Tormentas de Otoño: Undécimo capítulo
📘 Capítulo 11: Donde dueles tú
Volvimos a la ciudad al día siguiente.
Con más heridas. Pero juntos.
Elías habló con mamá. Con Leo. Les dijo que no iba a pedir permiso. Pero sí respeto.
Leo no dijo mucho. Solo asintió, con esa cara suya de orgullo mal disfrazado.
Mamá solo lloró, pero esta vez… de alivio.
En el insti, los rumores seguían.
Pero a mí ya no me dolían.
Porque aprendí algo:
La gente siempre va a hablar.
Pero nosotros éramos los únicos que sabíamos la verdad de lo que sentimos.
Una tarde, mientras caminábamos por el centro, Elías me detuvo frente a una librería cerrada.
—Aquí venía con mi madre —dijo, tocando el cristal—. A veces le leía cuentos. Incluso cuando ya era mayor.
Lo miré. Su cara estaba tranquila. Por primera vez, en paz.
—¿Aún le escribes? —le pregunté.
Él asintió.
—Cuando no puedo más, le escribo cartas que nunca envío.
—¿Y qué le dirías hoy?
Pensó un momento. Luego susurró:
—Le diría que te conocí. Que me enamoré. Que por fin entendí que el amor no siempre salva… pero acompaña. Y eso ya es suficiente.
Nos abrazamos. En plena calle.
Como si el mundo no existiera.
Como si solo fuéramos él y yo.
Donde duele, tú estás. Pero donde estás… también hay luz.



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