Cibercorresponsales

Derrotada

Publicado por lissie el 04/08/2014 · Categorías: Creación

Cuervos atacando mi cabeza; sumergiendo sus picos en lo más profundo de mis córneas, adentrando su batir de alas en lo más profundo de mi cabeza. Cuervos que se hicieron con el poder de todo mi ser y que ahora, ciegan. Solo soy una sombra tropezando con el aire, impulsada contra el viento, derrotada por el sufrimiento.

Vuelven noches lúcidas, días oscuros, hinchazón en los ojos, palabras con miedo a salir de esta mugrienta sombra. Nada, no queda nada, todo vuelve a estar vacío entre la niebla y apenas puedo observar tu silueta acercándose, déjame sentir el calor de tus brazos pequeño espadachín que lucha lejos contra la nube que se mece entre nuestros cuerpos.

Un ser que derruido entre las escamas de su piel, un ser que, enloquecido por vuestras maquinaciones, se arrancó el cerebro de cuajo e introdujo en ese entendimiento desgarrado un corazón que no deja de palpitar y le perturba su cabeza.

”PUM PUM PUM PUM PUM PUM PUM PUM PUM PUM PUM PUM PUM PUM PUM” ¡BASTA YA! ¡NO QUIERO MÁS!¡VOY A EXPLOTAR!

Grito a través de la mirada, mas mis ojos se han transformado en pienso para pájaros y nadie puede ver el dolor que mi pecho está sufriendo. Ese dolor punzante que te ahoga en un lago de llamaradas y te eleva a los cielos inundados por nuestras propias lágrimas.

Pequeños entes negros que atormentan mi existencia, aquellos que borran mis huellas y no aprecian todas las lágrimas que hay detrás de esta sonrisa cosida con hilo y aguja. ¿Cómo he de secar mis ojos si me plantáis un campo de cebollas? ¿Cómo puedo levantarme si me ponéis la zancadilla?

Inmortal de mí que cuchillada tras cuchillada por la espalda sigo en este cochino mundo sonriendo como si no pasara nada, como si no hubiera mañana. “No duele”, me engaño. Vivo al borde de la desesperación, arrancando corazones podridos y reemplazándolos por engranajes nuevos. Sí, soy esa máquina oxidad que arregla demasiado y no recibe nada; un robot al que nadie paga por no ser persona y no se dan cuenta que soy más humana que cualquiera de las piezas por las que sustituyeron sus corazones.

Dejad de arrancarme la ilusión tan rápido porque prometéis un cielo lleno de luz y maravillosos días y luego me enterráis bajo la tierra que juntos pisábamos cada atardecer.

“Tristeza”, un sentimiento embellecido con palabras, un dolor que nadie aprecia. Y si lo apreciáis, pequeños gorriones transformados en cuervos, lo veis en forma de inspiración o lo que vosotros llamáis arte, pero la verdad es que, es un último grito de auxilio.