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From lost to the rivi. (?)

Superluna - Capítulo 3: ¿Un pueblo fantasma? No creo...

Publicado por jorgerivi el 04/07/2014 · Categorías: Creación, Superluna, Historias

[¡Hola Ciberamigos! Antes de nada he de deciros que he tardado mucho en escribir este episodio porque he estado un poquito ocupado planeando las vacaciones y eso, aparte que no encontraba inspiración y me daba pereza encender el ordenador... Pero en fin, ya estoy disponible para vosotros (Uuuuhh, chicaaas... (?) e.e). En fin, espero que disfrutéis de este capítulo y... ¡feliz verano!]

 

Tras aquel susto que se llevó Tetsuya yo estaba más nerviosa de lo normal. Jin me lo  notaba, pero él no sabía lo que pasaba en realidad, ni siquiera se lo imaginaba. Yo intentaba parecer normal, pero con lo de Tetsuya sería mejor tomar precauciones. Al volver al asentamiento donde estábamos, todos nos acostamos... Bueno, casi todos. Entre lo de la amiga de Jin y lo que vio Tetsuya no podía pegar ojo. Miré al horizonte apoyándome en un tronco mientras veía consumirse el fuego alrededor de todos nosotros. Para evitar que se apagara el fuego eché un tronco al fuego y me metí en el saco de dormir. En ese momento pensaba en qué nos depararía el futuro.

 

Sin darme cuenta Jin me miró y me dijo:

 

–Ryu... ¿En serio que estás bien?

 

Le miré y eché la cabeza hacia atrás:

 

–La verdad, no lo sé...

–A ver, cuéntame qué te pasa. –Dijo sentándose a mi lado.

 

Me sonrojé un poco, pero como era por la noche no se notaba.

 

–Bueno... no es gran cosa, pero... ¿Sois tú y Kanako algo más que... amigos?

–¿Más que amigos? Jajajajaja, venga Ryu.. –Jin echó la cabeza hacia atrás.

–Oye, no te rías. –Miré al otro lado.

–Venga Ryu, no te enfades, anda...

 

De pronto sentí un brazo que se enlazaba con otro y me echaba hacia atrás. Acto seguido, aterricé en el pecho de Jin y me sonrojé bastante. Me abracé a sus rodillas y poco a poco me quedé dormida. Supongo que Jin también se quedaría dormido, aunque sentí una caricia.

 

A la mañana mis amigos se fueron despertando poco a poco hasta que Kanako se despertó y nos vió. Se acercó al río, cogió un poco de agua y nos la echó por toda la cara. Jin pegó un bote y yo con él. Abrí los ojos y me fijé en Kanako riéndose.

 

–¡Te voy a matar, niña malcriada! –Me levanté de golpe pero Jin me cogió.

–Para, Ryu, solo ha sido una broma... –Dijo Jin riendo.

–Pues no me ha gustado, ¡hum! –Inflé las mejillas y miré a otro lado.

 

Todos se empezaron a reir uno a uno, hasta que acabé yo por soltar una carcajada.

 

Recogimos todo y nos dirigimos más adelante. Caminamos bastante tiempo y a lo lejos divisamos unos edificios. Pusimos la vista en el horizonte y dijo Tetsuya:

 

–¡Apresurémonos! ¡Hay una ciudad y seguro que hay gente! –Dijo adelantándose un poco.

 

Nos miramos entre todos y cada uno asintió. Nos dirigimos a aquella pequeña ciudad, más parecida a un pueblo. Entramos al pueblo y estaba deshabitado, no había ni un alma. Era un pueblo fantasma.

 

–¿Holaaaa? –Gritó Terumi–. ¿Hay alguien?

–Ni lo intentes, parece que no hay ni un alma en este pueblo... –Dijo Miyuki.

–¿Nadie? ¿Ni si quiera un policía? –Replicó Terumi.

–Nadie, este pueblo está vacío. –Respondió Rei mirando al suelo–. Parece que salieron huyendo o algo parecido...

–Bah, en fin, hay casas, y seguramente estén libres... ¡Cama y comida gratis! –Resaltó Terumi.

–Terumi tiene razón... Puede que encontremos algo que nos pueda servir. Chicos, nos dividiremos en dos grupos; uno buscará comida y bebida y el otro explorará el pueblo. –Anunció Jin–. En el grupo uno estarán Ryu y Rei. En el otro Terumi y Miyuki. Kanako, Tetsuya y yo nos quedaremos juntos, dado que tenemos que cuidar al enano.

–¡Eh, que no soy ningún enano! –Replicó Tetsuya inflando sus mejillas–

 

Todos reímos y acto seguido nos dividimos en aquellos grupos. Yo fui con Rei a buscar comida, los otros chicos fueron a explorar el pueblo y Jin, Kanako y el pequeñín fueron a refugiarse en una especie de cabaña que había en la entrada del pueblo. Miré a Rei y empecé a hablar:

 

–Parece que nos han dejado solas, Rei... -Dije rompiendo el hielo–. Espero que no nos pase nada.

–Tranquila Ryu, somos chicas, podemos cuidarnos solas... –Respondió Rei.

 

Ir con Rei me transmitía cierta seguridad, dado que ella era la chica con la mejor forma física del instituto, incluso había ganado a muchos chicos. Sería así porque su padre era militar, supongo...

 

Al cabo de un rato nos encontramos una especie de supermercado y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Me sonaba de algo ese supermercado, pero dado que ya había superado este nivel en el videojuego, no me acordaba mucho. Entramos en el supermercado y Rei empezó a coger bolsas. Yo inspeccioné todo el mercado hasta encontrarme una puerta, que seguramente conducía a el almacén. Entré lentamente y caminé por un largo pasillo muy oscuro. Encendí la luz y un fluorescente empezó a parpadear lentamente. La imagen de aquel pasillo era muy tétrica: La instalación eléctrica era muy pobre, la pintura de las paredes estaba cayéndose a trozos, incluso había cajas de fruta y comida llena de moho por el suelo. Tras caminar unos metros, a mi derecha encontré una puerta entreabierta, en la cual había un charco de un líquido rojo y seco. Me asomé y allí estaba. Un cuerpo sin vida, devorado por varias partes. Empecé a hiper ventilar, tanto, que el cuerpo abrió los ojos y me miró. Tenía una mirada penetrante, tanto, que el corazón me dio un vuelco y sentí como si me atravesara una espada. Ahogué un grito y salí corriendo de ahí. Al llegar a la puerta que daba al pasillo por donde había entrado, miré atrás, pero no vi nada, dado que el pelo me lo tapaba. Cerré la puerta de golpe y me senté en el suelo con la respiración muy acelerada. Di tal portazo que Rei fue corriendo hacia mí.

 

–¿¡Ryu!? ¡Ryu, responde! –Gritó agitándome como a una muñeca–. ¿¡Que ha pasado!?

 

La miré y con respiración acelerada dije:

 

–Estamos en peligro.

 

Tras expirar aquella frase, le conté toda la historia a Rei.

 

Mientras tanto, en la cabaña ocurría otra historia.

 

–¡Buah! ¡Que aburrimiento! –Kanako se tumbó en la cama mirando al techo.

–Kanako, ya te he dicho que no podemos salir con el niño. –Respondió Jin–. Si estamos dentro de un videojuego, como dice Ryu, debemos quedarnos aquí.

 

Tetsuya era muy curioso, daba vueltas por la habitación, buscaba en los cajones...

 

–Tetsuya, para... Deja de rebuscar... –Dijo Jin–. Hay que dejar esto limpio para cunado lleguen los chicos...

–Vaaaale... –Tetsuya se apoyó en los pies de un armario. De pronto, una pata del armario se rompió y empezó a inclinarse. Jin se lanzó contra el armario y lo sujetó. Tetsuya se apartó corriendo y Jin dejó el armario en el suelo.

–¡Te lo dije! –Le replicó Jin.

–Lo... Lo siento mucho... –Tetsuya bajó la mirada.

–¡Si es q...! Un momento... –Jin observó que había un agujero en la pared. Metió la mano y tocó algo frío como el metal. Rompió un trozo de la pared miró dentro y se sorprendió mucho–. Chicos... Mirad.

 

De repente Jin sacó una escopeta y la dejó en el suelo.

 

–¡Que guay! ¡Un arma! –Tetsuya intentó cogerla pero Jin le dio un toque en la mano–. No puedes cogerla, eres muy pequeño.

–Pues que asco... –Respondió Tetsuya.–

–¿Eso es todo lo que hay, Jin? –Preguntó Kanako.

–No, también hay más cosas... –Jin sacó seguidamente un revólver con el cargador lleno y un gran cuchillo, de los que llevan en el ejército–. Parece ser que en esta cabaña vivía un militar o algo así...

 

Unas horas después, cargadas con bolsas de la compra salimos del supermercado Rei y yo.

 

–Por favor Rei, te pido discrección... –Supliqué.

–Vale, pero al más mínimo peligro, se lo contaré a todo el grupo... –Respondió Rei.

 

Las bolsas pesaban mucho, pero en una esquina del supermercado encontramos cun carro de la compra. Las dos nos miramos y suspiramos. Varios minutos después llegamos a la cabaña y llamamos a la puerta. Jin abrió y metimos el carro dentro.

 

–¡Guay, comida y agua! –Grito Tetsuya.

–Genial chicas... Pero mirad lo que he encontrado...

 

Jin nos enseñó las armas.

 

–Huh... Un revólver Phyton... Ya no los fabrican... –Dijo Rei.–

–¿Sabes cómo va esto? –Preguntó Jin.

–Claro, mi padre era un general y me enseñó a usar armas.

–Interesante... –Dijo Jin.

 

Minutos después alguien llamó a la puerta. La abrí y estaba Miyuki jadeando.

 

–Chi... Chicos... ¡Hemos encontrado algo alucinante!

–Dejame adivinar... ¿Armas? –Pregunté.

–Pues sí... ¿Cómo lo has adivinado? –Preguntó Miyuki.

 

Jin enseñó el arma y Miyuki abrió los ojos.

 

Miyuki nos condujo hasta un búnker que encontró, y vimos a Terumi esperando en la puerta con una especie de katana.

 

–¡Eh, aquí! Mirad lo que hemos encontrado. –Terumi mostró su espada y a Tetsuya le brillaron los ojos.

Chicos, mirad en el búnker. Os llevaréis una sorpresa... –Todos nos metimos en el búnker excepto Terumi y Tetsuya.

–¡Jo, una espada! Que chulada. –Dijo Tetsuya con los ojos brillantes.– ¿Sabes usarla?

–Pues claro, chaval... Mira con que destreza...

 

Terumi se fijó en un tronco pequeño de madera que estaba anclado al suelo y corrió hacia él. Dio un tajo atravesando el tronco. A los pocos segundos el trozo del tronco se deslizó y cayó al suelo. A Tetsuya le empezaron a brillar los ojos.

 

–¡QUE GUAY! ¡A partir de ahora sé mi maestro, porfi! –Suplicó Tetsuya.

–Pues claro, chavalín. –Dijo Terumi revolviéndole el pelo a Tetsuya.

 

El búnker estaba lleno de armas: Granadas de fragmentación, fusiles, rifles de precisión, pistolas, ametralladoras... Al mismo tiempo el sol se estaba poniendo y las montañas lo cubrían.

 

–Muy bien chicos... A equiparse. –Dijo Rei.

–Rei, ¿estás loca? ¿Pretendes que mi hermano y los demás se equipen con esto? –Replicó Miyuki.

–Sí, estoy segura que las necesitaremos, además... Tu hermano ya es suficiente mayor para llevar un arma.

–Me niego, Rei.

–Rei, él tiene razón. Será mejor llevarlas a casa y ya veremos lo que hacemos con todo.

 

Lo metimos todo en una caja y lo llevamos a la cabaña. Cerramos la puerta poniendo una gran mesa de piedra bloqueándola. Llegó la noche e hicimos inventario de los víveres.

 

–Bien chicos. Con esto podremos vivir aquí una temporada. –Anunció Jin–. Hay más comida en el supermercado, a si que estaremos bien aquí...

–Pero no podremos vivir aquí eternamente. Algún día tendremos que abandonar este sitio. –Advirtió Rei.

–Eso ya lo planearemos más adelante. –Respondió Jin.

 

Exploré un poco la casa y encontré un cuarto de baño. Había una gran bañera y había botes de champú a medio terminar. Volví al salón y les sugerí a las chicas asearnos. Nos metimos en el baño mientras los chicos preparaban todo.

 

–Oye Jin... ¿Qué tal si echamos un vistazo...? –Le dijo Terumi a Jin mientras cortaban unas verduras–. Seguro que Rei está... Ahhh... –Le empezó a sangrar la nariz a Terumi.

–No hagas esas cosas, eres un pervertido... –Dijo Jin riendo–.

 

Miyuki y Tetsuya también empezaron a reírse.

 

Tras preparar la cena, los chicos se ducharon y al terminar todos empezamos a cenar. Daba gusto comer juntos, parecía una cena de fin de curso, pero entre amigos. Todo parecía perfecto, pero muy pronto cambiaría. Muy pronto un grupo numeroso de no muertos peligrarían nuestra vida.

 

Fin del capítulo 3.

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