El Legado de La Guadaña de Caronte, pte 5
V
Los tres se reunieron en una sala a la que tenías que llegar yendo por el pasillo izquierdo saliendo de su habitación y luego teniendo que elegir unos cuantos caminos más. Habían cogido un poco de comida, pues Ethan no había desayunado.
La sala era bastante pequeña, como la habitación de Ethan, y estaba hecha de bambú.
-Bien, el sujeto tiene cuarenta y dos años –dijo Rais mientras extendía un papel que contenía un mapa de Levart y era tan grande como la mesa de crista que había en el centro de la habitación-, como os he dicho es de los Alarden. Es bastante gordo y tiene una barba naranja que lo distingue de cualquier otra persona. Sólo va solo cuando sale de casa y va hacia el trabajo, o haca el burdel, pero a esas horas la calle está muy transitada.
<<No me lo puedo creer –pensó Ethan-, el padre de Bella le pone los cuernos a su mujer>>
-Ethan –dijo Caronte para llamarle la atención-, atiende.
El chico bajó la cabeza, avergonzado y Rais siguió con su explicación.
-Para ir hacia el trabajo, sale de la mansión y pasa por la calle Atheroz, luego cruza hacia la derecha y llega hasta la plaza, que es allí donde trabaja como chapista. Podéis matarle tanto desde cerca como desde lejos, seguramente nadie os molestará. Si lo hace alguien, o si alguien sabe que sois vosotros los que le habéis matado, matadle a él también o quedaos con como es y venid aquí. Para quien no lo haya escuchado –miró a Ethan-, matamos a ese hombre porque casi mata a uno de nuestro Gremio de Asesinos.
-Vale –el chico asintió-, pero… ¿Dónde estamos exactamente? –peguntó Ethan.
-Estamos detrás de la montaña de Ortuac. Hay un camino para pasar por en medio, Krasa te lo enseñara.
Ethan asintió.
-Te dejaré ropa de calle, los trabajos por la noche serán con la túnica del asesino.
El chico volvió a asentir.
-Ahora iros, dentro de cinco minutos Decé saldrá de casa.
Krasa y Ethan salieron de la habitación y el chico siguió a la joven por un laberinto de pasillos para llegar a una puerta de madera. Los chicos la abrieron y salieron fuera, la vista era impresionante, una montaña de una altura incalculable estaba a unos pocos pasos de ellos, y un gran rio bajaba por la ladera de la montaña.
-Que bien, por fin el aire me da en la cara –comentó Ethan.
Krasa asintió y ando hasta el rio, luego se zambulló en sus aguas y su cuerpo se lo tragó la tierra. Ethan se quedó sin respiración cuando una mano salió de entre las aguas para tirar de él. En un momento pasó de estar fuera, para meterse en el agua, para entrar a una cueva subterránea.
-Un buen truco –comentó Krasa sintiendo-, el techo falso se le ocurrió a Rais, antes había que rodear la montaña.
Ethan asintió y siguió a Krasa por el interior de la gruta. Había algunas antorchas que señalaban el camino cuando había varias direcciones.
Los chicos salieron después de un rato y se encontraron cara a cara con Levart.
-Bonitas vistas –dijo Ethan.
-Si –dijo Krasa.
Pero no perdieron un minuto y corrieron hacia la ciudad.
Justo cuando llegaron a casa de los Alarden, Decé estaba saliendo por la puerta de la valla y se dirigía hacia la calle Atheroz.
-Vamos a hacer el truco de la noche –dijo Krasa.
-¿Cuál es? –preguntó el Ethan.
La chica se lo explicó rápidamente y luego saltó desde árbol donde estaban escondidos. Ethan había entendido bien el plan y esperó a que Krasa se pusiera en el camino del barón.
Pero el momento no llegaba, Ethan siguió a Decé silenciosamente saltando de copa en copa de los pinos. Hubo un momento en el que se canso y bajó del árbol para ir a la calle. En ese momento un carruaje pasó y Ethan no vio a Decé. Pero ese segundo le bastó para escaparse del asesino.
-Cerdo –dijo Ethan mientras abría a ventana y el tiempo se ralentizaba.
Comenzó a buscarle por todos sitios, pero nada. Entonces se le ocurrió que quizás estaba en el carruaje. Y no se equivocó, pues fue corriendo hasta el carruaje –que iba a una velocidad mínima y miró dentro. Se encontró a Krasa y al barón hablando muy lentamente. Entonces Rais se puso en cima del carruaje y cerró la ventana.
-Me queda poco Instinto –dijo el chico mientras oía como hablaban.
Pero algo cambió, el carruaje se hizo invisible y todo lo que había dentro también. Ethan soltó una maldición contra Rais y sus malditas pruebas y se puso a pensar como podía ahora atacar a Decé.
Se le ocurrió una idea buena, muy buena. Su maestro le había dado la respuesta a ese asesinato unos minutos antes.
<< Has escuchado hasta mis latidos. ¿Por eso lanzaste a mi corazón? –recordó Ethan>>
El chico se concentró en escuchar los latidos del corazón y entonces escuchó cuatro. Dirigió sus “ondas” hacia donde creía que estaba el barón y escuchó atentamente. Bum-bum, bum-bum. Ethan calculó donde debía de estar y descendió por el carruaje hasta colgarse de la ventana. Bum-bum, bum-bum. Haciendo mejores sus cálculos y siendo consciente de que dentro de poco iban a llegar a la plaza donde había mucha gente, sacó un poco la daga por el mecanismo que le había enseñado Caronte y cavó la daga en el corazón de Decé.
Pero algo impidió que probara sangre su arma, una especia de muro invisible. El carruaje dio media vuelta y de repente se hizo visible.
Dentro apareció Rais con una tripa de mentira, con una barba naranja y con una cara burlona.
-Bien hecho, creo que ya te puedo entrenar. Estás dispuesto a matar.
-El truco de la noche ¿No? –preguntó Ethan a Krasa, pasando olímpicamente de su maestro.
-Pues que sepas que es real –dijo ella-, seguramente lo tendremos que utilizar alguna vez.
Entonces el cochero paró el carruaje y les invitó a salir de su vehículo, tenía que hacer otros trabajos. Los tres aceptaron la invitación, bajaron del coche y fueron hacia la imponente montaña Ortuac.



Comentarios
airunosa - hace más de 12 años
Aaaaaaaaaaaaaag!! pero sigue publicando la historia!!! Como hagas como con otras que has tardado un montón en seguirlas tendrás que vértelas conmigo.. muajaajajaaaajaaja!!
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