El Legado de La Guadaña de Caronte, pte 1
PRÓLOGO
-Ya está –dijo el asesino dejando el cadáver encima de la mesa.
-¿Lo has matado? –preguntó una voz desde el extremo opuesto del mueble.
-Si, no ha sido fácil pero… uno tiene sus trucos –dijo el joven enseñando una daga que se ocultaba en un brazalete.
-¿Qué no ha sido fácil? ¿Tú sabes cuantas personas han muerto? –casi gritó una mujer al lado del hombre, los dos estaban escondidos en las sombras en el lado opuesto de la mesa que el asesino.
-Si, creo que… –el ejecutor comenzó a subir los dedos de una mano-, veintitrés.
-¿Y cómo es que te ha resultado tan fácil? –preguntó el hombre oculto.
-Ya le dije –sacó la daga del brazalete-, que tengo mis trucos. Y Rais Caronte no es nadie para mi Instinto.
I
Ethan estaba pegado junto a la ventana, no lo podía creer ¡Una chica le había rechazado! Aquello no podía ser cierto. Tenía que ser un sueño.
<<Pero no lo es –se dijo a si mismo>>
Igualmente era inconcebible ¡Una princesa del linaje de Alarden había rechazado al príncipe del linaje más poderoso de Levart, los Solonoc!
-Vamos Ethan, a cenar –dijo una voz desde el otro lado de la puerta.
-Si madre –respondió con voz apagada mientras salía de su habitación.
Caminó silenciosamente por los pasillos de la mansión, intentando que no le escucharan los criados. Le gustaba jugar a ser un asesino, a esconderse entre las sombras y dar algún que otro susto a los sirvientes. Sin embargo, sus “artes” de asesino no estaban perfeccionadas. Algún criado le escuchaba y le daba un susto a él. No le gustaban los sustos. Asique les devolvía la jugarreta ensuciando su habitación más de lo normal o rompiendo cosas para que ellos las tuvieran que recoger.
-¡Ethan! –gritó una voz masculina.
-¡Ya voy padre!
El chico fue corriendo hacia el comedor, que se encontraba en la sala este de la casa.
-Has tardado mucho –comentó su hermano menor cuando abrió las puertas de la sala.
Ethan se limitó a mirarle fijamente. Su hermano tenia doce años, tres menos que él. Y era el niño bueno de la casa: Ethan le odiaba.
-Responde a tu hermano –bramó el padre.
-Si Rodrick, es que tuve que echar perfume por los lugares por donde pasaste, ya sabes, para que los criados no vomitaran y tal.
-¡Idiota! –dijo el niño mientras salía corriendo.
-¡Sentaos los dos! –gritó el padre- Y luego tu –señaló a Ethan- y yo hablamos
Los jóvenes se sentaron en la mesa y unos criados comenzaron a poner manjares suculentos encima de ella. Ethan no se sentía cómodo en esa mesa: tenía que estar junto a su familia. Ethan odiaba a su familia, deseaba tener dieciocho años para poder recibir el dinero de su fiesta y poder irse de esa lujosa y asquerosa casa. Le había molestado mucho que lo rechazaran, si, pero ahora que lo pensaba así estaba mejor, a lo mejor su amor duraba años y se veía obligado a dar un descendiente. Eso era lo que le molestaba de Levart, si te emancipabas, tu primogénito siempre tenía que ir a tus padres, era obligatorio. Aunque claro, lo que se podía hacer era…
-¿Cariño? –preguntó su madre.
Ethan se dio cuenta de que llevaba varios minutos dando vuelas a la sopa.
-¿Te pasa algo? –curioseó ella.
Como no la iba a decir que estaba pensado como engañarles para poder tener un hijo, Ethan respondió.
-No, es solo que… -se inventó una mentira plausible-, mi amigo se ha ido a Olutif a vivir, no lo conocías.
Puso cara de triste.
-Oh, cariño… ¿Quieres ir a tu habitación y estar solo?
-Si, gracias madre.
Dejó la mesa y se fue corriendo por entre los pasillos hasta llegar a su habitación.
-“Has tardado mucho” –imitó la voz de Rodrick- Idiota.
Se miró en el espejo y se vio reflejado en el. Su pelo, castaño y corto; sus ojos, de un color ámbar; su nariz, chata; sus orejas, normales; y sus labios, unos labios que creía irresistibles aunque no lo fueran.
Pensó en su familia, la única a la que quería era su madre y sabía que le iba a doler, pero tenía que hacerlo. Cogió un papel, escribió algo, metió un poco de pan y un odre de agua en una bolsa y saltó por la ventana con ella. Si no le salía bien, podría decir que había salido a tomar el aire, pero si le salía bien, una nota lo acararía todo. Aquello iba a ser –o eso creía él- la monda. Pues la única manera de emanciparse pronto, era que un asesino te tomara como aprendiz.



Comentarios
partyflipa - hace más de 12 años
¡Vaya! Le pones muuucha intriga desde el principio. Me he fijado en algo curioso: me parece que le das mucha importancia a la voz, ¿verdad? Fíjate... las mencionas mucho. Quizá sea parte de tu estilo literario, ¿no? ;)
luisc - hace más de 12 años
jaja cieeeerto, no se xD. Muy buena vista ;) gracias por comentar :D
rocio_dreamcatcher - hace más de 12 años
Me encanta!!! síguela, por favor! Estoy enganchada desde el principio, jajaja
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