Línea de sucesión: Prólogo
28 de agosto de 2004. 22:32.
El desgarbado y ojeroso joven pensó 15 segundos su respuesta, algo poco habitual en él. Antes de nada, dio otro sorbo a su azúcar con un poco de café.
—…no –tras ello siguió tranquilamente removiendo los terrones, bajo la mirada de desaprobación del mayor.
—¿Aún no? ¿A qué esperas? Estás en su punto de mira, en cualquier momento puede pasar, y tienes que tomar la decisión ya.
—Watari, ya sé que voy a morir, tranquilo, me he hecho a la idea. Y sé que no me queda tiempo. Ya lo sé. Pero simplemente no puedo decidirme. ¿Tú podrías acaso?
El hombre tomó aire, intentando ser más paciente de lo quesiempre solía ser, y contestó secamente.
—Sabes que no. Si pudiera, ya lo habría hecho por ti. Pero el potencial de esos dos chicos… No, no puedo.
—Bien, me entiendes. Ahora entiende también que los candidatos no son pocos. Hay cinco niños en el punto de mira. Piensa en la probabilidad. ¿Recuerdas a A?
Watari se alteró al escuchar la mención de aquel nombre. Era complicado de notar reacciones así en una persona tan calmada, pero frunció el ceño y alzó la voz.
—Por supuesto. Pero estos niños no son como A. Ellos te admiran. Y estarían encantados de ocupar tu puesto.
—A también lo estaba. Era su ejemplo a seguir. Un hermano mayor. Y, ¿cómo acabó la cosa? A recibió la noticia de que sería mi sucesor y se colgó en su cuarto. Así acaba todo, Watari. Hay un 40% de probabilidades de que incluso tres de esos cinco chicos se suiciden con solo saber que seguirán mis pasos.
—Pero quedarían otros dos. Y de entre los cinco sé de dos a los que tú también conoces perfectamente.
El joven asintió, mordisqueando su dedo pulgar. Conocía muy bien a aquellos cinco niños, eran como sus hermanos pequeños. Y estaban aquellos dos, quienes eran como si le hubieran partido por la mitad. Uno, el mayor, temperamental y descarado, compartía con él su gusto por los dulces, siendo capaz de comerse cuatro tabletas de chocolate en un día. El segundo, un callado y frío chiquillo de once años, dedicaba su tiempo a jugar con los más variopintos objetos, desde hacer correr coches de plástico hasta amontonar fichas y fichas de dominó. Y también sabía perfectamente que aquellos dos críos se odiaban. Sí, desde luego, si tenía que elegir de entre los cinco, escogería a uno de esos dos. El problema era a cuál.
—Roger cree que Near se lo tomaría con más calma. Su personalidad es más parecida a la tuya, ¿no crees? Pero el que de verdad tiene iniciativa es Mello, él sabe qué hacer en cualquier situación, pero sus ideas no siempre son acertadas. Es demasiado ambicioso, eso sí, puede que los dos se mueran de ganas, pero, desde luego, quien mejor lo expresa es él. No sabe guardar un secreto. ¿Y si le da por aparecer públicamente?
—Watari, por favor, déjame solo. Necesito pensar. Tráeme otras cuatro docenas de pasteles, por favor.
Watari obedeció, abandonando aquella habitación casi a oscuras. Para entonces, en la taza de café solamente quedaban unos cuantos granos de azúcar que recogió con su dedo y se llevó a la boca. ¿Near o Mello? ¿Por qué le costaba tanto? Era verdad que tenía una especial simpatía por esos dos, pero no prefería a ninguno. Se sentía como cuando a un niño le preguntan si prefiere a su papá o a su mamá, pero él no había conocido esa sensación antes. Esa clase de pregunta no era la que se hacía a un huérfano.
Abrió por enésima vez su ordenador portátil. Se encontraba en una sala llena de aparatos de última tecnología y le rodeaban ocho monitores que mostraban los datos recogidos por la policía y la vista de cámaras alrededor de aquel edificio. Sin embargo, su portátil tenía los datos confidenciales para él. Y en él se encontraban fichas con todos los datos posibles de las personas que conocía.
Nate "Near" River. 24 de agosto de 1992. Nacido en Inglaterra. B positivo. Coeficiente Intelectual de 174. Albino. Ojos negros grisáceos. Interno en Wammy's House. Nota media de 10. Aficionado a amontonar cosas y a los juguetes. Primer candidato. Enemistad con Mello. Indiferencia hacia Matt. Amistad con Cleo y Linda.
El texto iba acompañado de la foto de un niño que aparentaba unos 9 años, vestido con un pijama blanco, que tenía sobre su cabeza de piel clara una mata de pelo rizado y enmarañado de un tono más blanquecino que rubio. Su expresión era seria, pero sus enormes ojos negros abrían la puerta a una mente plagada de pensamientos que circulaban por ella cada segundo como corriente eléctrica.
Bajo la ficha de Near se encontraba otra, encabezada por la imagen de un niño que sonreía de medio lado. Parecía ser bastante mayor que el albino. Su pelo rubio pajizo, al contrario del de este, caía lacio en una melena recta hasta su cuello, con un flequillo que casi no dejaba ver sus ojos, más pequeños y de un azul intenso.
Mihael "Mello" Keehl. 13 de diciembre de 1989. Nacido en Eslovenia. A negativo. Coeficiente Intelectual de 168. Rubio. Ojos azules. Interno en Wammy's House. Nota media de 10. Es común verle comiendo chocolate. Segundo candidato. Enemistad con Near. Indiferencia hacia Linda. Amistad con Cleo y Matt.
No llegó a mirar el resto. De todas formas había memorizado las fichas. No es que Matt, Cleo y Linda fueran menos para él, desde luego que no. Pero obviaba el hecho de que no les iba a escoger a ellos, no valían lo suficiente para su posición. Salió del cuarto, dejando este intacto. Su estómago comenzaba a rugir pidiendo glucosa. Esperaba que Watari no fuera a tardar mucho, aunque, conociéndole, no serían más de quince minutos. Mientras, se dirigió al balcón de su habitación en aquel lujoso hotel, observando el cielo nocturno plagado de letreros de neón y enormes pantallas publicitarias. El ruido del tráfico, los locales y el bullicio de las personas no le dejaban pensar con claridad; sin embargo, le gustaba echar un vistazo al mundo exterior y olvidarse por un momento de lo que se avecinaba.
Iba a morir.
Kira le iba a matar.
L iba a perder contra Kira.
No, L no.
Era solo el paliducho, alto y encorvado Lawliet.
La justicia iba a prevalecer.
Sí, L iba a ganar. La pregunta es quién sería L después de que Lawliet fuera derrotado en esa batalla que ya había perdido.
¿Near? ¿Mello?
Nada, era imposible decidirse. Incluso había pensado darle unaoportunidad a eso del azar y dejarlo a la suerte de una triste moneda, dándole así un 50% de posibilidades a cada uno. Por Dios, hasta había rebuscado en el fondo de su corazón, esperando encontrar a un preferido, y nada, no existía.
Watari por fin llegó, tras diecisiete minutos esperando a los pasteles. L le recibió alzando la mano amigablemente, como solía serlo con su compañero. Estaba sentado con las rodillas dobladas como solía hacerlo, en uno de los sillones de la entrada. Antes de hablar, Watari abrió una caja de 6 milhojas coronadas por brillantes fresas. L cogió una, que engulló de dos bocados.
—¿Y bien…?
—Ya me he decidido, sí –Mientras hablaba, enganchaba entre ellos los dedos de sus pies-. Pero no quiero que le digas nada a Roger.
L se levantó de un salto y, con su característico andar pesado y chepado, volvió a aquel balcón que le abría la vista al mundo.
—No puedo elegir a uno de mis sucesores. Ninguno es mejor que el otro. Aun así, sabes que Mello y Matt están algo por encima, pero la cosa está entre ellos. Cuando muera… el asunto lo tendrán que decidir ellos –Se apoyó con cansancio sobre el mirador, mordiendo de nuevo su dedo pulgar-. Tal vez olviden sus diferencias y se alíen, aunque lo veo improbable. Puede que uno de los dos renuncie y deje al otro el trabajo, cosa que veo aún menos posible. ¿No crees que estarían bien trabajando juntos? Pero no puedes pretender que un perro y un gato trabajen juntos, no.
—Near aceptaría encantado a la sugerencia de fusionarse.
—Pero no Mello –Lawliet esbozó una media sonrisa-. Mello querrá superarlo como sea. Todo por no ser el segundón.
—¿Crees que podrán con Kira estando separados? –Preguntó el anciano con un deje de preocupación en la voz.
L se giró para mirarle a los ojos. Tenía sus labios curvados en esa sonrisilla que le hacía parecer un niño con un caramelo, a pesar de que era un pastelillo lo que sujetaba entre sus manos.
—Que vayan a separarse no significa que no se vayan a ayudar. ¿No te das cuenta? Se odian, sí, pero en el fondo siempre se ayudan en unas cosas y otras. Watari, sé que lo harán bien, serán buenos como L.
L se relamió los dedos llenos de restos de nata, con la expresión aburrida que solía aparecer en su cara tras mucho rato pensando. Sí, esa era la elección correcta. Si elegía a uno solo, este no podría alcanzarle. Si elegía a los dos, le podrían superar. Eso era lo que él quería.
{Pues nada, aquí os dejo otro de los fics que tengo a medias, este sobre la archiconocida serie de anime Death Note. Cómo no, tiene sus spoilers. También tiene un personaje OC, al que presentaré en el siguiente capítulo. ¡Espero que os guste!}



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