La vida en grupo
Estaba yo eligiendo un tema para mi post, y al ver "la vida en grupo" se me encendió la bombillita, porque me parece que hay tantas maneras de vivir una amistad que sería interesante comentarlas.
Cuando éramos pequeños, no le dábamos tanta importancia. Es cierto que siempre había alguien que era más amigo nuestro que otro, pero íbamos todos con todos, y nos daba igual cómo fuera la gente por fuera.
Después se pasa a la fase en la que los niños de siete, ocho años se empiezan a dar cuenta de que no todos son iguales, y en la que se empiezan a dar los famosos grupitos. Ahí es donde se empieza a ver cómo los enanos inocentes a los que les daba igual cómo era el de al lado prefieren ahora estar con tal o cual tipo de persona.
Y luego ya se pasa al instituto, donde hay lo que viene siendo de todo. Grupos de más de treinta personas que rara vez ves juntas, grupos pequeños de cinco o seis integrantes que lo hacen todo juntos, y luego están los llamados marginados. Los que no están con nadie, sea por lo que sea.
Lo que yo quería reflejar aquí no es la evolución del ideal de la amistad en el ser humano, sino cómo a medida que crecemos nuestro grupo se va haciendo más cerrado, e imponemos, consciente o inconscientemente unas condiciones para entrar.
Los niños de infantil del segundo párrafo se lo pasan bien con quien sea. Les da igual si eres negro, blanco, guapo, feo, alto o bajo: si tú le tratas bien, él te va a tratar bien. Así de sencillo.
En cambio, los de instituto parecen haber desarrollado la necesidad de fijarse en los defectos de la gente. Que yo también me incluyo, porque hay veces que simplemente te sale solo, pero un chico de instituto sabe que si se queda solo se van a reír de él. Porque parece que necesitan ver que estás rodeado por un grupo de personas más o menos como tú, mientras que si un niño pequeño se va a jugar solo nadie le dice nada. Él tan feliz, y yo recuerdo de veces que te lo pasabas mejor solo que con gente. Nadie le va a poner verde a sus espaldas ni le va a llamar marginado.
Y no sabéis la envidia que le tengo a esos niños por poder hacer lo que quieren. De verdad.
Lo que quiero sacar en conclusión con esto es que tener un grupo puede ayudarnos y hacer que nos sintamos mejor (porque,al fin y al cabo, ¿a quién no le gusta sentirse acompañado?), pero no debe convertirse en una restricción para hacer lo que de verdad queremos hacer y estar con quien queremos. Siempre desde el altruismo, como hay que estar es a gusto contigo mismo.
Y ya si te ponen verde, pues qué se le va a hacer.



Comentarios
No se pueden incorporar más comentarios a este blog.