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La Sandía

Publicado por mangeru_miyamoto el 29/09/2015 · Categorías: Tag que he creado sólo para mí y que probablemente nadie tenga., Amor, Sandía

Cuando llegué a la habitación, tú ya estabas dentro. Ahí parada, mirando al techo. Me deleité con tu sinuoso cuerpo, apreciando todas y cada una de las curvas que me arrancaban un suspiro. Dubitativo, di un paso. Me quedé embobado, sin casi poder respirar. Tu belleza sobrepasaba todos los límites hasta ahora por mí conocidos. Tu esencia erizaba mi vello, y mi corazón se me salía del pecho. Quise hablar, pero no pude; el arte que se escribía en cada centímetro de tu cuerpo me dejó sin habla. Me mantuve ostensiblemente embelesado. Ahí estabas.

La sandía más hermosa que había visto en mi vida.

Me acerqué con suma precaución al pedestal sobre el que descansabas plácidamente, puesto que no me perdonaría molestarte en lo más mínimo. Tragué saliva, y noté como me enrojecía.

Tú me viste antes de que pudiese reaccionar.

-Oh... ¡Hola! Es agradable ver a alguien que tiene ganas de hablar.-Dijiste.

-Sí, jaja... Me habría acercado antes. No te había visto entre todo el barullo.

Craso error: no había nadie en la sala.

-Pero... Aquí no hay nadie -compusiste una sonrisa sandíicamente encantadora-. ¿Estás bien?

Todo tu sandío cuerpo se giró para poder observarme mejor. Lo juro por Dios, verte en todo tu esplendor fue lo mejor que llegó a mis ojos en eones.

-Oh, sí. Me había perdido en tu mirada-sonreí-. Quisiera pedirte un favor.

-¡Oh! Eres todo un galán. Lo que sea, mi amor.

-Me gustaría tener el privilegio de alzarte en brazos y llevarte como si fueses la sandía más verde y redonda del planeta. Darte mill millones de vueltas alrededor de la Tierra, llevarte a todos los países, y que vieses todo lo que quisieras. Besarte en la torre Eiffel, y luego TIRARTE DESDE LA CIMA, Y VER COMO TU CUERPO IMPACTA CONTRA EL SUELO Y SE TRANSFORMA EN UN AMASIJO DE SEMILLAS Y JUGOS DE SANDÍA.

-MALDITO, FUE UN ERROR HABER VENIDO AQUÍ. LUCHAREMOS HASTA QUE UNO DE LOS DOS MUERA.

-COMO QUIERAS.

Me preparé. Saqué la katana que llevaba oculta en el sombrero y me desnudé, revelando mi cuerpo desnudo, que a su vez desnudé, revelando otro cuerpo más pequeño y con un tatuaje de un tío muy guay que hace el pino con su skate.

La sandía montó en cólera. Cólera gritó, ya que no se acostumbraba a llevar una sandía a la espalda. La sandía cargó contra mí. En un rápido corte transversal en 436465 grados Farenheit, hice una tortilla y me salió quemada.

-¡¿Es eso todo lo que sabes hacer!?-dijo la sandía, que lanzó granadas contra mi persona.

Como mi persona recibió muchos golpes, cogí la persona de George y me defendí con ella.

Gracias, hombre.

Me di cuenta de que perdía mis opciones. La sandía era muy poderosa, mucho más que en el panfleto informativo.

Así que esquivando y dando supérfluas pero bonitas volteretas, alcancé una esquina alejada de la habitación, en la que tuve tiempo de planear mi huida.

En ese momento, Cólera resbaló. La sandía se cayó con él, se aplastó brutalmente contra el suelo y se partió en aproximadamente 998'5 pedazos. Mientras gritaba de sufrimiento, me comí todos y cada uno de esos trozos.

Salí por la puerta. Ah, no, que no hay puerta.

Hice no uno, sino dos huecos en la pared que me sirvieron para darme cuenta de que hacer huecos en una pared no sirve para mucho.

Entonces, pensé muy fuerte en crear una puerta y me cagué encima.

Sacabó.