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El legado de la guadaña de caronte, pte 3

Publicado por luisc el 27/08/2013 · Categorías: Creación

III

<<Oscuro>>

Fue lo primero que pensó Ethan al despertar. Luego abrió los ojos y vio a una chica joven, de su edad. Pelo castaño claro y unos ojos color miel perfectos. Sus labios eran carnosos y rojos sin necesidad de pintalabios. Luego bajó los ojos y se dio cuenta de los enormes…, digamos que era de buen ver. Su mirada bajó más y se encontró con unas curvas que no creía posible en una chica de quince años.

-Hola –saludó ella bruscamente, se había dado cuenta de lo observador de el chico-, me llamo Krasa.

-¡¿Dónde est…?!

Un dolor profundo le llegó a la cabeza y le hizo gritar.

-La Papaveris en cantidad causa un efecto anestésico parecido a la muerte  y dolor grave de cabeza. Tomate esto cuando te deje de doler –le tendió una bolsa- y luego toca la campanilla –señaló una campana al lado de la cama-. Y por cierto… estas en casa de Rais, asique no grites

-Gra… gracias por l... la bol… la bolsa…

La chica asintió y se dio la vuelta. Ethan no pudo evitar mirarle el trasero. Waho. Un pedazo de trasero.

La chica salió de la habitación y Ethan esperó a que el dolor remitiese. Cuando lo hizo, tomó una pastilla que había en la bolsa y tocó la campana. Casi al segundo apareció Rais con una túnica negra. Era la primera vez que lo veía a la luz del Sol y se fijó en las finas arrugas que le surcaban los ojos color marrón, también se fijo en su cuerpo: ni muy fuerte ni muy flacucho. Y con un pelo rubio corto con un poco de flequillo que le llegaba a las cejas.

-Tu nombre –dijo el asesino.

-Ethan… Ethan de Solonoc.

-Bien…

Rápidamente sacó un cuchillo de la capa y se la lanzó a Ethan. El chico ágilmente se apartó y la hoja no se le clavó por poco.

-Ja, has superado la primera prueba. Como has visto no es muy difícil. Pero pasemos a la siguiente… Una especia de interrogatorio ¿Vale?

-S…si –dijo Ethan aún anonadado por el cuchillo pero alerta por si venía otro.

-¿Cómo harías para matar a un rey de Levart que estuviera protegido por cuatro centinelas en la calle principal?

-Pues haciéndome invisible como usted y…

Rais se rio.

-Digamos que no puedes hacerte invisible. Y no me llames de usted. Tutéame.

-Bien entonces hm… ¿De que hora estamos hablando?

-Se pasan allí todo el día.

-Bien, en ese caso sería fácil. Esperaría subido a un tejado y… Espera ¿Dónde están los centinelas?

-Rodeándole.

-Bien, entonces sí. Me subiría a un tejado, esperaría a que no hubiera nadie y lanzaría un cuchillo.

-Los guardias te habrían visto.

-No es verdad, habría lanzado antes unas monedas al suelo. Los guardias suelen ser pobres.

-Bien ¿Eres creyente?

-Bueno… la verdad es que…

-Un asesino no puede creer en Dios, solo puede creer en si mismo y en sus habilidades. Nadie va a salvarte de una caída libre. Nadie va a morir por un milagro.

Después de esta lección, Caronte siguió haciéndole unas preguntas sobre táctica asesina y llegó a la última muy bruscamente.

-¿Matarías a tu familia para ser un asesino? Los asesinos no pueden tener familia y amigos, podrían utilizarlos contra ellos. Tendrás que matar a todos para ser un asesino.

Ethan se quedo quieto, no podía responder a esa pregunta. No debía responder a esa pregunta. Pensó en su hermano y todo el odio salió a la luz. Y estuvo tentado de decir que si. Pero pensó en su madre y no fue capaz. Sin embargo se le ocurrió una cosa mucho mejor.

-¿Por qué no muero yo? -preguntó Ethan.

-No podrías matar a gente –le miró muy seriamente, como analizando los conocimientos del chico.

-No, digo… hacer que piensen que he muerto. Sería muy fácil.

-Bien, si quieres… pero tendrás que matar a alguien tarde o temprano.

-Hm, ya lo se. Voy a ser un asesino ¿No?

-Si, bueno. Yo te dejo descansar un poco antes de escoger tu arma. ¡Ah! Y por cierto, me ha dicho Krasa que te diga una cosa –sus ojos se oscurecieron un poco-. No te enamores de ella.

-Vale –dijo Ethan con una clara cara de disgusto.

Rais se quedó pensando en la habitación un momento y luego salió.

-Adiós –susurró antes de irse.

El chico cerró los ojos y se tumbó en la cama –se había levantado por el interrogatorio- e intentó dormirse. Sin embargo no pudo asique se levantó. Y como no podía saber si podía rondar por la casa, agitó la campana. Sin embargo nadie entró asique se decidió a salir. Sin embargo, por puro instinto esquivó un cuchillo que ni siquiera había visto.

-Tienes Instinto. Eso es bueno –dijo una voz desde ningún sitio- ¿Me acompañas a la sala de armas? –Caronte se volvió visible y se dio la vuelta para salir por la puerta- Quizás hasta seas un buen asesino, hijo de ricos.

Salió de la habitación y echó a andar por un pasillo que tiraba a la izquierda. Luego el pasillo se dividía y volvió a escoger la izquierda. Sin embargo, algo cambió. No era nada psicológico, era que antes las paredes eran de piedra gris y pulida, pero ahora eran de bambú.

-El bambú tira unas feromonas que inutilizan el Instinto.

-Ah… -dijo Ethan abstraído por el interés que ponía su maestro en matarle- ¿Qué son las feromonas?

-Nada, tú no lo entiendes. La población aún cree que las células están hechas de elementos asique… no te culpo.

-Hola Ethan –dijo Krasa desde el interior de la habitación.

El chico pasó el umbral de la puerta y se quedó maravillado ante la grandeza de la habitación. Era más alta que su propia casa y tan ancha que uno podía dar setenta pasos y aún no tocaba la pared del fondo. Pero lo más impotente de todo eran todas la armas. Las cuatro paredes estaban repletas de armas, ni un solo resquicio de la pared estaba sin nada. A todo esto se olvido de saludar a la chica.

-Cada una tiene una habilidad especial –comentó Rais antes de que dijera nada-, la mía me hace invisible y la de Krasa le confiere el poder de crear ilusiones. Tú debes de escoger la tuya.

-Entonces… ¿Ese cuerpo no es el tuyo? –preguntó Ethan a la chica.

-Todo, absolutamente todo –dijo mientras le giñaba un ojo y sacaba pecho. Con aquel escote que tenía, la vista era magnífica.

Caronte miró con cara de confundido a la chica y luego se volvió hacia el joven.

-Escoge un arma, puedes tener cualquiera de las que haya en la habitación.

El chico se paseó por la habitación. Sin duda eso costaría una fortuna, había desde armas sencillas como dagas, espadas y arcos, pero luego había brutalidades para los que le gustaba cebarse con el enemigo. Cosas como espadas con sierra y con espadas más pequeñas para desgarrar la carne, cadenas acabadas en aguijones que estaban bañados en un líquido morado –Ethan supuso que era veneno-, mazas con pichos… Pero sólo había un arma que le llamara la atención a Ethan, una especie de brazalete enorme con una daga escondida en la parte de uno de los lados.

-¿Qué es esto? –preguntó

-Es una daga oculta. La puedes aplicar veneno, soltar la daga para lanzarla… pero su uso principal es el sigilo. Te acercas a él con la daga metida en el brazalete y cuando esta suficientemente cerca sacas parte de la hoja por un mecanismo y se la clavas. Son un par. Una para cada mano.

-¿Cuál es su habilidad?

-Eso solo lo sabrás si la eliges.

Entonces le entró la curiosidad a Ethan.

<<¿Cuántas habilidades me quedaré sin conocer?>>

Pero disipó sus dudas y cogió los brazaletes.

-Bien, la habilidad no la se ni yo asique tendrás que practicar a ver que es lo que hace. Normalmente suelen estar relacionados con para que sirve el arma. El arma de Krasa es una daga que cambia de trayectoria, es una daga que engaña. Asique su habilidad es engañar. Mi arma es un arco a larga distancia, y casi ni se ve a flecha cuando te atraviesa. Por lo tanto menos me ven a mí.

-Ah, lo entiendo. O sea que tendrá que ver con el sigilo mi habilidad ¿No?

-Si.

-¿Y tienes la habilidad aunque no estés tocando el arma?

-Si.

-Hm, eso me gusta. Por cierto, ¿Qué es el Instinto? Antes lo has nombrado y no se l que es…

-Es una habilidad que suele salir a la luz cuando escoges tu arma, cuando la ligas a ti. Puedes activarlo cuando tú quieras, pero se activa él solo cuando estás amenazado. Solo que cansa mucho. Cada uno es diferente. Son habilidades especiales, y aparte, tus sentidos se agudizan.

-Pero… yo lo he tenido antes al esquivar el cuchillo.

-No, fue solo una reacción más rápida gracias a tener Instinto. Daremos clases para sacarlo a la luz, las primeras veces suele costar asique tengo que ayudarte. Comenzaremos ahora mismo

-Bien.