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Hola, Recuerdo...

Publicado por corcheita44 el 16/07/2017 · Categorías: Pensamientos, Creación, Sobre mí, Amistad, amor, Cosas que me gustan, Historias, Reflexiones, Recuerdos

"La silla todavía sigue en su sitio. Parece mentira después de las numerosas tormentas primaverales que han azotado el lugar, la nieve de cada invierno, el sofocante calor de cada verano y los fuertes vientos del otoño."

Sabía que algún día pasaría, era inevitable, es la vida. Pero tal vez fue demasiado pronto, como una premonición. Menos de un año...

"Pero sigue allí, entre las ramas del melocotonero que la abrazan y protegen del poder de la naturaleza que podría haber hecho que se despegase del suelo, pero ya está firmemente sujeta a esa tierra."

¿Mi mayor miedo? No es mi miedo a los insectos, a la oscuridad, a los fantasmas, a la muerte. Mi mayor miedo es algo mucho más general. Despedidas. Sí, mi mayor miedo son las despedidas. Despedidas de cualquier tipo... Me da miedo dejar de ver a alguien, aunque no tenga una relación muy cercana a mí, no me gusta. Tengo miedo cuando alguien se baja de ese famoso tren que aparece en tantos relatos y reflexiones en el que todos vamos montados, la vida. No importa si una persona baja del tren en el que yo estoy para tomar otro, o si esa persona se queda ya en el andén para siempre, su parada. Es gente que ha abandonado tu tren, al fin y al cabo.

"Camino descalza por la fresca hierba húmeda por la que corrí y salté hace tanto tiempo, por la que reí y lloré hace tantos años."

Tal vez es porque me resulta triste... y yo odio la tristeza... pero a la vez la veo hermosa en algún sentido que desconozco. ¿Tal vez porque sigue siendo un sentimiento verdaderamente profundo? Por eso la vida en sí me parece algo maravilloso, es bonita, es lo más hermoso del mundo, es inquietante y mágica, es el mayor sinsentido. Un sinsentido basado en cosas tan lógicas... pierde toda estructura pero gana todo el encanto.

"La parcela ya no es mía, pero sus dueños la abandonaron y ahora no vive nadie. Tan solo esa persona llamada Recuerdo, que se sienta en la silla a la vez que yo y me cuenta mi historia."

La historia de una niña...

"La historia de una niña que se sentaba todo el día bajo ese árbol que la protegía del sol, del que comía sus frutos cuando tenía hambre y del que se aprovechaba para observar los pájaros que se posaban en él. Donde hablaba, reía y jugaba pero sin moverse de su reconfortante sombra."

Qué bonito paisaje. Hay mucha gente que sube a mi tren, también. Algunos se cambian de vagón... tal vez prefieran otra compañía. Otros se sientan a mi lado, hay quienes vuelven y se acercan a mí de nuevo. El tren sigue en marcha.

"Recuerdo, también me enseña la historia de la niña cuando va creciendo, los años en el que el melocotonero no daba frutos pero sí sombra, los años felices y los últimos."

Parece que el tren coge velocidad. De hecho, a medida que pasa el tiempo, parece que las agujas se mueven más rápido. Y si miro hacia la ventana...

"Me levanto, negándome a esa persona, que quiere seguirme contando la historia; yo también quiero, pero me tengo que ir. De este lugar ya solo quedan recuerdos."

Veo el reflejo de una niña sonriente que me mira desde el cristal, varias estaciones atrás.

"Seguramente vuelva de nuevo a escuchar las historias que un día, hace muchos años, yo misma escribí allí, porque sé que Recuerdo todavía vivirá en ese lugar, en el melocotonero."

Hay días que aún no puedo evitar llorar, pero ahora es distinto, porque las lágrimas que resbalan por mi rostro ahora lo hacen surcando una sonrisa. Porque sé que es triste, pero es la vida, y es hermosa. Porque aunque ya no cuides el melocotonero sé que, desde la estación en la que bajaste, me sigues cuidando. Allí, sentado en el andén, siguiendo y velando atentamente por mi tren.