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La chica de las hachas, capítulo 16

Publicado por rocio_dreamcatcher el 23/12/2013 · Categorías: Curiosidades, Creación, Libros, Cultura, mi novela, LJDH, mi mundo, locuras, diversion, La chica de las hachas, capítulo importante!, sarcasmo everywhere, valentía, erudición, impactante, Escribir

Capítulo 16. Deudas pendientes, amenazas recientes.

Josh y yo nos acercamos corriendo. Samantha respira entrecortadamente, con un cuchillo en la mano.

- Lo hice… lo he hecho- murmura.

- De acuerdo, Samantha. Tranquilízate- dice Josh.

- No lo entendéis- responde ella-. Ella es… tenía que hacerlo.

- Pero, ¿la conocías?- inquiero. Es imposible, pero parece algo personal.

- A ella no- contesta, mirando al suelo-, pero a su padre sí. Verás, los agentes de la paz salen o del capitolio o del distrito 2. Su padre era uno de ellos. Y era… el que patrullaba por donde yo vivía.

Josh pone los ojos en blanco, pero Samantha sigue hablando.

- Yo solía salir por ahí y hacer picnics en la playa, o con mis amigos o con mi familia. Nunca estábamos fuera más tiempo de las diez y media, la hora acordada, pero un día perdimos la noción del tiempo. Entonces, él vino. Estaba muy enfadado. En ese momento estaba con mis amigos, y todos nos asustamos mucho. Él intentó matarnos, y cuando mis padres oyeron los disparos, salieron de casa. Y él…- se le quiebra la voz, intentando reprimir las lágrimas-. Y él mató a mi padre. Así, de repente. Los agentes de la paz no tienen piedad ninguna. Irónico, ¿no os parece? Desearía no haber salido nunca de casa. Pero salí, y pasó lo que pasó. Y aunque ya han pasado dos años, aún siento ese vacío y esa culpa dentro de mí.

- No es culpa tuya- digo, aunque sé que no va a servir de nada.

- Cuando la vi en los entrenamientos, supe exactamente quién era. Y me prometí matarla.

- ¿Y por qué no nos lo contaste nada?- inquiere Josh.

Samantha va a decir algo, pero Bill, Sally y Fellow aparecen. Están buscando a Ashley. Casi no nos da tiempo a escondernos.

La cara de Bill al ver a Ashley es el terror y la tristeza hecho persona. Empieza a gritar palabrotas y a maldecir. Samantha le mira sorprendida, pero no se arrepiente. Yo tampoco lo haría.

Sally le agarra por detrás hasta que se tranquiliza. Él hiperventila por unos segundos más, y luego se calma.

- Escucha, Bill. Vamos a matar a quien hizo esto, no te quepa duda- intenta calmarle Sally-. Pero con ponerte así no vamos a arreglar nada.

- Es cierto. Lo sé. Pero…

- Creo que sé quién lo ha hecho- dice Fellow, y ambos se giran hacia él-. Ha sido Samantha. Está claro que su muerte ha sido provocada por un cuchillo, y ella los sabe manejar bien. Además, ¿quién va a ser si no? ¿El del 10?

- Es cierto. Pues la mataremos. Por Ashley.

Josh y yo miramos a Samantha. No oculta el miedo en sus ojos. Nos vamos sigilosamente, y ellos no advierten nuestra presencia.

Llegamos a un pequeño claro, totalmente rodeado de árboles.

- Me matarán. Quedamos nosotros y ellos. No tardarán en encontrarnos.

- No si nosotros les matamos primero- responde Josh-. Podemos salir de esta. Y aún no te he felicitado, has tirado ese cuchillo como una verdadera profesional.

- Josh, no digas la palabra profesional como si fuera algo bueno- replica Samantha-. Además, tarde o temprano tenía que pasar. Los juegos pasados fueron de Annie, la chica del 4. Y, por mucho que lo intente, no se va a repetir.

- ¿Qué ha pasado con esa Samantha valiente y guerrera?- exclamo de repente-. ¿Qué ha pasado con la Samantha que nunca se da por vencida, y que consiguió que estuviera preocupada con solo una frase? La que no se asustaba por nada, ¿qué ha sido de ella? No puedes dejar que una simple amenaza te haga caer. Eres más fuerte que ellos. Mira con qué dificultad has matado a Ashley.

- Lo siento. Es que… estos Juegos me están cambiando. ¡Y no puede ser!

- Lo sé. A todos nos cambian. Pero tenemos que ser fuertes.

Sonríe. La he convencido, aunque dentro de mí, yo tampoco estoy muy convencida. Quedamos nosotros y ellos. Los juegos acabarán tarde o temprano, con un solo ganador.

Esa es la noche más fría de todas. Pero encender un fuego seria como hacer una pancarta gigante en la que pusiera: ¡EH! ¡ESTAMOS AQUÍ! ¡VENID A MATARNOS!, así que tenemos que conformarnos con los sacos. El hambre y el frio hacen que no nos podamos dormir, y más sabiendo que los profesionales nos estén buscando.

Josh se ofrece para hacer la primera guardia, ya que la noche pasado durmió todo el rato. Nosotras aceptamos, pero aún así nos cuesta dormirnos. Ya me imagino a los Capitolianos, haciendo apuestas por el vencedor. Qué asco.

Tras despertarme por tercera vez, decido levantarme. Josh está ausente mirando a no sé dónde. Hablaré con él. Así, al menos, se me quitará el mal humor.