Tal y como cuentan las historias

Se despertó de golpe. Y no sabia por qué. Tenía miedo. Podía verse en sus ojos, olerse a su alrededor. El temblor de su cuerpo la delataba, daba a entender que no era capaz de calmarse. Un tic nervioso en el ojo ponderaba todo su sentido común, toda su personalidad, todo lo que ella era e intentaba pararlo. ¿por qué no podía? Giraba el cuello con intención de estirarlo. Movía los codos para darse a si misma algo de estabilidad. Cerraba los ojos para escapar de esa pesadilla.
La ventana estaba justo a su lado. La lluvia sonaba en su exterior y las gotas crispaban en el cristal, entonando una melodía completamente extraña para sus oídos. El cielo estaba oscuro, las nubes se habían tragado el azul que antes estaba presente ¿por qué se lo habían llevado? ¿Dónde estaba el sol? ¿También se había marchado?
Se paseó por la sala y parpadeó repetidamente para situarse. La habitación era fría, oscura y algo imponente. En su mente quería salir de ahí. Pero su cuerpo permanecía quieto. Ni un solo musculo se movía. Era como si le hubieran dado al pause en la película de su vida. Alargó un brazo para tocar la pared. Y no le extrañó sentir el frío en la yema de sus dedos. Como lo sintió con todo su cuerpo. Cada corpúsculo, cada parte, cada fragmento de piel. Congelado.
Todo parecía incluso normal a simple vista. Solo era una chica con ojos marrones, hinchados a causa del sueño, cuerpo entumecido y pelo rubio alborotado por culpa de las pesadillas. Pero la cuestión era su debate interior. Qué es lo que la inquietaba. Por qué no podía dormir. Por qué no podía pasar página. ¿Por qué no la dejaban en paz?
En su cabeza, no paraba de repetirse aquello de lo que quería deshacerse, aquello que siempre acababa llenándole la cabeza de pájaros, aquello que no paraba de molestar. Que estaba en cualquier canción, en cualquier cuadro, en cualquier película, en cualquier sentimiento que mostrara. Rabia, dolor, ira, tristeza. Eso era lo que permanecía con ella.
Su respiración era tranquila, pausada. Mientras que su interior era alborotador, inquietante, parecido a la locura. Horror. Nada de cordura. Al menos en su interior.
Lo único que la acompañaba eran muebles de madera oscuros, que chirriaban al ser tocados, una cama con un cabecero metálico que sonaba por las noches mientras la lluvia seguía cayendo. Seguía sonando afuera. Pero ella seguía dentro.
Deseaba salir con todas sus fuerzas, quería marcharse ¿por qué su cuerpo no la obedecía?
Y ahí se quedó, de pie, mirando la profundidad de la ventana. Mientras la puerta está abierta y tiene la posibilidad de escapar.
Se acercó a la ventana y miró su demacrado reflejo, sus ojos, su cabello, su rostro. Y se asustó. Y no sabia por qué. Tenía miedo. Podía verse en sus ojos, olerse a su alrededor.
Y como si de una película se tratara, ella no se marchó. Se siguió torturando, ignorando la salida. Solo se sentó y observó la vida. Según como ella la veía. Tal y como cuentan las historias.




Comentarios
_dennaselen - hace más de 8 años
Lo siento!!! Ya iba siendo hora!!! XOXO
corcheita44 - hace más de 8 años
¡Me ha encantado! Echaba tanto de menos leerte. Me he dado cuenta con este post que tu escritura ha mejorado increíblemente desde la última vez que te leí, y eso me alegra muchísimo. Si antes lo hacías de maravilla, ahora es impresionante. Me gusta mucho cómo cuentas las cosas, sigue escribiendo, por favor. Siempre <3
_dennaselen - hace más de 8 años
@corcheita44 te adoro reina de verdad no sabes la ilusión que me ha hecho leerte! Muchísimas gracias de verdad! Y espero poder hablar más contigo jo😝😍