El niño del último pupitre: Capitulo 5
Capítulo 5: El empujón
No lo vi venir.
Estaba yendo hacia la clase.
Con los libros en la mano, la cabeza agachada, los auriculares puestos aunque no sonaba nada.
Y de pronto…
una mano en la espalda.
Un golpe.
El suelo.
Mi cuerpo cayó como cae un cuaderno viejo.
Sin ruido.
Sin importancia.
Escuché las risas.
Primero una. Luego varias.
Como una cadena de carcajadas que no paraba.
—¡Qué torpe!
—¡Se ha comido el suelo!
—¿Lo habéis visto? ¡Qué ridículo!
No dije nada.
Ni miré.
Ni lloré.
Me quedé allí.
Con la mejilla pegada al suelo,
con las piernas desordenadas,
con los libros por todas partes.
Esperaba que alguien viniera.
Una mano. Una pregunta.
Un simple “¿estás bien?”.
Pero no llegó.
Nadie vino.
Nadie preguntó.
Solo pasaron de largo.
Algunos esquivaron mis cosas como quien esquiva una piedra.
Otros ni miraron.
Y ahí entendí que no hay nada más frío que el suelo cuando caes...
y nadie quiere levantarte.
No me dolía la rodilla, ni el codo, ni la barbilla raspada.
Lo que dolía era otra cosa.
Una parte más adentro.
La que nadie ve.
La que nadie cura con tiritas.
Esa que solo se sana… cuando alguien, por fin, decide verte.



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