Capitulo 6: Adiós, abuelo, adiós
Hoy era el peor día que llevo en Fitero, era el día en el que teníamos que echar las cenizas de mi abuelo Gorka dónde él quería.
Me levantó mi madre diciéndome:
- Hoy es el día...
- ¿Qué pasa, mama?
- Pues... que hoy tenemos que echar las cenizas de tu abuelo.
- ¿Dónde?
- A 700 metros del huerto de vuestro amigo el Grapa.
- OK.
Ese día a parte de esa desgracia, lo hice normal. Me fui a comprar el pan, a comprar el agua.
Después, me fui a la biblioteca, y volví a casa antes de lo normal, porque había quedado con mi madre a las 12:30 en casa para irnos.
Yo como siempre, llegue diez minutos mas tardes. Me estaban esperando mis padres, mi abuela, mis tíos, mis primos y los amigos más cercanos de mis abuelos. Rápido me cambie y me puse un pantalón vaquero azul claro con una camisa lisa rosa y una pajarita deshecha (a la moda.
Cuando llegamos al monte, en una pinada dónde había un montón de huesos de cabras, todos dijimos al unísono:
- ¡Vaya, que causalidad. Al abuelo le encantaban tanto las cabras!
Mi madre, abuela y tío, dijeron unas palabras en honor a mi abuelo.
Todos nos pusimos a llorar, nos dieron a todos los asistentes un poco de las cenizas de mi abuelo, rezamos un padre nuestro en voz alta y tiramos las cenizas al suelo.
Y ese día nos dimos unos lujazos en honor, porque el también le hubiese gustado que lo hiciéramos por él (ahora os explico todo)
Después, de todo al lado de donde estuvimos hay un balneario muy famoso en todo Navarra. Lo primero que hicimos fue ir a tomar el “vermú” en un bar de al lado del balneario donde tienen pavos reales y la comida es muy buena. A continuación, nos pegamos uno de los lujos de pasar todo el mediodía en el balneario: estuvimos en la piscina climatizada, baño turco, chorros a presión. Y lo que más molo fue, que nos metimos en una especie de sauna natural donde ves pasar las aguas subterráneas con el agua a aproximadamente a 200 grados. Comimos en el restaurante del balneario.
Por la tarde después, de comer nos fuimos todos excepto los mejores amigos de mis abuelos a la piscina del Fitero, estuvimos desde las cinco de la tarde hasta las ocho. ¡Que bien me lo estaba pasando, pero que rápido se me paso el tiempo! Nos fuimos a casa para ducharnos y cambiarnos porque ¡Nos íbamos a cenar fuera y luego, de fiesta! Nos fuimos a cenar a un restaurante que esta a un kilómetro de Fitero, nos pusimos las botas.
Lo que cenamos fue: mi madre (cocochas de merluza y merluza rellena), mi padre (coliflor con bechamel), mi abuela (paella) y yo (entrecot de ternera y una sopa de fideos).
Cuando quisimos venir a casa eran las dos de la mañana.
Y al final de todo lo malo que he hecho en todo el día, los lujos que hemos tenido, van dedicados a él mi abuelo Gorka.



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