Anatomía Del Dolor Del Alma. XXI
Mi corazón de escritora
y mi alma de artista
no perdonan la violencia
que en la mente aflora.
Y esperan el momento
de brillar una vez más
pensando en recordar
que de este mundo cruel
luz y paz puede emanar.
No les queda tinta
a mis manos de abedúl
para seguir dibujando
cada palmo de tristeza
que en tu cuerpo encuentran.
Alma de nieve,
suave manto,
el que relata mi canto.
Corazón de fuego,
rugiente flama,
la que de mi amor habla.
Mente de hierro,
dura sensación,
la que te cuenta mi dolor.



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