Cibercorresponsales

¡Hola queridos, queridas y querides! Hoy vengo a hablar sobre el 20 de noviembre. Un día para revindicar los derechos de los niños niñas y adolescentes.

Legislativamente somos menores hasta la edad de los 18 en España. Y muchos de nosotros tenemos todos nuestros derechos, aunque, a veces y por desgracia, no se respeten o se anulan. Tenemos que reivindicarlos por las personas que no tuvieron una infancia digna, por aquellos que todavía no la tienen y por la nueva y/o nuestra generación.

Lo que pretendo decir es que cada vez más a menudo no veo a niños en los parques que iba yo de pequeña, o que estamos pegados al móvil siempre, y no digo que la tecnología no sea buena, pero yo, personalmente, os digo que prefiero un millón de veces estar hasta las tantas riéndome con mis amigos y pasándolo bien, que estar pasando el dedo para ver instagram todo el día.

Lo echo de menos, pero, todos los tiempos y todas las eras tienen partes buena y malas, ¿no?

También no debemos olvidar que los mayores, la gente que nos rodea, no han tenido una infancia con derechos, pero, tal vez, ellos eran felices.

Siento que nuestra generación es la más deprimida, donde debería haber apoyo, hay burlas, donde debería haber abrazos, hay gritos, en vez de haber reconciliaciones, hay amenazas...

A mí me gustaría volver, volver a donde no teníamos preocupaciones, a donde no te comparan, en ese momento en el que corres siendo un niño y te caes, regresas como adolescente llorando porque te has herido la rodilla y la costra que tienes en la rodilla se llama vida y madurez.

Quiero volver a ese momento, donde estoy tumbada en la fría y húmeda hierba, riendo y mirando a las estrellas mientras cuento chistes con mis amigos, olor de los pinos y las piñas (la de los frutos secos, no la fruta), llegar a casa ducharme y arroparme con el pesado y caliente edredón, dormir, levantarme y saber que iba a ser un gran día.

Despierto del sueño, me doy cuenta de que tengo obligaciones, me siento decepcionada conmigo misma por no dar todo lo posible, sabiendo que casi no me queda nada bueno, mis padres, puf, eso ya es caso aparte demasiado personal, pero tan personal que solo lo sé yo y nadie más, clase, estrés, llego a casa, gritos, ansiedad; salgo de mi casa, el fuerte aire me da en la cara, siento que puedo volver a respirar.

Me acabo de dar cuenta de que iba a hablar de una cosa y he terminado hablando de otra cosa, que tiene algo de relación, pero no era allí donde quería llegar.

La semana pasada me pidieron que cerrase los ojos y que piense en que, si pudiese cambiar una cosa, ¿Qué seria? Yo y esa persona caímos en que a la sociedad nos falta respeto. Si la gente tuviese respeto y empatía, aun siendo ricos, pobres, blancos, negros, mujeres, hombres: diferentes, se nos verían primero como a personas y no habría desigualdades sociales, políticas, económicas, entre muchas otras cosas y, además, el poder estaría más igualado.

(hablando de poder y otras cosas, voy a traer lo más pronto posible más posts hablando sobre poder, sobre mí, y muchas otras cosas).

20 de noviembre, día de los derechos del niño, mañana se va a subir una cosa muy chula que espero que los partys nos informen de cuando y donde va a salir, porque ha sido una idea muy ingeniosa, así que, ¡A ver cuándo se revela la sorpresa!

Aquí concluye mi post, así que gracias por leerlo.

Un beso y un abrazo.

Anastastasia.