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Delirios nocturnos de un pato con insomnio.

Itálica II

Publicado por patete el 02/05/2016

"Eh, tú. ¿Qué haces encima de nuestra colina? ¿No ves que impides la entrada a la mina?" Neli abrió los ojos y se encontró con un hombrecillo vestido de telas rudas y pardas. Tenía una tupida barba blanqueada por la edad, y unas profundas arrugas componían una expresión indignada en un rostro que no parecía acostumbrado a componerla.

-Discúlpeme. No pensé que nadie necesitase esta colina para nada. -dijo levantándose. "Ese es el problema de los jóvenes, que no pensáis que nada valga para nadie" -dijo el gnomo siguiendo su camino. Neli permaneció detrás de él con curiosidad. No había visto nada parecido a una entrada de lo que pudiese ser un túnel y mucho menos una mina. El gnomo avanzó hasta un sistema de riego del parque y se detuvo levantando sin esfuerzo la tapa metálica que lo cubría. Haciendo girar el grifo hizo que las raíces del pino colocadas a su derecha crujiesen y se retorciesen formando un arco por el que se escabulló haciendo un gesto con la mano a modo de despedida.

-Adiós... -murmuró ella.


Lúa caminaba por el parque con lágrimas empapando sus mejillas e impidiendo su visión. De pronto, vio como Neli observaba una simple raíz a la sombra de un árbol. Sin saber muy bien por qué se acercó a ella e intentó ver lo que tanto la ensimismaba.

-¿Puedo preguntar qué es lo que tanto te intriga, Neli?

-¿Alguna vez has oído hablar sobre los Nibelungos? -dijo al oír su voz. Tan absorta estaba imaginando las intrincadas galerías cristalinas que no advirtió que hubiese alguien realmente.

-Mmm... No me suenan, ¿qué es o quiénes son? -Lúa empezó a sentir algo de curiosidad al escuchar el tono de Neli.

-Pues... son unos enanos que viven en el subsuelo, trabajando día y noche en minas de oro y demás metales preciosos. -Neli se giró hacia ella recuperando su voz su vitalidad característica. -¡Hola, Lúa! Hace una bonita mañana, ¿verdad?

-A veces me asustas, otras veces me asombras y otras veces... Simplemente eres tú. Muy bonita mañana si, ¿qué tal, Neli?

-Descubriendo las galerías de los sistemas de riego. -dijo Neli con una gran sonrisa.

Lúa estaba asombrada con su imaginación. Le parecía sorprendente su cabeza y no sabía como intimar más con ella. - ¿Te apetece dar un paseo? Es que... Bueno... Si te apetece, claro.

Neli soltó una risotada:

-¿Cómo podría no apetecerme?

-Genial.

Lúa quería estar un rato con Neli porque fue muy estúpida al irse aquel día de esa manera. Hasta el momento no volvió a ver a Neli, pero quería hablar con ella y descubrir más cosas sobre ella.

De repente Neli le cogió de la mano y tirando de ella gritó:

-¡Corre!

Con una risa aniñada hizo correr a Lúa hasta el pie de la colina, donde se escondieron tras unos encinas.

Con la lengua fuera, como quien dice, y con los pulmones vacíos, Lúa tuvo que sentarse para poder recobrar el aliento.

- ¡Neli! Ya te he dicho que no me hagas estas cosas, jo... - su última palabra sonó como si fuese una niña pequeña a punto de caer rendida por el sueño.

Lúa se tumbó y cerró los ojos, hasta que se dio cuenta de su respiración se había normalizado un poco más.

-Shh... -chistó Neli. - Mira eso. -susurró. En lo alto de la colina una criatura peluda gruñía olisqueando la galería oculta. Escarbó un poco la tierra que enterraba las raíces, y sin dejar de emitir sonidos guturales miró a su alrededor.

-Nos está rastreando. -dijo con susurros impacientes y apremiantes.

-Neli, ese es el jardinero. -Lúa observó a Neli de reojo sintiendo algo extraño. Por una parte le fascinaba todo el mundo imaginario que convivía con la realidad dentro de su cabeza, por otra, le había hecho correr como si no hubiese un mañana por un simple jardinero. -Neli, ¿por qué no nos vamos ya a dar ese paseo?

Neli miró enfurruñada a Lúa, pero aceptó, y le tendió las manos para levantarse. Posó la vista en la colina, a tiempo de ver que el ser de garras y cola de lobo ya no estaba.

-Vamos. -dijo volviendo la vista a la chica agotada que yacía en el suelo.

-Vamos, pero despacito... Que cada vez que te veo me haces correr - Lúa lo dijo con voz tierna y de niña pequeña.

A Neli se le evaporó el enfado:

- Sí. Perdona. Tú decides hacia dónde caminaremos.

-Iremos donde usted decida, mi lady. -hizo una reverencia digna de la edad media.

Neli se quedó muy seria y comenzó a mirar a su alrededor buscando al objetivo de su calificativo.

-¿Neli? ¿Hola?

-¡Hola! ¿Cómo estás, Lúa? -dijo como si la viera por primera vez en días. Al ver su cara de perplejidad ahogó una carcajada:

-Era broma.

Se enfurruñó y se dio la vuelta. Comenzó a caminar rápido y metió las manos en los bolsillos.

Neli corrió detrás de ella arrepintiéndose de sus palabras y balbuceando una disculpa:

-¡Perdona! No quería hacerte... Era una broma. ¡Lo siento!

Se puso de morritos y acabó diciendo un pequeño "Jum" para ver cómo reaccionaba Neli.

Neli murmuró un 'eres adorable' que no esperaba ser audible, con una tierna sonrisa en los labios.

-¿Has dicho algo?

-¡No! -dijo algo sonrojada.

-¿Por qué te sonrojas? ¿Qué pasa?

-Por nada, por nada. -dijo mirando hacia otro lado.

-¿Neli? -se apartó sintiendo que su simple presencia la sonrojaba. -¿Te da vergüenza?

-¿El qué? -dijo tratando de calmarse para sus adentros. El sonrojo se le pasó poco a poco.

-No lo sé, supongo que decirme en un tono audible que soy adorable - Lúa dibujó en su rostro una sonrisa burlona y la miró a los ojos.

-Sí. Vale, no te metas conmigo. -dijo en tono desenfadado dándole un golpecito en el hombro.

-No le quites importancia, sé que te daba vergüenza. ¿Por qué?

-No sé. ¿Qué más te da? ¿Por qué no me puede dar vergüenza?

-Ala, qué borde. Pues nada -se dio la vuelta y continuó caminando.

Neli se quedó mirando la espalda de la chica y pensó: '¿Qué narices acaba de pasar?'. Después la siguió a unos metros por detrás, sin saber qué es lo que quería Lúa exactamente.


Lúa guió a Neli a través de los parques, guardando las distancias. En veinte minutos llegaron a la entrada de la biblioteca.

- Venga, vamos. -Lúa agarró la mano de Neli y la llevó a través de escaleras, pasadizos de mantenimiento, calderas... Hasta llegar a una azotea convertida en su pequeño rincón secreto.

Neli se dejó guiar, y al descubrir la azotea se colocó a su lado, aún cogidas ambas de la mano. El viento azotaba su pelo, que se despeinaba con los vaivenes del cielo despejado de mediodía.

-¿Te gusta? -Lúa observó la cara de asombro y curiosidad de Neli.

Neli asintió, y soltó su mano acercándose a la barandilla de la fachada. A sus pies, el pueblo resguardaba a sus pequeños habitantes del frío proveniente de las montañas del este, que cada mañana volvían el cielo de color púrpura alargando su amanecer y refrigerando el rocío derramado por los numerosos parques y avenidas.

-¿Te gustan las vistas? Este sitio me encanta... Aquí es donde vengo cuando todo me abruma -Lúa perdió la mirada en el horizonte y sintió un frío extremo en su interior.

Neli vio la palidez que Lúa escondía y tendió el abrigo sobre sus hombros.

Lúa lo aceptó y se miraron a los ojos durante un rato.

-Gracias por enseñarme este sitio. -dijo con una sonrisa sincera.

-Un placer. -Lúa desvió la mirada y otra vez se quedó perdida en la bruma del pueblo.

Neli se tumbó en el suelo extendiendo los brazos con los ojos cerrados.

-¿En qué piensas? Es que logras que tenga curiosidad.

-No pienso en nada. -dijo con los ojos cerrados. No sabía por qué pero sentía el impulso de estar más cerca de ella, como si ahora su mente orbitase el interior de la chica tratando de aterrizar en él. Se frustró hacia sus adentros al no saber rechazar el impulso, y se incorporó de nuevo para colocarse a su lado en la barandilla.

Lúa se tambaleó a causa de una ráfaga de aire helado y chocó contra Neli.

-Perdona, es que me ha entrado un escalofrío. Por cierto, dudo mucho que no pienses en nada, eso es imposible. Ya me gustaría a mí poder dejar la mente en blanco. Dime, ¿en qué piensas?

-No lo sé. Me distrae la pregunta. Si me pusiese a pensar pensaría en el vértigo de estar en lo alto de un edificio azotado por el viento. -divagó Neli hasta que terminó hablando para sí misma.- Pensar en que los cimientos impiden que se derrumbe, pero ante un terremoto daría igual unas pocas toneladas de polvo y agua frente al movimiento magmático del centro de la tierra. - Neli miró al cielo, ensimismada. -Y sin duda, qué es eso que llamamos gravedad que hace que nos sintamos seguros cuando el suelo nos impide caer sobre las nubes.

Lúa sintió muchas ganas de abrazarla, se acercó a Neli todo lo que pudo pero se frenó en seco al ver que se daba la vuelta. Quedaron a pocos centímetros.

-Esto... -Lúa se llevó la mano a la nuca -¿tienes vértigo?

Neli se la quedó mirando analizando su expresión.

-¿Qué pasa? -Lúa se alejó con miedo de haber molestado a Neli...

-¿Cómo has sabido que estaba pensando en que me preguntarías eso? -dijo asombrada.

-¿Perdona?

- Sabía que me preguntarías si tenía vértigo. -Ante la cara de sorpresa de Lúa volvió a darse la vuelta: -Sí, si tengo vértigo.

Una ráfaga de viento desequilibró a Neli y Lúa cogió su mano para atraerla hacia sí. Neli acabó entre los brazos de Lúa, cuando ésta se enteró se puso roja y se apartó disculpándose.

Neli vio que su bufanda se desprendía de ella y salía volando y corrió tras de sí a la largo de la azotea:

-¡No! ¡La bufanda!

Lúa aprovechó su estatura para correr un poco más que Neli y saltó para cogerla. Casi se le escapa, pero logró cogerla en un último intento. Se giró hacia Neli y le tendió la bufanda:

-Creo que esto es tuyo.

Neli abrazo a Lúa con fuerza:

-Gracias. - dijo dándose cuenta de que habría estado a punto de soltar alguna lágrima de no ser por el viento que las secaba.

Lúa vio como intentaba contener las lágrimas con ayuda del viento y la abrazó aunque con miedo.

-Me gustan tus abrazos.

Lúa se quitó rápidamente y se apoyó en la barandilla sin pronunciar palabra.

-¿Te ha molestado algo? Perdóname... -Neli no sabía cómo actuar.

Lúa no dijo nada, simplemente lloraba en silencio esperando que Neli no se diese cuenta.

Neli se sintió terriblemente angustiada por haber hecho algo mal y no saber de qué se trataba. Se quedó apartada, en la barandilla, tratando de pensar qué podía haber hecho para que Lúa reaccionase así.

Lúa acabó sentándose y sacando un cigarro empezó a tranquilizarse.

-Perdona, a veces tengo ciertos impulsos que me hacen sentir mal...

-¿Qué impulsos?

-Nada...

A Neli le invadió una oleada de frío y se ciñó la bufanda lo mejor que pudo.

-Perdona... No quería reaccionar así -A Lúa se le borró de repente toda la curiosidad y la alegría.

Neli lo dejó pasar. Se le habían quitado las ganas de hablar y estaba pasando frío. Lúa seguía llevando su chaqueta, pero no quería que tuviese la sensación de que el rencor se había llevado su gesto de amabilidad.

-Lo siento, Lúa. Creo que me iré ya a casa. Estoy pasando frío.

A Lúa le aterrorizó la idea de que Neli se fuera, le dio su chaqueta desanimada.

-Gracias. ¿Tú vas a quedarte?

Creo que si... - Lúa estaba sopesando la situación y luchando contra su cabeza y sus instintos - Me alegro de haber estado un rato contigo.

-Si, y yo. Hasta luego. -dijo caminando hacia la puerta de emergencia que daba a las escaleras.

Lúa corrió por Neli y en un abrir y cerrar de ojos ésta se encontraba entre sus brazos. Le dio un fuerte abrazo y al bajarla se quedaron cara a cara. Lúa al ser más alta que Neli agachó un poco la cabeza y la besó, fue un acto reflejo. Cuando se dio cuenta de lo que hizo quiso disculparse, pero no le salían las palabras. Salió corriendo por las escaleras y despareció.

Neli sintió como un aroma cálido rodeó su cuerpo y se posó en sus labios. Cuando abrió los ojos la puerta había golpeado con fuerza y sólo quedaba de Lúa el olor que impregnaba su chaqueta. Quiso correr detrás de ella y bajó brincando tramo tras tramo hasta llegar a la puerta de entrada a la biblioteca, pero al salir no vio ni rastro de Lúa. El viento elevó en el aire las hojas secas del otoño que finalizaba, formando espirales rojas y marrones que se colaron por la ranura del umbral hacia el interior del edificio, y se preguntó si había sido su imaginación la que había decidido comenzar una aventura en la que ella tenía mucho más protagonismo del que se imaginaba.

...


 

Los días siguientes pasaron como un sueño en el que no sabía si su condición nadaba en la realidad o en el sueño. En una vigilia brumosa, la niebla difuminó sus paisajes y el rocío compuso miles de cristales difractados en oro y plata, que parpadeaban con el movimiento de las ramas desnudas y las hojas caídas. Sus aventuras se tornaron paseos meditabundos en los que su propia alma mantenía largas conversaciones sobre la filosofía de todo cuanto su corazón avistaba, y Neli la escuchaba con atención y sencillez.

...


Lúa andaba como si no tuviese rumbo mas que la biblioteca. Solo conseguía sacarse de la cabeza aquel beso que le dio instintivamente con los libros. Desde entonces intentaba mantener las distancias con Neli ya que no encontraba las palabras adecuadas para explicar todo lo ocurrido. No estaba bien, no era capaz de dormir ni de concentrarse. Todo por culpa de la fuerza de los instintos.

Como días anteriores, Neli se cruzó con Lúa en su trascurso hacia la biblioteca. Y como otros días, el aire se volvió quieto durante unos segundos incómodos en los que nada respiraba. En esos momentos, su cabeza callaba y la silueta de aquella chica morena encajaba pisadas huecas en las losas del jardín inglés que el hombre de arena barría todas las noches.

Lúa evitó a Neli desde que ocurrió todo. Le daba vergüenza haberlo hecho, realmente creía que la odiaría de por vida. Solo iba de su casa a la biblioteca y de la biblioteca a su casa. Ya ni siquiera subía a la azotea de la biblioteca, no podía: aún sentía los labios de Neli en los suyos. Siempre que pensaba en ella sacudía la cabeza y volvía a estudiar.

Un, dos, plas, un, dos, plas... El andar de Lúa se escuchaba subiendo y bajando a las horas de descanso del día. La mochila golpeaba en su espalda impulsándola a avanzar como un chofer habría hostigado a su caballo en la época victoriana. Neli, subida a lo alto de un abeto, la veía pasar debajo de ella, adivinando su ausencia y completamente ajena a las discusiones combativas que luchaban en el interior de aquella hormiga trabajadora, totalmente contraria a su socrática dialéctica de incesantes preguntas y nulas resoluciones. La cigarra atendía a sus paseos puntuales, y al desaparecer, volvía la vista al libro de fantasía en el que se hallase inmersa.

Mientras Neli se sumergía en su libro y Lúa pasaba bajo su árbol, algo dentro de ésta se dispersó. Cayó al suelo igual que la primera vez que se vieron. Le costó levantarse puesto que se rompió la mano y muchísimo más recoger las cosas con una sola mano. Deseó que Neli no la hubiese visto.

 

Neli la vio caer cuando se encontraban a 2 metros de distancia y se deslizó del árbol. Sin decir nada se agachó a recoger los libros, apartándole la mano con la muñeca para impedir que se hiciese más daño.

Lúa no pudo contener más las lágrimas y de repente se puso a llorar. No sabía por qué, pero podía echarle la culpa a la rotura.

Neli no supo qué hacer. Se rascó la nuca con preocupación y dejó los libros en el suelo. Atrajo la mano de Lúa hacia sí para examinarla, y sin avisar la abrazó todo lo fuerte que pudo, encajando su barbilla en el hombro. Aún de puntillas, sin separarse de ella, dijo:

- He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos.

Lúa solo pudo sollozar... Se separó, se secó los ojos y cogió sus cosas.

- Gracias, me voy a ir al centro de salud.

Neli le ayudó a recoger sus cosas y metió sus libros en la mochila.

...


Lúa llegó a su casa otras cuatro horas en urgencias. Dejó caer su mochila en el suelo y se tumbó en la cama. Se durmió sin darse cuenta, pero despertó sobre las dos de la mañana. Al no tener nada que hacer cogió su mochila en busca de su tabaco, pero algo se interpuso en su camino: El principito.

- ¿Qué es esto?

Se puso a pensar y le vino un nombre a la mente: Neli.

 

Narración escrita por atenea y patete.

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  1. airunosa

    airunosa - hace más de 9 años

    Una historia de amor preciosa!

  2. patete

    patete - hace más de 9 años

    @airunosa todavía queda más por llegar!!

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