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La chica de las hachas, capítulo 10

Publicado por rocio_dreamcatcher el 10/12/2013 · Categorías: Curiosidades, Pensamientos, Creación, Libros, Sobre mí, Cultura, mi novela, LJDH, La chica de las hachas, sarcasmo everywhere, erudición, impactante

Capítulo 10. La verdadera Johanna Mason

No he dormido. ¿Algo obvio, no? y lo peor, Blanca se ha encargado de que no pueda salir del apartamento de ninguna manera. Me conoce mejor de lo que pensaba.

A las nueve y media decido salir de mi habitación. Desayuno más que otros días, pues, probablemente, esta sea la última comida decente que haga. Lo pienso y me deprimo. El miedo vuelve a dominarme.

Tras tres cafés sin leche me dirijo hacia la puerta, pero me tropiezo con Fellow. Ahora es el momento. Le tengo que preguntar qué le pasa.

- Buenos días. ¿Se puede saber por qué estabas tan borde ayer?

- Lo siento- responde él, y parece avergonzado- es que estoy muy nervioso. Oye, aunque no lo quieras admitir, nos necesitamos el uno al otro para sobrevivir. Aliémonos.

Lo dice como una súplica, así que acepto. Pero sigo sin fiarme de él.

Justo cuando voy a irme me cruzo con Donna. ¿Qué le pasa a la gente hoy, que no para de chocar conmigo?

- ¡Johanna! No sabes la pena que me da que tengas que irte. Ven, vamos, que hay que despedirse. Basta ya con el Distrito 4, hoy no les podrás ver hasta la arena. Lo siento, querida- su voz me hace retroceder. Ah, claro, hoy no puedo salir de aquí. Hay que despedirse.

Vuelvo a la cocina y Blanca me abraza.

- Escucha atentamente: tienes que ganar. Hoy has de darlo todo. Metete en el baño de sangre y mata. Alíate con los del 4 y elimina tributos. Tienes que sacar todo lo que llevas dentro. Tienes que alzarte con la victoria. ¿Entendido?

- Sí… Claro que sí.

- Oh, mi niña- me abraza más fuerte. Me siento algo aturdida, pues entre que no he dormido, y que todos son demasiado cariñosos conmigo hoy… este día no empieza muy normal-. Escucha, ahora irás con Afrodita y te dirá que ropa tienes que ponerte. Siento que sea la última persona que veas antes de la arena. Pero sé que no será la última que veas (aparte de los tributos) en toda tu vida. Ganarás. Ah, y otra cosa. Si te alias con Fellow, no le dejes un cuchillo. Se puede hacer daño hasta él.

Lo apunto en mi mente, y asiento con la cabeza. Donna se nos une, y formamos un abrazo grupal. Luego llega Fellow, pero él se queda aislado. Tose para que nos demos cuenta de su presencia.

- Nos tenemos que ir.

Donna me da dos sonoros besos, y juraría que se le salta una lágrima. Blanca sonríe, y me da ánimos.

Fellow y yo nos vamos, salimos al exterior sin hablar, y entramos en un aerodeslizador.

- Y que la suerte…- empiezo.

- Esté siempre de nuestra parte- termina él la frase.

Nos sentamos junto con los demás tributos. Josh y Samantha me saludan con la mano, y yo les devuelvo el saludo. Un minuto más tarde viene una señora y nos mete los localizadores en los brazos. Despegamos, y al poco tiempo bajamos. En frente hay unas cabinas. Veinticuatro exactamente.

Me meto en la mía, Afrodita me espera.

- Tienes unos pantalones térmicos y dos camisetas con una chaqueta térmica también. No vais a tomar el sol precisamente- dice, sin pretender hacer gracia.

- No me esperaba más.

Me pongo la ropa, y ella me mira.

- Que la suerte esté siempre de tu parte, querida Johanna. Siempre estarás en un sitio muy importante de mi corazón. Y confío en que ganes.

De repente suena una voz diciendo: 30 segundos. El miedo me corroe, no quiero ir. Miro asustada a Afrodita, y empiezo a maldecir. 20 segundos.

- Venga, cariño- Me da un beso en la frente y me acompaña hasta la cabina.

10 segundos. Me meto lentamente y la miro. Debe percibir el miedo en mis ojos, porque me da ánimos. Y la puerta se cierra.

Quiero gritar, pero no puedo. La cabina sube, hasta que da con el suelo. Y entonces veo la arena.

Hay nieve por todas partes. La cornucopia está bastante cerca, y hay muchas cosas. Ahora entiendo por qué tanta ropa. Localizo a Samantha, pero no a Josh. Tampoco a Fellow. Y empieza la cuenta atrás.

Más allá hay un bosque de pinos, y luego montañas nevadas. Hace mucho frío. No me quiero imaginar por la noche. Nos miramos unos a otros. Medio minuto. Empiezo a mirar el reloj cuando quedan diez segundos. ¿Qué estarán pensando en mi casa? ¿La actuación habrá servido de algo? Prefiero no pensar en ello. Ahora soy una nueva Johanna, la verdadera Johanna Mason. Tres, dos, uno. Que empiecen los septuagésimo primeros Juegos del Hambre.