Cibercorresponsales

Tu Destino. Capítulo 2

Publicado por forever el 12/02/2014 · Categorías: Creación

Abrí los ojos y apague la alarma con mucho cabreo, me quedé tumbada en la cama pensando en lo que había pasado o, más bien, en lo que había soñado. Cuando por fin me convencí de que era una tontería y que era hora de espabilar, me levanté de la cama y me fui a la ducha, luego me vestí y bajé a desayunar. Mi madre estaba levantada leyendo su correo en el ipad y mi padre leyendo el periódico, en papel, se podría decir que mi padre es más tradicional en cuanto a la tecnología.

- ¡Buenos días! - dejé la mochila caer al lado de la puerta y fui a la cocina

- ¡Buenos días! - dijo mi madre

- ¡Buenos días! - dijo mi padre - Tienes la leche en el microondas - Fui al microondas a por la leche, por lo menos, tuve más palabras con mi padre que con mi madre.

Me eché los cereales en un bol y luego la leche, me senté al lado de mis padres y mi madre me sirvió un vaso de zumo. Desayunamos en silencio, como siempre, hasta que me sonó el móvil, era un whassap de... ¡Lara! decía que le llamase, que era urgente. Terminé de desayunar y la llamé.

- ¿Sí?

- ¿Lara? Soy Alex

- Ohhh Alex, menos mal, ya era hora, tengo que contarte algo súper fuerte

- ¿el qué? ¿Qué ha pasado?

- Más bien qué no ha pasado

- Vale - me cambié el teléfono de oreja y me senté en el sofá - ¿Qué no ha pasado?

- Lara, no empecemos con el móvil, déjalo y vámonos, ya le contaras a tus amigas en clase lo que tengas que contarlas - Era la madre de la Lara

- Un momento mamá - me dejó sorda del grito que pegó

Entonces, el teléfono se apagó, intenté llamarla más veces, pero no me lo cogía.

- Alex - era mi madre, seguro que para decirme que es hora de irse y que tiene una reunión - es hora de irse, y date prisa que tengo una reunión - lo sabía

- Siempre tienes reuniones mamá

- Cuando seas mayor y trabajes, tendrás reuniones todo el rato

El camino se hizo largo y silencioso, mejor dicho, aburrido como siempre, yo saqué mi libro de lectura y me puse a leer en el coche mientras mi madre decía que me iba a marear y que esos libros no me sirven para nada y que lo único que hacen es llenarme la cabeza de mentiras y absurdidades. Cuando llegamos, esperé impaciente ver a Lara para saber qué era eso tan urgente que me tenía que contar, pero no la vi. Entré en clase y estuve pensando en qué era eso que no la había pasado a Lara.

Cuando llegó el recreo, Carla tampoco lo sabía, a si que salimos súper rápido de la clase para hablar con Lara de lo que no la había pasado. Nos juntamos con las demás y fuimos a un sitio donde nadie nos oyera, en otras palabras, nos metimos en el baño a hablar.

Una vez reunidas las cinco, Lara empezó a hablar:

- Seguramente os vais a sorprender mucho por lo que os voy a contar ahora mismo, pero no os asustéis - todas asentimos y continuamos en silencio, pero a quien más miraba Lara era a mi - me ha pedido salir Juan

- ¿¿¡¡Qué??!! - saltamos Carla, Linda, Verónica y yo

- ¿¡En serio?! - Dijo Linda súper sorprendida - ¿o nos estás tomando el pelo?

- No, no, es en serio, os lo juro

- ¿Era esto lo que me tenías que contar esta mañana que era tan urgente? - pregunté

- ¿A ti también te mandó un whassap diciendo que la llamases? - saltó Verónica

- Sí

- Os lo mandé a todas - nos fijamos en ella - primero se lo mandé a Carla, Linda y Verónica y luego a ti, porque quería saber su opinión antes de preguntártelo a ti

- Preguntarme el qué

- Que... ¿si puedo salir con él?

- A ver...

- ¿Y si no te importa? - interrumpió a Verónica

- Tiempo muerto - hizo una pausa - pero... ¿a ti desde cuándo te gusta Juan?

- Desde...

- Por favor Lara, no digas desde que te lo ha pedido, porque siempre que un chico te pide salir y no te gusta, te empieza a gustar en ese momento - La interrumpió Linda, y Lara se calló.

- Mira Lara - empecé a hablarla - a mí, no me tienes por qué pedir permiso, nuestra amistad no se va a estropear porque salgas con él. Es cierto que él a mí antes me gustaba, pero... antes, ahora no, es más, sabes lo que pienso de él...

- ¡El chico más tonto del mundo! - saltaron todas a la vez y luego reímos un rato

- Entonces... - empezó Lara - si salimos... ¿no te importaría?

- No - fui clara y directa, porque era verdad

- Pero... - empezó Carla - reconoce que un poco te gusta

- Oye... - saltó Lara - no vale eso de que te gusten los novios de tus amigas eh??!!

- No te preocupes, Lara, no te lo voy a quitar, porque no me gusta

- Vale - hicimos todas una pausa - pues... ya sé la respuesta, a si que...ahora vuelvo, voy a responderle

- ¿Qué le vas a responder? - saltó Verónica antes de que se fuera

- Ya sabéis la respuesta - y se fue

- Vamos, que Lara ya tienes novio - dijo Carla, que a todas nos quitó las palabras

Pero en ese instante...

- ¿oléis eso? - salté

-¿el qué? - respondió Verónica

- Ese olor a... - me quedé pensando a qué podía oler - aaa... fresas

- ¿Fresas? - preguntó Carla como si estuviese loca

- Si - la fulminé con la mirada - fresas, ¿es qué no lo oléis?

Empecé a seguir el olor, pero mis amigas no me estaban siguiendo, seguro que esperaban a que despertase del trance de ese olor hasta que... el olor lo perdí y volví a ver al caballo, el mismo caballo de ayer y el de mi sueño. Se puso a caminar y yo le seguí cuando entró en la sala de proyecciones del colegio.

- ¿Quién eres? ¿Qué eres? - me estuve acercando poquito a poquito, cuando me paré.

- Si te dijese quien soy, qué soy o qué quiero de ti, no me creerías – dijo el caballo

- ¿¡Hablas?! – Salté sorprendida esperando una respuesta, pero no me la dio – la verdad es que tienes razón, no sé quién eres, por eso te lo he preguntado, y de qué eres… hombre, pues… me imaginó que serás un caballo – me quedé callada un segundo – pero de lo que quieres de mí, no lo sé.

El caballo se dio media vuelta para mirarme y se transformó en un hombre. Alto, ojos miel, rubio, buenos abdominales. Llevaba unos pantalones vaqueros y una camisa blanca que llevaba por fuera, en cuanto a los zapatos… iba descalzo. Yo me qué de mirándolo y boquiabierta.

- ¿qué, qué ha pasado? – pregunté al fin

- Ya te dije que si te dijese lo que soy no me creerías

- Ya, posiblemente, pero una cosa es oírlo y otra verlo

- Ese es el problema de los humanos – dijo señalándome – que para vosotros ver es creer – hubo un silencio muy incómodo.

- ¿quién eres? – hablé

- Soy el Miguel, hijo de Ánime, rey de los animales, y necesitamos tu ayuda

- ¿Tú y quienes?

- Tu mundo está en peligro, El rey Inferno y su reina Lavorna quieren destruirlo para rehacerlo…

-Alto, alto. Alto, espera – no quise escuchar más – tú… ¿estás loco o qué? Y ¿cómo que mi mundo está en peligro? ¿y quiénes son esos infiernos y lavarnas?

- Inferno y Lavorna – me corrigió

- Me da igual, ¿Se puede saber de qué va todo esto?

- Tú eres la hija de Natiri, la reina de la naturaleza, y te necesitamos a ti y al hijo de Reto para completar el octógono.

-¿Qué octógono?

- El de los ocho elegidos, y tú eres uno de ellos – no dije nada, me quedé quita, pensando en qué contestar

- ¿Es una broma? Porque si lo es, no tiene ninguna gracia

- Has reaccionado de la misma forma que el hijo de Reto

- Vale, pues y qué si.. ¿El hijo de Reto? Es que… ¿está aquí?

- Te daré el mismo tiempo que a él para que te lo pienses, porque el tiempo se nos acaba

- Espera un momento, pero quién es… - y desapareció, así, en la nada

Salí por la puerta y tocó el timbre, el recreo había acabado. Cuando fui a entrar en clase, me choqué con Juan  y me caí al suelo

-¡Anda! – me extendió la mano para ayudarme

-Soy un torpe – le di mi mano para que me ayudase – lo siento ¿estás bien?

- Yo… - iba a responder cuando dos de los idiotas amigos de Juan nos empujaron a los dos y… ¡casi nos besamos! Me puse muy roja y pensé que le corazón se me salía dando vueltas, y me separé muy rápido. Nos quedamos mirando un rato cuando…

- ¡Alex! – Salvada por la campana, era Carla - ¿dónde estabas? Te estábamos buscando- yo no la estaba escuchando, estaba mirando a Juan y él a mí, cómo si estuviésemos volviendo a repetir los sucesos para entender lo que había pasado - ¡Alex! – me dio un pequeño empujón para que despertase del trance – Ahh… hola Juan, no te había visto

- Yo… - dejó de mirarme para ver a Carla y luego volvió a mí – mejor me voy – y nos dio la espalda. Estuvo a punto de decirle que no, que no importaba, pero me acordé que ahora es el novia de Lara.

- ¿entramos? – preguntó Carla

- Si – y entramos.

 

No me preguntéis qué asignaturas tuve o qué di, porque no me enteré de nada. Estaba todas las horas pensando en lo que había pasado con Juan y lo que había sentido y en lo que me dijo ese chico tan raro, el hijo de… no me acuerdo. Cuando terminaron las clases salí corriendo para llegar a casa cuanto antes, de manera que el día terminase pronto.