Tormentas de Otoño: Sexto capítulo
📘 Capítulo 6: A punto de perderte
Todo empezó con un mensaje.
> “Elías está en el hospital.”
Lo escribió Álvaro, un amigo suyo del barrio. Yo estaba en casa, repasando para un examen. En cuanto leí esas palabras, todo lo demás dejó de importar.
Corrí. Ni siquiera le dije a mamá a dónde iba.
Cuando llegué, lo vi desde la puerta: tumbado en la camilla, con un vendaje en la frente y el brazo lleno de arañazos.
Tenía los ojos cerrados. Pálido.
Roto.
—¿Qué pasó? —le pregunté a Álvaro.
—La moto. Curva mal tomada. Llovía. No llevaba casco.
Mi mundo se detuvo.
Entré despacio. Me senté a su lado. Le tomé la mano.
—Si me dejas ahora, te juro que te voy a odiar —susurré.
No respondió.
—No tienes permiso para morirte. Ni para desaparecer. Ni para rendirte. ¿Me oyes?
Y entonces, él apretó mi mano.
Lento. Débil. Pero real.
Abrió los ojos.
—No me iba a ir sin despedirme de ti —susurró con media sonrisa.
Yo rompí a llorar.
—Estás loco.
—Por ti. ¿Lo olvidas?
Esa noche, cuando lo dejaron en observación, me quedé con él. Me quedé aunque me mandaran a casa. Me quedé aunque mamá me llamara mil veces.
Porque en ese momento entendí algo:
Amar a alguien no es fácil. Pero perderlo… es mil veces peor.



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