La teoría del dragón dormido V.
Son las ocho menos diez de la mañana y ya estoy en el banco del instituto fumando. Me gusta llegar antes porque me acompleja demasiado llegar y que todo el mundo se quede mirándome.
Veo llegar a los niños de primero con sonrisas en la cara, a los de segundo un poco más tranquilos, a los de tercero mirando al suelo y veo como se consume la vida de los de cuarto con un cigarro entre sus labios. Los de bachillerato llegan rápido y entran igual. En este momento me doy cuenta de cómo va degenerando la vida de estos pequeños seres que para mí son extrañas almas en pena.
De repente suena el timbre y todos entran, apuro las últimas caladas de mi cigarro y lo tiro. Me dispongo a entrar cuando la veo corriendo hacia la puerta. Me da los buenos días con una sonrisa de oreja a oreja y entra de la misma forma que ha llegado, corriendo. Me quedo embobada con su movimiento y es el conserje quien me saca de mis pensamientos invitándome a entrar amablemente. Entro y cuando llego a mi aula veo que aún no ha llegado el profesor. Me siento yi mirada se pierde entre el baile de los pies pesados que que aparecen ante mí. Lo único que hay en mi cabeza es ese bello movimiento que me embelesa...
A la hora del recreo me siento en las mismas escaleras e intento escribir, pero hoy la inspiración ha decidido no acompañarme en mi viaje. Me pregunto por qué... Cuando llega María a las escaleras, deja su mochila y saca su bocata. Se me acerca y de pronto los versos invaden mi cabeza como la estampida de clones que me apartan de ella.



Comentarios
airunosa - hace más de 10 años
No dejes los relatos Patete que me estaban gustando un monton esta serie de articulos que has empezado a compartir!!
patete - hace más de 10 años
@airunosa quiero seguir, seguramente hoy suba la siguiente parte, pero tenemos una cachorrita en casa y tengo que estar muy pendiente de ella, por eso lo he parado un poco.
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