Bruma, capítulo 8
Capítulo 8. Admitámoslo: las personas más sexys del mundo están en el distrito 4
- ¿No te llevas ropa? ¿Solo libros?
- Los libros son lo único que me mantienen entera. La ropa no es necesaria para mí.
Finnick suspira, supongo que porque los libros pesan bastante más que la ropa. Pero a mí me da igual, quiero llevármelos todos. Es increíble cómo la destrucción de la casa dejó mi habitación impacta.
Cuando voy a cerrar la puerta de mi casa por última vez, me acuerdo de algo. Hay una prenda de ropa que quiero llevarme, la cazadora de cuero de mi hermano Henry.
Recuerdo ese día como si hubiera sido ayer. Mi madre vendió uno de sus vestidos, y todos nos alegramos mucho porque, con el dinero, podríamos alimentarnos medianamente bien varias semanas. Sin embargo, mi hermano Henry se gastó todo el dinero en esa chaqueta de cuero. Esa puñetera chaqueta de cuero. Tendría unos trece años, y él, dieciséis. En ese momento empecé a odiarle por la estupidez que había hecho. Pero ahora, justo ahora, me permito llorar en silencio dentro de ella. Era un estúpido, pero era mi hermano. Le quería. Le quiero. Y le echo tanto de menos…
- Johanna, date prisa…- Finnick me ve y me rodea con sus brazos, como si yo fuera una niña pequeña a la que proteger y él fuera mi fuerte coraza-. Lo siento tanto… debí haberte advertido. A mí me dieron un ultimátum cuando me negué.
- Eso es porque tú eres muy sexy, Finnick, y no querían perderte.
- Claro, Johanna, tú no eres nada sexy- dijo con todo el sarcasmo que le permitió su acento del distrito 4-. Date prisa, que perdemos el tren.
Annie nos espera a la llegada del distrito 4, y en cuanto nos ve corre hacia nosotros para fundirse en un largo beso con Finnick. Unas palabras salen de mi boca sin poder evitarlo.
- Mirad, tortolitos descerebrados. Si queréis daros el lote, me parece bien, pero no tenéis por qué hacerlo al lado de una persona mentalmente inestable que acaba de perder a toda su familia. Gracias.
Annie me mira con los ojos en blanco y se tapa los oídos con fuerza. Finnick me mira con una punzada de enfado y la abraza, susurrándole palabras tranquilizantes hasta que se destapa los oídos.
- Johanna, no tienes por qué ser tan brusca.
- Lo sé. Pero necesitaba liberarme.
Los siguientes días voy mejorando en cuanto a salud mental. Mis pesadillas siguen siendo terroríficas, una especie de mezcla entre mis Juegos y la muerte de mi familia. En una de ellas, en el momento que Josh muere, su cuerpo se transforma en el de mi hermano Charlie. Se levanta, y me pregunta con voz hueca: ¿por qué? ¿Por qué no nos salvaste?
Lo que me mata realmente por dentro es el hecho de que yo podría haberles salvado, pero por culpa de mi orgullo están muertos. Por mi culpa. Siento punzadas de dolor en el pecho cada vez que pienso en ello, y aparto los pensamientos rápidamente. Finnick dice que él cometió el mismo error con Annie y que sigue sintiéndose culpable por ello. Pero yo sé que solo lo dice por intentar consolarme. Él consiguió salvar a quien ama.
Pasan días, esos días se convierten en semanas y, sucesivamente, en meses. No me sorprende demasiado haberme leído muchos de los libros típicos del 4 porque, bueno, mi padre era igual que yo. Los libros eran lo más valioso para él.
A veces quedo con Willow y Julian, el hermano mayor de Josh. Julian me recuerda tanto a Josh y a Henry que duele, pero como soy masoquista por naturaleza, hago todo lo posible por acercarme más a él.
- Johanna.- me dice, justo después de que Willow se vaya a su casa.
Me giro hacia él, y no tarde en ver en sus ojos que no quiere que le responda. Acaricia con su mano mi mejilla, y yo se la cojo. Nos miramos a los ojos, y vemos dolor y sufrimiento en ambos. Puedo ver mis propios ojos mirando fijamente a los suyos, y seguro que si mirara más de cerca, vería su ojo dentro del mío, y así sucesivamente. Infinitamente.
El inclina la cabeza hacia mí y me besa. Le permito seguir haciéndolo y, por un momento, siento algo que creía imposible dentro de mis entrañas.
Felicidad.
Elimino el espacio que hay entre nosotros, y él me rodea la cadera con sus brazos. Es un beso tranquilo, sin prisas, en el que nuestras bocas van cambiando de posición para encajar con la del otro. Es bastante más alto que yo, así que me pongo de puntillas para poder besarle mejor. Entonces, sin querer me tropiezo y ambos caemos a la arena de la playa. El cae encima de mí pero, inexplicablemente, no me hace daño. Para un momento el beso y me dice:
- ¿Esta es la chica que ganó Los Juegos del Hambre a base de matar a casi todo el personal?
- Ahora mismo no, ¿quieres verla?- añado una sonrisa de medio lado.
- Me encantaría.
Ahora soy yo la que le atraigo hacia mí, y toda la delicadeza anterior se vuelve pasión. Somos solo dos jóvenes desesperados besándonos en medio de la playa. Nos decimos con el contacto de nuestros labios lo que no podemos expresar con palabras, que es mucho. Abro los ojos y me encuentro de nuevo con los suyos, algo más oscuros que antes. Son casi del mismo color que el mar. Entonces, en este momento, me doy cuenta de que le quiero. No puede ser.
- ¡NO!
- ¿Qué? ¿Qué pasa, Johanna?- me pregunta, claramente desorientado mientras yo me levanto y me sacudo la arena de la ropa.
- No puedo hacerlo. Lo siento, Julian. No puedo hacerte esto.
- No me estabas haciendo nada malo, Johanna. ¿Por qué dices eso?- me cuesta no caer en su desesperada mirada, pero me separo de él lo máximo posible.
- Sí. No puedo besarte, no puedo quererte, no puedo hacer nada de eso contigo porque… te pondría en peligro. Snow utilizaría lo que siento para poder manejarme. Para poder… vender mi cuerpo.
- ¿Qué? Eso es imposible, eres una vencedora. No puede hacerte nada sin que se sepa la verdad.
- Ya, a mí no, pero… Julian, ¿qué crees que le ha pasado a mi familia?
Él tarda unos segundos en tomar contacto con la realidad.
- Dios mío… lo siento. No volveré a hacerlo. Olvídalo, por favor.
- De acuerdo.
Nos vamos a nuestras casas, y cuando llego, Finnick nota que algo raro me pasa. A veces me asombra cómo me conoce.
- Johanna, ¿qué te ha pasado?
- He descubierto que Snow me ha obligado a no poder querer a nadie nunca más… a no ser que le quiera ver muerto.




Comentarios
corcheita44 - hace más de 11 años
Oh Por Dios!!!! ME ENCANTA!!!!!!!!!!!! Amo a Johanna, a tus historias y a ti!!!! Ahhhhhhhh!!!! *-*
rocio_dreamcatcher - hace más de 11 años
Gracias Corcheita;)
gemika - hace más de 11 años
Rocio es genial tan tiernovy a la vez tan peligroso, no se como lo haces pero en cada capítulo me dejas mas asombrada. P.D: me ha encantado esa reaccion de Johanna cuando se besan Finnick y Annie. :)
_dennaselen - hace más de 11 años
me he emocionao me encanta de verdad precioso P.D: no se lo digais a nadie
the moon - hace más de 11 años
Me encantaa!!!! Necesito seguir leyendooo!!!!
the moon - hace más de 11 años
Me encantaa!!!! Necesito seguir leyendooo!!!!
flashali - hace más de 11 años
Oh Dios!! Hermozo :3 Lo de la chaqueta y el dinero me ha recordado a la historia de los hermanos Grimm, que vendió una vaca por unas 'habichuelas mágicas' Y me ha encantado eso de 'Como soy masoquista por naturaleza' y,y,y, ... TODO! ^^ Me encanta.
rocio_dreamcatcher - hace más de 11 años
Gracias a todas!! La verdad es que ahora estoy pasando un mal momento, pero vosotras lograis sacarme una sonrisa con vuestros comentarios!! :D
un hipster alocado - hace más de 11 años
Y carlos.
corcheita44 - hace más de 11 años
No nos olvidemos de Carlos :3 Jajajajaja
180holas - hace más de 11 años
Otro capítulo más intriga
rocio_dreamcatcher - hace más de 11 años
Y Carlos, por supuesto ;)
_dennaselen - hace más de 11 años
estoy con 180holas otro capitulo más de intriga muy bueno, enhorabuena
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