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El Legado de La Guadaña de Caronte, pte 6,7,8

Publicado por luisc el 27/09/2013 · Categorías: Creación

VI

El cuchillo que tenía en la mano, salió disparado hacia el monigote de paja que se encontraba a treinta pasos del él y sólo le rozó la cabeza, el desayuno le había sabido fatal y estaba un poco irritado con su maestro.

-Mal –dijo Rais, ya cansado de que su alumno fallara-, ¿No puedes hacerlo mejor?

Ethan llevaba ya tres días practicando, saltaba vallas, ralentizaba el tiempo, apuntaba al corazón con sonidos. Pero aún no conseguía afinar su puntería.

-Lo siento –dijo Ethan-, pero es muy difícil.

Caronte cogió un cuchillo, cerró los ojos y la lanzó. El cuchillo se clavó en el corazón del muñeco.

-Difícil –dijo Rais-, no me vengas con tonterías. Imagínate que no tu habilidad de arma no llega muy lejos, ¿Qué haces entonces?

-Pues ralentizar el tiempo y clavarle el cuchillo.

-Se te acabó el Sol.

-Vale, vale.

Ethan cogió otro cuchillo e hizo trampas, ralentizó el tiempo, se acercó y lanzó el cuchillo, luego volvió a la posición donde estaba antes y dejó el tiempo como antes.

-Waho –dijo Caronte-, estaría bien si… el cuchillo no hubiera empezado su trayectoria por a mitad del camino. Hazlo otra vez.

El chico cogió otro cuchillo y se concentró, luego lanzó el cuchillo y se clavó en la pierna del muñeco. Rápidamente cogió otro y lo lanzó a la cabeza. El cuchillo la atravesó.

-Bien –comentó su maestro mientras bajaba la palanca-, ahora en movimiento.

Ethan resopló, cogió un cuchillo y lo lanzó con mucha fuerza, calculando la trayectoria del arma, sin embargo, cuando vio que su cuchillo no iba a acertar, ralentizó el tiempo y lo movió un poco, luego volvió a su sitio y dejó el tiempo como antes. El chuchillo se clavó en el corazón del muñeco.

-Bien, eso está muy bien… si tuvieras Sol, hazlo otra vez.

El chico bufó y tiró un cuchillo acertando en el corazón.

-Bien, ahora vas a tener que ir a por otro objetivo.

-¿Quién es? No creo que sea difícil matar a cualquier persona de la ciudad.

-Tienes que intentar matarme a mí. Tienes una semana. Me alojare en una casa y me comportaré como una persona normal. No te diré donde estoy. No vas a tener que hacerlo tu solo, Krasa te ayudará.

-Bien, no será tan difícil ¿No?

Rais desapareció y no dio más explicaciones, la puerta de metal se abrió aparentemente sola y antes de cerrarse Krasa se coló. La puerta se cerró sin ningún sonido.

-¿Salimos a por él? –preguntó Ethan.

-¡Tenéis que darme un tiempo! –gritó Caronte- ¡Krasa puede seguir mi calor!

Los jóvenes esperaron un rato, salieron de la casa y se internaron en la gran montaña.

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-Realmente crees que le pilaremos ¿No es así? –preguntó la chica.

-Pues que quieres que te diga, por mucho invisible y mucha barrera yo se ralentizar el tiempo y hacer que las cosas suenen o no, tu puedes ver el calor y crear ilusiones. Me extraña que no pienses que vamos a cogerle.

-Si, pero la ciudad es enorme, hay un montón de posadas.

-Y un montón de amigos –dijo Ethan sonriendo.

-¿A qué te refieres? –dijo Krasa levantando una ceja.

-¿Yo? Nada, nada… mira, ya salimos.

Los chicos empujaron una puerta de madera y el viento frio del atardecer les dio en la cara.

-Bueno, pues espero que ese montón  de amigos nos ayude.

-Es justo lo que van a hacer –dijo Ethan y se puso a correr como un poseso hacia la casa de Gozz.

VII

Ethan llamó cinco veces a la puerta y Gozz apareció.

-¡Hombre Ethan! ¡Sigues vivo! Y con un buen pedazo de pan –dijo el chico mientras miraba a Krasa.

La chica sacó su daga.

-Bueno, ya veo que tiene dientes. ¿A qué habéis venido?

-Necesitamos que tú y los tuyos nos ayudéis a encontrar a Rais.

-A Rais eh… eso costará varios días de esfuerzo contando conque un dia cambie de trayectoria y…

-No cambiará –dijo Ethan-, es una prueba. Se alojará en una posada e irá por las mismas calles todos los días. Suelta a tus aliados para que correteen por la calles y os daré unas barras de pan…

Gozz subió las cejas.

-… e inmunidad contra la policía, si viene algún policía solo tendrás que golpear una cosa que te daré y yo haré que no de parte de que quince niños menores estén viviendo solos en una casa.

El joven desaliñado se lo estuvo pensando un rato y luego asintió.

-¿Dónde están las barras esas?

Ethan sonrió y le entregó al chico unas cuantas barras de pan.

-¿Dónde las has cogido? No te has separado de mí en todo el camino –apuntó Krasa.

-Instinto –dijo Ethan mientras la giñaba un ojo.

Gozz dio una orden y catorce niños de distintas edades (ninguno menor de diez) aparecieron al lado suyo.

-Caronte, camino estático, posada, informar. Inmunidad policial

La numerosa bandada de niños asintió y salieron de la casa corriendo.

-Bien, pues… adiós. Vendré cada día a ver si han encontrado algo los chicos, tenemos una semana.

Gozz asintió y luego vociferó:

-¡SIETE DÍAS! Adiós Ethan, y que la suerte esté de tu… de nuestra parte.

-Bien.

Los dos asesinos salieron corriendo del umbral de la casa y se dirigieron al centro de la ciudad, donde había muchas mas posadas.

VIII

Ya habían recorrido la mitad de las posadas cuando Ethan recordó una cosa.

-¡Mierda! ¡Mierda, mierda, mierda!

-¿Qué ocurre? –preguntó Krasa.

-Dijo casas, dijo casas.

-¿Qué?

-¡Rais! No dijo que fuera a estar en una posada, dijo que iba a estar en una casa.

-Oh, madre mía, es verdad.

-Pues nuestra única solución es buscarlo por la ciudad, encontrar su trayectoria

-No se cómo he podido equivocarme…

-Ni yo… bueno. Pues para esto habrá que separarse, somos dieciséis y tenemos que cubrir las muchas calles de Levart. Tenemos siete días, bueno, yo creo que el hoy no contaba ¿No? Solo teníamos el poco tiempo desde que se iba el Sol hasta que se iba la Luna.

-Si, eso me hace pensar que se acaba de esconder asique vamos a tener que alquilar una posada.

-Vale, pues venga, vamos. La última que registramos me pareció bonita.

-Vale pero… ¿Cómo entramos? Yo no tengo dinero –apuntó Krasa.

-Ni yo, pero bueno, ralentizo el tiempo y me cuelo.

-Ya, ¿Y yo que?

-Bueno, mientras iba a comprar el pan lo probé… si me tocas mientras paro el tiempo puedes moverte. Pero me gasta mucho más Sol, asique va a haber que hacerlo rápido.

-Bien, puedo correr mucho.

Los jóvenes entraron en la posada y Ethan ralentizó el tiempo.

-¡Corre! –dijo.

Los dos corrieron rápido y raudo hacia la primera habitación que estaba abierta. Dentro no había nadie.

Ethan cerró la ventana y el mundo volvió a la normalidad. La habitación era una bastante normal para una posada, un par de camas, varias velas por si querías hacerte el romántico y un baño que contaba con una tecnología ultramoderna que era una especie de silla con un agujero, y todos tus desperdicios corporales iban al agujero y bajan por un tubo hasta una caja gigante que luego se enterraba.

-Puff, ha sido chulo ¿Eh? –preguntó Krasa.

-Si, cierra la atranca la puerta anda.

-Ya voy –dijo mientras la cerraba y colocaba una de las camas en la puerta para que no se pudiera abrir.

-¿Qué ocurre si el Sol se me acaba? –preguntó Ethan.

-Pues que tu Instinto se fija en tu energía vital y si usas tu Instinto te mueres.

-Ah, que bien.

La chica sonrió y se recostó en la cama que estaba pegada a la puerta mientras,  Ethan hacía lo propio en la cama restante y se dormía.

Su sueño era un tanto extraño, estaba en una habitación en la que sólo había una mesa muy grande y dos señores, ocultos en las sombras, estaban al otro extremo de la mesa del que estaba él.

<<Antes de que pienses nada, esto no es un sueño –dijo una voz de mujer-, mi Instinto es meterme en sueños de los demás y controlarlos>>

<<¿Qué quieres? ¿Por qué estoy aquí? ¡Exijo una explicación!>>

<<Estas aquí porque Meryl quiere, y lo que queremos es que mates a Rais Caronte, el pago será de mil Dirhemes>>

La suma hizo que Ethan se sentara en una silla de madera que quedaba cerca de él, mil Dirhemes, con eso podría comprar casi Ortuac entera.

<<¿Te interesa? Solo tendrás que ir a la dirección que te voy a dar con su cuerpo>>

<<Si, claro, ¿Por qué no? –un plan maquiavélico ya se estaba formando en la cabeza de Ethan>>

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Cuando el chico se despertó, comentó con Krasa su plan.

-Trescientos Dirhemes, ¿Los quieres?

Krasa asintió y Ethan la contó el plan.

-Fantástico, magnánimo –dijo la joven mientras le brillaban los ojos.

El plan para atrapar y matar a Caronte iba a empezar esa misma mañana.