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‘Una visita inesperada’, Capítulo 2º de “La guerra de almas

Publicado por juanra el 04/03/2014 · Categorías: Creación, Concurso Y tú, ¿qué?

Varias semanas después de los raros acontecimientos de los hombres con capucha, intenté seguir con mi vida normal, como si no hubiera pasado nada. Guardé la daga en una caja de metal con cerradura, pero de poca protección. Yo sabía que en algún momento u otro vendrían a buscarme.

Entonces, un día apareció en la puerta de mi casa un hombre bastante mayor con una larga barba blanca y con una túnica blanca y dorada:

-Saludos, Erik Felton. No te diré mi nombre, ni mi identidad, ni de dónde vengo… a no ser que vengas conmigo - dijo el anciano.

Fue muy directo con esas palabras y no sabía de qué iba, así que le dije que pasara para hablar más tranquilamente.

-Lo siento pero no pienso ir a ningún  sitio sin saber a dónde, ni cuáles son tus intenciones - le dije, ya sentado en el sillón.

Aunque parecía de fiar, no podía irme sin avisar a mi abuelo. Además, eso sería un disparate.

-De acuerdo, te tengo que poner un poco al día de los hechos -. El anciano comenzó a hablar una vez que se sentó en el sillón.

-Me llamo Arklan, y soy el líder de la legión de los caballeros del alma dorada: una legión de soldados de elite, que luchan por defender a la humanidad de los demonios infernales creados por los señores oscuros . Su voz era profunda, severa y, a la vez, inspiraba confianza…

-Estos demonios fueron derrotados hace muchas lunas por los cinco guerreros de la luz, pero, después de eso, Arkrom, el líder infernal de la oscuridad, tuvo la idea de crear una raza de soldados diabólicos llamados los Krinarios . Artrom, después de consumir tanto poder se vio obligado a caer en un sueño largo y profundo para reponer fuerzas. La raza humana se vio obligada a crear una defensa contra los estragos que causaban estos diablos. Y así nació la legión del alma dorada. Pero aquí no termina todo. Rondor, el más poderoso de los cinco guerreros de la luz, forjó una espada llamada La Killstrom, con el fin de desequilibrar la balanza de la guerra. Después de tanto tiempo, la profecía se ha cumplido y la espada ha aparecido en tus manos.

(Continuará)