La amistad ante todo.
Hace 87 años sucedió un episodio de la historia nacional que es imborrable, la Guerra Civil Española. Una guerra que enfrentó a hermanos, padres e hijos, amigos y sobre todo a un país que lo dividió en dos partes iguales, los denominados nacionales y republicanos.
Donde yo vivo, la Extremadura rural de interminables fincas y ricos terratenientes, gobernada por estos mismos, apoyó a los insurgentes. Los que hubiesen tenido que ver con el gobierno anterior, fueron perseguidos para que los encarcelaran o algo peor.
Con esta situación dos afiliados a la UGT decidieron huir. Decidieron ir a una cueva en la sierra bautizada por la gente como la cueva de “Chico Cabrera” por un famoso bandolero del siglo XIX que se dice que vivió allí.
Se trata de una zona de difícil acceso, porque está a 10 km del pueblo y para llegar hay que conocer bien la zona, porque es un bosque de encinas muy cerrado y por último la entrada de la cueva está escondida y es muy angosta.
Ellos dos huyeron prácticamente con lo que tenían encima y al cabo de los días se quedaron sin comida y sus mujeres fueron a buscar ayuda.
La cueva estaba dentro de una gran finca llamada Benavente, de la que mi bisabuelo, Jose María Chaparro Sanz era guarda, él vivía junto a su familia en la casa de la finca.
Un día, aparecieron en la casa dos mujeres desconsoladas en busca de mi bisabuelo, eran las mujeres de los dos fugados que pedían ayuda para que él les llevase la comida. Mi bisabuelo era un ferviente admirador del general Franco, al que conoció en la llamada “Guerra del Moro” por una pequeña casualidad.
Él aceptó encargarse de la comida de ellos dos, por una razón de peso, los 3 eran de la llamada “quinta” del 1890 y él decidió ayudar a sus amigos antes que seguir su ideología.
Él junto a su yegua recorría más de 20 km diarios para llevarles según él “su tabaquito y el pucherito de sus mujeres”. La cosa prosiguió igual durante los 3 años que duró la guerra, hasta que un familiar los delató a los dos republicanos, que fueron apresados en un camión destino a su desenlace final, una bala de mauser en la nuca.
Las viudas se llevaron a la tumba el secreto del ayudante de sus difuntos maridos, pero mi bisabuelo no, él contó esta historia a su hija , mi abuela, ella me contó esta historia hace años, cuando era pequeño. Mi bisabuelo demostró que los amigos de verdad están por encima de todo.
Fco Javier



Comentarios
rulparty - hace más de 2 años
¡Wow!
Qué relato más emocionante. Gracias por tener la generosidad de compartirla en Ciber.
Existen muchas historias de la Guerra Civil que deberían recordarse, por justicia y reparación.
¡Gracias!
chupiparty - hace más de 2 años
Qué grandes son lxs abuelxs.Qué importante escuchar sus historias porque son la memoria de lo que fuimos y nos trajo hasta aquí. Qué suerte que tu abuela y tú hayáis encontrado el momento para compartir esta historia. Ojalá puedas regalarnos alguna más. 😜
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