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Sir Savien Trillard (4ª parte) He decidido cambiar el nombre a " La historia nunca cantada del padre de Kvothe "

Publicado por luisc el 11/11/2012 · Categorías: Creación

En Haert comenzó su entrenamiento,

mas no pudo,

casi no tenía aliento.

 

Pues despúes de tantos días corriendo,

casi parecía,

que se estaba consumiendo.

 

Los años ahí

pasaron muy lentos,

pues después del primer día,

ya estaba durmiendo.

 

Todos saben

que el entrenamiento es duro,

pero no tanto,

como fué el suyo.

 

El misterioso perseguidor

lo comenzó a entrenar,

y después de eso,

no podía ni llorar.

 

Todos los músculos,

le doían con pesar,

y como no le dejaban dormir,

no podía descansar.

 

Hasta que un día,

un nombre susurró,

el viento se paró

y todo Haert se ajetreó.

 

Aprovechando esto,

Sir Savien durmió.

Ya huiría,

por ahora no.

 

asadoas ocho horas,

el vinento volvió a soplar,

para Haert que alegría

y para Savien que pesar.

 

Siguió entrenando,

como un noble enfurecido,

hasta que apareció,

un hombre destruido.

 

Destruido por la rabia,

por el ansia de matar,

había destruido Tariniel (lo pone en el libro)

ahora quería más.

 

Hoy en día todos saben

que pelea mejor un loco

que un guerrero Adem.

 

Asique destruyó,

destruyó sin cesar

hasta que su ira,

devastó la ciudad.

 

Las casas quedaron ardiendo,

los niños acabaron muertos

nadie podía parar la ira,

la que el corazón de Lanre,

estaba destruyendo.

 

Al finaal solo Savien quedó

Lanre dijo que hablara,

Savien se negó,

asique Lanre,

la cara le destrozó.

 

-¡Habla bellaco!

Dime como es,

como se nombra al viento

Si no lo haces,

te mataré.

 

Savien, perdido de temor,

le dijo el nombre del viento,

el del fuego,

el del agua

¡Y muchos mas!

Incluyendo el del trueno.

 

-¡Venid aqui malditos!

-Gritó Lanre a los seis perdidos

-¡Y ayudadme a matar!

Se muchos nombres y vamos a congeniar.

Me lo ha dicho todo Savien,

Sir Savien Trillard.

 

Seis figuras aparecieron,

con el destello de un rayo.

No podía creerlo,

no podía ser él;

el hombre de ojos negros.

Lo volvía a ver.