Latas
Hace mucho tiempo, en un lugar muy lejano, para ser más precisos, en un lugar donde los colores blanco y verde predominan, un lugar localizado en el pico del mar, un lugar bañado por dos salados titanes implacables, un lugar donde se puede ver a la dama de las montañas, un lugar donde el tomate no se come, se bebe, un lugar donde la semana santa no son unos días de fiestas, sino un día de sentimientos puros, un lugar donde su hablar no es un dialecto sino un sentimiento.
En estas extrañas tierras, hombres vivían bajo la presión de un gigante, este personaje se caracterizaba por ser egoísta, con pintas de marinero naufragado, con harapos viejos, unas grandes, anchas y mojadas botas por las brisas marinas, despreciable, tenía centrado en su mente una única orden, no podía permitir que los habitantes de aquel lugar fueran felices.
Una noche en especial, los niños esperaban un evento anual, nerviosos, la noche de reyes, se daba comienzo con los primeros rayos de luna en el horizonte del mar, el pueblo tranquilo, sus calles dormían, despreocupados, las personas se sentían mecidos por el rugir del mar, todos menos uno, el gigante, también llamado y temido por el nombre de Botafuegos.
Al ver el gigante con sus enormes, ensangrentados y cansados ojos la felicidad con la que los niños dormían, planeo un ataque que ara mella en la sonrisa de los infantes, arrancó unas nubes del paisaje nocturno y las puso en el camino para acceder al pueblo, poco después de colocar aquel edredón espeso, se adentraron en el tres personajes muy famosos por su reputación, se hacían llamar astrónomos, a un que coloquialmente eran y son los reyes magos, estos tres aventureros trotamundos no pudieron hacer frente a la espesa ofensiva del temido gigante, lo que provoco la retirada de los tres señores, el gigante gano el a salto y continuó ganando unos cuantos años más.
Los niños y los adultos eran grises, no había felicidad y solo se escuchaban las egocéntricas palabras del gigante en su castillo. Una mañana el pueblo despertó con un marinero perdido, que encontró por accidente ese lugar, el gigante para evitar que saliesen o entrasen las personas al pueblo colocaba nieblas interminables, el marinero fue cariñosamente acogido por los habitantes, pero él no veía niños jugar, se lo pregunto a ellos, los niños se quedaron mirando expectantes los relatos del marinero al oír las navidades de los hijos del señor e indignados planearon una estrategia para espantar al gigante. Decidieron hacer mucho ruido para atraer la atención del gigante, con latas y cacerolas arrastradas por largas cuerdas. El gigante al oír en la noche de reyes ese estruendo y sin poder ver nada por su niebla, huye, pensando que le matarían, el gigantes sé fue y con él su espesa niebla, lo que hizo venir sonrisas a los adultos del pueblo al ver ese ser espantado por cacerolas, los niños estaban felices y contentos porque cada cinco de enero tres viejos amigos les dejarían sorpresas por la mañana gracias a su remedio antiBotafuegos, esta historia fue trasmitida de padre a hijo y se seguirá trasmitiendo sin cesar.
Un abrazo



Comentarios
spidrmancoy - hace más de 8 años
Me ha gustado todo, especialmente la descripción del lugar: un lugar donde el tomate no se come, [...]un lugar donde su hablar no es un dialecto sino un sentimiento. A ver si me firmas un autógrafo :)
rulparty - hace más de 8 años
Yo quiero que me firmes en la feria del libro :)
No se pueden incorporar más comentarios a este blog.