Homenaje a Kevin Doe
Mi nombre es Kevin, vivo en Sierra Leona. Mi sueño es ser profesor porque quiero cambiar mi país. Pero me temo que no va a ser posible. Mi país es muy pobre, no hay escuelas, ni agua corriente y si tengo suerte, puedo comer al medio día.
Mis padres están haciendo todo lo posible por ayudarme: con mucho esfuerzo, han conseguido que un profesor particular venga una vez a la semana a enseñarme los conceptos básicos. También intento convencer a mis padres de que me dejen ir a la escuela, pero ellos no quieren porque la más cercana está a treinta kilómetros de mi aldea.
Mi madre, todas las mañanas, me mandaba a por agua a una fuente que está a unos quince kilómetros de la aldea.
Aquella mañana podían ser cerca de las ocho cuando, camino de la fuente, vi una aldea a lo lejos en la que nunca me había fijado. Así que guiado por mi curiosidad me acerqué. No encontré nada fuera de lo normal: niños correteando, mujeres lavando y limpiando y los hombres estaban todos cazando.
Todos menos uno, que parecía no vivir allí. Se quedó mirándome fijamente, cosa que me asustó un poco. El hombre se me acercó y me dijo – hi, wat is jou naam- que significa hola, como te llamas en africano.
Yo tímidamente y con la voz entre cortada le respondí -Kevin-, - ¿hablas inglés?, me preguntó, yo le dije que sí, y él empezó a contarme que el era del gobierno del país, y que había venido a la aldea donde se crió a pasar unos días con su familia.
Yo le conté que vivía en una aldea que estaba cerca de la suya y que mi sueño era que de mayor quería ser profesor. Él me dijo que en aquella aldea donde estábamos él también empezó un sueño, y ese sueño era ser político, y que ha conseguido hacerlo realidad. Me dijo también que fuera al día siguiente, que quería seguir hablando con migo.
Cuando llegué a mi aldea, mi madre estaba muy preocupada, y lógicamente me riñó y me castigó, pero cuando le conté lo que me había pasado se le cambió la cara. Al día siguiente, volví a aquella aldea, pero esta vez con mis padres. Aquel señor, llamado Muskeba, nos llevó a Freetown, la capital de Sierra Leona, donde pude estudiar y cumplir mi sueño.
(Esta historia se la dedico a Kevin Doe, el genio de Sierra Leona. Pincha aquí para saber más de él)



Comentarios
partyflipa - hace más de 11 años
Grande el relato y, por cierto, muchísimas gracias por el enlace. No conocía a este chico.
No se pueden incorporar más comentarios a este blog.