Las gotas de rocÃo
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El brillo de las gotas de rocÃo en los etéreos árboles que se encontraban en el camino, me invitó a pensar en cómo tus ojos flameaban de gozo prudente bajo las pobladas cejas que me invitaban a acercarme. El movimiento de las ramas de los árboles, resistiéndose ante la suave brisa, me recordó la manera en la que tus brazos alzaron mi cadera con una delicadeza similar a la del parpadeo de un búho taciturno. Las hojas susurraban el nombre del viento, al igual que tu melodÃa escandalosa, como si de hierro forjándose se tratara, deletreó mi nombre aquella noche de invierno. La lluvia que cae de las ausentes nubes me hace preguntarme qué es lo que ocurre, me hace preguntarme por qué tu fluida existencia no es cognoscible por mi corazón, me hace preguntarme por qué vientos huracanados susurran en mi pecho cuando te acercas. Entonces te veo, y me acuerdo. Me acuerdo de las pupilas marrones chocolate que aquel dÃa llenaron mis ojos de belleza formal, que me permitieron imaginarme cómo se cabalga al viento, cómo hieren las gotas de lluvia, como calienta el hielo del musgoso fango, cómo mi alma truena cuando tu silencio rompe la quietud del lugar. Tus delicadas manos con tacto de tronco permiten que mi piel se erice, al igual que la luna provoca que las olas de mis ojos te miren desinteresadamente mientras pienso en el fino tacto de tus labios, mientras pienso en las comisuras de tus labios cuando sonrÃes, mientras pienso en la intensidad de tu alegrÃa cuando tus dientes muestran, de mi vida, una alegorÃa. Labios en los que me perdÃa, labios en los que me pierdo y labios en los que me perderé. Labios que evitan que siga el hilo hasta la realidad, labios que evitan que escuche las ramas que cantan en los árboles. No son tus labios, no. No son tus firmes ojos, no. No son tus manos, no. Es tu sonrisa, sonrisa alumbrada por tu magnificente alma. Sonrisa que me permite entender cómo es posible ser feliz. Sonrisa que permite que entienda los intrincados claroscuros de la vida. Sonrisa que achaqué a tus dificultades y que ahora, que entiendo, se la acuso a la luz que permite que sea capaz de verme a mi mismo. Luz, que me permite ser feliz. Luz, que se refleja en las gotas de rocÃo de los etéreos árboles que se encontraban en el camino...



Comentarios
airunosa - hace más de 9 años
Que bonito Luisc, que pena que te leamos tan poco, con tatas cosas que tienes para decir.
julialalalasehizoguia - hace más de 9 años
¡Qué bien escribes, Luisc! Opino lo mismo, estarÃa genial leerte más, escribes muy muy muy muy bien :O
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