Navajo
¡Buenos/as (Insertar momento del día actual) !
Yo soy el Sr. Partner, (o creo que lo sigo siendo después de la fiestecita de anoche), y si he venido hoy aquí es para compartir con vosotros un pequeño fragmento de una novela, más o menos autobiográfica pero con bastante ficción, que tengo en proceso. En ella, el protagonista habla de uno de sus amigos de la adolescencia, el cual se había ganado el mote de Navajo. ¡Disfrutad! ¡Y un (Insertar contacto físico con relación a la confianza personal) !
Se despide, abiertamente, Sr. Partner (Insertar no venga, ya paro, es broma. ¡Un abrazo!)
"Navajo siempre había sido el tipo de persona que conoces, sabes cuales son sus más y sus menos, compartes muchas opiniones sobre el país en el que vives, pero aún así te gustaría compartir un poco de su libertad vital. Navajo siempre había sido aquel chico, una proyección de lo desaliñado, bohemio y soñador que había dentro de mí. Ese no era su nombre real, ni mucho menos, pero el mote se lo había ganado debido a su vestimenta, siempre tan ricamente decorada con motivos, que hacía recordar a la tribu indígena estadounidense más numerosa. A pesar de que a mi amigo y a mí nos sacaba un par de años, todo el tiempo que nos veíamos encerrados en el instituto lo pasábamos juntos, ya que en nuestras tardes libres, él se iba con amigos más acordes con su edad. Siempre me acordaré de las muecas que nos hacíamos en clase de historia mientras Ignacio, aquel seco, pero amable profesor, hablaba sobre la Guerra Civil en España, justo después de ponernos la Gymnopedie no. 3 de Erik Satie. En las clases de Lengua e Inglés peleábamos entre los dos por adivinar si la chica más sexy de clase nos miraba a uno u a otro. Obviamente, en la graduación, descubrí que a quién miraba durante todo el curso era a él, aunque siempre hablaba más conmigo. Mi amigo Lobo se desesperaba o se reía al vernos a los dos compitiendo por una chica. En los recreos se traía el monopatín y nos dejaba montar, enseñándonos lo básico en una vacía pista de fútbol, cercada por una jaula y bastante próxima al instituto. También nos dejaba los cascos conectado a su MP3, lleno de canciones del folkclore, rock español de hace un siglo y temas indie totalmente desconocidos para mí. Tras el recreo, y en las clases de Filosofía, Navajo siempre se mostraba desesperado ante la latente ignorancia de nuestros compañeros, que se cerraban en una idea cada vez que salía un tema importante de discusión, sobre la percepción, la sexualidad, el trabajo, el conocimiento, la vida y la muerte, y un largo etcétera. Los compañeros más cercanos me hablaban sobre Navajo, diciendo que era un desquiciado y que les caía mal. Era normal, Navajo era un ser humano, y amaba serlo, con sus más y sus menos.
La última vez que vi a Navajo fue en la graduación. A pesar de que tanto Navajo, cómo mi amigo y yo sacábamos notas raspadas durante todo Bachillerato, Navajo siempre faltaba a los exámenes, o acudía a ellos sin estudiar. El capullo tenía suerte, además, pero me alegro por él. En la graduación fuimos a un local alquilado toda la noche donde había una barra libre de cubatas. Después de estar los dos hablando un rato con la chica guapa antes mencionada, y con una cantidad considerable de ethanol en vena, los dos se fueron a unos chinos para comprar algo. A día de hoy, nadie sabe qué pasó realmente cuándo los dos se alejaron por las calles, pero al regresar, Navajo se despidió de nosotros y se dirigió al Metro. Al hablar con la chica, dijo que no quería hablar del tema, pero que no se había besado con él.
¿Sería aquello verdad? ¿Ambos mentían? ¿Habría hecho algo Navajo lo cual la había molestado? Nunca lo supe. Simplemente desapareció aquella noche, y ni siquiera pude dar con su rastro llamándole al móvil. Algunos compañeros dijeron verle haciendo la Selectividad, pero mi suerte no fue así. Sé que anduvo por lugares muy extraños. Viajó a Valencia, su tierra natal, y puede que a Francia, con un poco de suerte, al barrio del Montmartre.
Pero si de algo estoy seguro, es de que le volveré a ver, a Navajo. Y solo espero qué, al contrario que nosotros, que seguimos atrapados en cajas de marfil y ébano, él siga siendo lo que es. Un alma libre. Un bohemio."



Comentarios
partysummer - hace más de 10 años
Muy bueno, felicidades. Las chicas siempre se van con todos los que no somos nosotros. xD
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