte del gran cansancio que tenía encima. Me vistieron, además, con un vestido blanco que me tapaba sólo un brazo y era largo hasta que me tapaba los pies, llevaba un cinturón de cuerda dorada con un nudo y luego colgaba, sin olvidarme de que llevaba unas sandalias planas doradas, a demás de cómodas - ¿te gusta?
- Si - la respondí
- Ya te enseñaré a hacer eso, pero antes, ven conmigo
La seguí, nos volvimos a meter en el palacio. Delante de mí tenía unas escaleras que subías hasta otro piso y luego se separaba en dos. Cuando subimos:
- Por la derecha se va a vuestras habitaciones...
- ¿vuestras? - la corté
- La de tus amigos y la tuya - me respondió mientras giraba a la derecha - por el otro lado son las nuestras.
Fuimos andando hasta llegar a un pasillo con habitaciones a los lados y que terminaba en una terraza amplia que daba la vuelta a todas las habitaciones, de manera que todos teníamos terraza o, por lo menos, la compartimos.
- Esta es tu habitación - me abrió loa puerta. Era más grande que la mí. Una cama doble a la derecha, a mi izquierda un gran armario y una puerta que daba al baño... ¡impresionante el baño! bañera, ducha, lavabo... lo tenía todo, y era todo precioso, no sé qué material era, si mármol o ... lo que fuese. Pero era precioso . Descansa - me dijo Natiri - tenemos todos mucho de qué hablar, pero mejor mañana cuando hayáis descansado.
Cerró la puerta de mi habitación, me cogí un pijama del armario y me metí en la cama. Acontinuación, caí en un sueño profundo...
Castillo de los Dioses.



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