Palma
Terminamos el examen de lengua, salimos del instituto, nos montamos en el coche, el automóvil, se desplaza despacio, miro por la ventana, te miro, me miras, me acuerdo de una vez que yo salí de un sitio y tenía en un coche la misma sensación que ahora, me miras esperando una repuesta.
Era de noche yo salía de requinto, de la casa de la cultura de donde vivo, me monte en el coche de mi madre, era una noche oscura, fría, sin ruido, mi madre y yo nos dirigimos a casa, eran las diez o un poco más pronto, no lo tenía muy claro, ya que estaba agotado, cansado, y no quería más que ir a mi casa y dormir después de un fatigoso día, ya que en invierno mi casa es fría, y oscura, me acuerdo de que tenía deberes y se lo digo a mi madre, lo que ella mirando mi gesto de cansancio profundo, ella contestó, te ayudo rápido y a la cama, cuando llegamos a mi casa fría como un tempano, nos metemos rápido en una mesa con un calefactor en el interior donde cubiertos por una manta que salía de la misma mesa podíamos aguantar esa sensación horrible de frío, la noche era fría, solo alumbraba una lamparita para ver el lápiz deslizándose por un cuaderno, frío, sin vida, solo se escuchaba por toda la casa el sonido del lápiz, mi madre me miraba, yo leía las respuestas, ella asintió y progresábamos al siguiente ejercicio, todo ello en silencio, luego ella se levantó y se perdió en la oscuridad próxima a mí, la lamparita me protegía, era en ese momento en el que medí cuenta que el silencio de la casa acechaba, la oscuridad impaciente esperaba a que se apagase la tenue luz para devorarme, de repente escucho un ruido metálico, frío, seco, sin explicar ya que no podía ser de mi madre ya que ella desapareció en el pasillo, el ruido vino de la cocina, ese ruido me hizo quedarme inmóvil soltando el papel, pensaba que era alguien dentro, pero solo sabía que estaba dentro de mi casa, mi madre y yo, poco a poco el calefactor se enfría lo que acto seguido el frío avanza por mis dedos a mi brazo, a mi pecho, y expulso poco a poco con la respiración vaho, mi cuerpo se queda frío, mi respiración tenía que ser imperceptible por si me escuchan, pero me acuerdo de la luz, y la apago, la oscuridad me devora, me hayo solo, frío, en postura estática, sin moverme, no escucho nada, al cabo de unas espiraciones, me levanto, me dirijo a mi cocina, enciendo la luz, y solo había una cosa , la cosa que no tiene a día de hoy una explicación veo un trozo de papel alba tirado en la encimera y en ella una palma de mano como si le dieran un golpe, un manotazo, toco el papel y estaba ardiendo , caliente, pero rápido de enfrió, lo cojo y debajo una huella de la misma mano acto seguido mi madre salió del pasillo encontrándome gélido mirando una mano en una encimera de la casa en la que solo había dos personas pero ninguna piso la cocina.
Un abrazo.



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