Silencio.
Ese instante en el que el destino decide convertir tus ojos en un desierto sin lágrimas y gira tu boca ciento ochenta grados para embellecer el paisaje con una sonrisa gigantesca. Ese es el momento del que te quiero hablar. Sí, a ti, que cuidadosamente lees mis palabras y recreas el escenario del crimen que temerosamente he cometido; amar. Puede que mi historia sea un tópico más que no interese leer, pero nunca es tarde para profundizar en los párrafos, para nadar más allá del horizonte de mi océano…
Noviembre llega frío y una red social me arrastra hasta un desconocido. ¿Le sigo no le sigo? Quiero conocer gente, pero el miedo hace retroceder mi mente mas con un movimiento rápido y seco, sin apenas pensar en lo que estoy haciendo, acepto.
Nada, no pasa nada, una cuenta más que coleccionar; frases que acaban expandiéndose por la red sin tener sentido alguno para esta alma agitada que va dando tumbos por el mundo. Llega lento el día en el que su mano se extiende y las yemas de nuestros dedos se conectan a través del miedo, sin apenas conocernos. Estoy mal y ese desconocido decide animarme a pesar de no saber nada sobre el diminuto ser que habita en mi cabeza, me agarra de la mano a través de una pantalla y me levanta.
Recuerdo aquella primera vez que le tuve cara a cara, evitando sus miradas, vigilando el horizonte de una ciudad contaminada y odiada, observando el suave movimiento de sus labios cada vez que hablaba, ese día me di cuenta de que le admiraba, pero no era consciente de lo que pasaba.
También vuelve a mi cabeza la primera vez que me sonrió y me quedé embobada con su sonrisa, se me quedó clavada en la mente y pensé: “es preciosa… ¿por qué digo eso?”
Puede que esto no sea más que una cursilada, pero tú decides si abandonar la batalla o seguir leyendo hasta el fin de mis renglones. Y es que, llega el segundo día que le tengo delante mía y le miro y me río y le veo ahí, a mi lado, mas sigo sin darme cuenta de nada. Todo el mundo ve lo evidente y yo me ciego por las mentiras de aquel que supuestamente me amaba. Borracha, sí, estoy borracha entre luces y pequeños achaques por culpa de tus falsas promesas de tus acciones a medias, y él me mira y lloro, lloro porque me hacías daño mientras él sufría con mis lágrimas. Noto que alguien me abraza.
Días más tarde sus brazos me rodean miles de veces hasta que mis brazos se paralizan rodeando su cuerpo, ojos marrones que aprisionan mi mente y borran cualquier clase de recuerdo doloroso, silencio, flotamos dentro de una habitación testigo para declararnos culpables de haber parado el tiempo. Él, yo y nuestras miradas conectadas, mis oídos se abren y lo primero que escuchan es su respiración agitada, siento su pecho contra mi pecho. “PUM PUM PUM” el corazón golpetea agitado, quiere salir disparado y gritarme que me ama. Su barbilla reposando contra la mía, el tiempo se pone en movimiento al ritmo en el que nuestros labios por primera vez se besan y me doy cuenta.
Así que… ¿esto es lo que se siente cuando estás enamorada?




Comentarios
partyflipa - hace más de 11 años
Qué pasada, qué dulzura leerte.
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