el legado de La Guadaña de Caronte, pte 15 y 16

XV
Ethan se despertó en su habitación. Estaba solo y con la ropa del día anterior ¿O había sido ese mismo día? Quizás había pasado más. No perdió tiempo y se levantó para coger la ropa que Rais le había dejado.
-¿Se puede? –preguntó Caronte desde el otro lado de la puerta.
-Si, claro, pasa –al joven solo le faltaba ponerse la camiseta.
-Eh... Ethan… Tu hermano está aquí.
-Dile que pase –dijo mientras se ponía la camiseta.
Rais susurró unas palabras y Rodrick entró. Tenía los ojos rojos de tanto llorar y parecía bastante triste.
-¿Es verdad que mamá y papa…? –se le quebró la voz y rompió a llorar otra vez.
-Si Rodrick. Lo siento mucho pero es así.
El chico de doce años corrió para abrazar a Ethan, y este aceptó el abrazo a duras penas.
-No es justo Ethan, ellos no se merecían que un asesino los matara en la calle No tenían culpa de nada.
Ethan miró a Rais levantando una ceja y este levantó los hombros desentendiéndose del tema.
-Si… es muy poco justo. Lo se.
-Tu amigo mayor me ha dicho lo que eres. Sé que eres un asesino, pero no me importa porque tú no mataste a mamá y papá.
Ethan se sintió culpable.
-También dice tu amigo que lo único que puedo hacer para que la tía no me adopte es entrenarme con vosotros asique lo haré ¿Vale?
Rais carraspeó.
-En realidad no entrenarás con ellos –dijo-, dentro de poco se podrán ir de aquí. Solo entrenarás conmigo.
Rodrick se abrazó más a su hermano y Krasa entró por la puerta con una sonrisa lujuriosa.
-Hola Eth… Ah, hombre, tienes compañía.
El pequeño se dio la vuelta y vio a Krasa. Obviamente la joven le gustaba de un modo físico, tenía doce años, pero le gustaban las mujeres casi tanto como a Ethan.
-Ho… hola. ¿Cómo te llamas? –preguntó Rodrick.
-Krasa, ¿Y tú?
-Rodrick ¿Quién eres?
-La novia y compañera de tu hermano.
Krasa se acercó un poco a Ethan y le besó en los labios.
-Ah…
Krasa se rio dulcemente y luego salió por la puerta.
-Luego hablamos –dijo la bella joven a Ethan.
A partir de ahí las cosas se volvieron muy monótonas, Rodrick preguntaba a Ethan cómo había sido todo, y sus pruebas. Luego, Rais le indicó al pequeño que se fuera y se quedó a solas con Ethan.
-Has estado inconsciente un día entero, asique dúchate. Después de eso, ven a la sala de reuniones, vas a estudiar con Krasa cosas que deberías saber sobre las células y cosas así.
-Tengo una pregunta Rais, ¿Cómo leches sabéis todo eso?
-Muy fácil de responder. El Instinto de un asesino muy amigo nuestro es ajustar su vista asique puede ver lo que hay en el espacio, y luego ver lo que hay dentro dela piel humana.
-Ah… suena simple.
-Tan simple como para ti parar el tiempo. Por cierto, hice que el rio estigio escupiera a Telnaty y al médico.
Ethan asintió y se fue al rio que se encontraba en una habitación contigua a la suya. Cogió un poco de jabón en pastilla y se lavó completo. Luego cogió un poco de menta, que crecía a la orilla del rio, y la masticó para tener buen hálito. Luego salió por la puerta y se dirigió a la sala de reuniones, donde se encontraba Krasa. De repente, solo por verla, un apetito enrome de amor y algo más apareció en su mente. Pero no hizo caso de ello y se sentó al lado de su novia. La cogió de la mano.
-Bueno –dijo Rais-, ya sé que Krasa ha estudiado algo de esto antes, pero empezaré desde el principio. El cuerpo humano es así –extrajo un plano de detrás de la silla en la que estaba sentado y puso el papel en la mesa. En el papel aparecía el cuerpo e un hombre desnudo y con todo lo que había dentro de la piel.
Caronte siguió dando explicaciones hasta que los dos entendieron cómo funcionaba el cuerpo humano, después, se levantó y fue a la Sala de Armas. Los dos enamorados lo siguieron.
Entraron en la sala después de Rais y a los tres les asustó mucho lo que vieron: Rodrick había tres armas y estaba practicando con ellas a la vez. Eran una maza llena de pinchos, unas dagas atadas a la cintura por una correa, y una espada envuelta en llamas.
-¡Rodrick! –gritaron Rais y Ethan a la vez.
-Hola –dijo Rodrick mientras les miraba a los ojos.
Krasa vomitó. Realmente no les estaba mirando a los ojos, porque él no tenía.
XVI
-¡¿Pero que mierda le pasa a mi familia?! –gritó Ethan.
-No te lo dije, pero las armas tienen poder porque tienen el alma de otra persona dentro. Por ello tu arma tiene Instinto propio. ¿Nunca te fijaste en que tu arma habla?
-No… -susurró Ethan, su hermano estaba observando las armas, sin hacer caso a nada.
<<Pues puedo –dijo su arma>>
Ethan abrió mucho los ojos.
-Bien, pues esa alma está ligada a la tuya. Tienes una especie de “ocupa” en tu mente. No tiene la capacidad de controlar tu mente, no solamente uno. Pero tres sí.
-¡¿Esas almas le han quitado los ojos?! –gritó Krasa, parecía ser que ella tampoco sabia nada.
-No, parece ser que es una ilusión.
Krasa se creyó lo que decía su maestro y unos ojos azules aparecieron en vez de unas cuencas vacías.
Ethan abrió las manos y una expresión de duda apareció en su cara.
-Bambú. Ni tú Instinto ni su –señaló a las dagas ocultas- Instinto. Pero tened cuidado, tres mentes están apresando la suya. Tres mentes que son bastante buenas peleando.
Rodrick se irguió y miró con sus ojos a Ethan. El hermano pequeño sacó una daga de su cinto y con una velocidad claramente enviada por tres fuerzas enormes se dirigió hacia Rais. Pero el maestro se giró un cuarto de vuelta y cogió la daga a pesar de la velocidad a la que iba.
-Rais, el rio estigio –susurró Krasa.
-No puedo, el rio estigio es solamente un Instinto, un Instinto de un Dios.
-¿Pero eso serían dos almas no? –preguntó Ethan mientras veía como su hermano no hacía nada- Pero tu no estas controlado.
Rais sonrió y el arco que llevaba colgado de la espalda se transformó en una guadaña, luego en una espada y por último en un báculo.
-Lo bueno de escoger el arma de un Dios.
Cuando Caronte terminó esa frase, otra daga fue disparada. Esta iba dirigida hacia Ethan. Pero el chico consiguió hacerse a un lado cuando Rais alargó la mano para coger la daga.
-¿Cómo haces eso? –preguntó Krasa atónita, una vez podría ser suerte pero dos…
-Mucha práctica.
La cara de Rodrick se frunció un poco, como si estuviera pensando que hacer. Después de ese lapsus, cogió una daga de su cinto –la última que le quedaba- y se la lanzó a Krasa.
-¡Agáchate! –gritó Rais.
La joven le hizo caso y una flecha, que acabó clavada en la pared y el la daga a la vez, le pasó rozando la cabeza.
Rais fue corriendo hasta su flecha, pero un tabique de fuego horizontal le impedía el paso, era el fuego de la espada de Rodrick, que estaba fluyendo del arma, la que estaba creando aquel muro.
-¡Eso es instinto! –exclamó Ethan.
-No, es igual que cuando la daga de Krasa cambia de trayectoria.
Rais transformó su arco en una pared de mármol que impedía que el fuego pasara. Después de eso cogió su flecha y la daga.
Se echó para atrás un poco y transformó el muro en la guadaña de Caronte. El fuego ya no estaba. Caronte puso las dagas una encima de otra y levantó su guadaña. Una cara de miedo sumada a otra era la forma más explícita de describir la cara de Rodrick.
Rais bajó su guadaña y las tres dagas se evaporaron con un grito que salió y no salió de la boca de Rodrick. Habían destruido un alma.
-¿Cómo has hecho eso? –preguntó Ethan.
-Fácil, Caronte envía las almas de los muertos al inframundo por medio de un barco. Yo lo que hago es básicamente lo mismo pero con una guadaña. Hay que destruir la maza, después él sólo podrá convivir con la espada.
-Bien ¿Cómo lo hacemos? –preguntó Krasa.
-Vosotros no hagáis nada, ya me ocupo yo.
Rais ando hacia delante y transformó su guadaña en una manejable espada, luego comenzó a pelear contra Rodrick rápidamente.
Los dos estaban sumidos en un baile perfecto de espadazos y mazazos. Ethan no podía creer que su hermano tuviera la fuerza necesaria para sujetar una maza, asique supuso que las almas también aumentaban la masa muscular.
-¡Krasa agáchate! –gritó Rais.
La joven lo hizo y una ráfaga de fuego casi le chamusca el pelo.
Finalmente, Caronte consiguió coger la maza con su mano mientras el arma giraba.
-¡SuELtALA! –gritaron dos voces desde la boca de Rodrick.
-Si, y que más –dijo Rais mientras clavaba su guadaña en el arma.
-¡NO! –aulló Rodrick -¡SI! –dijo otra voz, que parecía provenir de la conciencia real del joven.
-Ya está –dijo Rais.
Ethan se dobló por la cintura y empezó a llorar.
-¿Qué le pasa? –preguntó Krasa a Rais, alarmada.
-Nada, ha visto como sus padres han muerto y su hermano casi acaba igual que ellos. La adrenalina de transformarse no pasa hasta mucho después, y parece que ahora que toda esa energía que sobra se ha ido, ha pensado en la muerte de sus padres.
-Ah… No llores Ethan, ya verás como pasa. Tuvimos que hacerlo, no te preocupes –dijo Krasa a Ethan, intentando consolarle.
Rodrick fue a hablar a su hermano, pero también se puso a llorar y salió corriendo con la espada en mano.
-¿Y a ese que le pasa? –preguntó Krasa, esta vez con curiosidad.
-Que sabe que ha estado a punto de matar a su hermano.



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