La chica de las hachas, capítulo 3
Capítulo 3. Querido-Odiado mejor amigo.
Mis piernas no responden. No me puedo creer lo que acaba de pasar. Me obligo a dar un paso, y luego otro. Camino muy despacio, con la cabeza agachada. La gente me mira con compasión. Ojalá no me miraran. En estos momentos quiero gritar, correr para escapar de esta masacre. Pero debo ser valiente. Se oyen murmullos a mi alrededor. La gente me conoce como la chica rara que no se junta con nadie, me encantaría decirles que se callen. Subo las escaleras del edificio de justicia. Donna me coloca a su lado y me levanta el brazo.
- Felicidades, Johanna- me dice-. Vamos con los chicos ahora.
Miro a mi familia. Henry, Lira y mi madre me miran aterrorizados. Charlie está cada vez más pálido.
Una horrible idea se me pasa por la cabeza. ¿Y si le tocase ahora a Charlie? ¿Nos tendríamos que enfrentar entre nosotros? ¿Matarnos? Aparto el pensamiento de mi mente. Donna saca una papeleta de la urna masculina y lee el nombre. Y no es Charlie. Es Fellow Green.
Fellow fue mi mejor amigo. Sí, fue. Una cosa llevó a la otra y nos fuimos distanciando. Él se juntaba más con otra gente y me dejaba sola. Un día se lo repliqué y… digamos que la cosa no acabó bien. Pero ahora él se está acercando a mí, maldiciendo por lo bajo. Me fijo en que su pelo es ahora más claro, y más rizado. Pero no mucho más largo. Ha crecido varios centímetros. Pero sus ojos verdes siguen siendo iguales. Amigables, profundos, aparentemente sinceros. Se coloca al otro lado de Donna y hace lo mismo que yo.
- Estos son los tributos del Distrito 7 de los 71º Juegos del Hambre. Venga, venga, daos la mano.
Nos miramos directamente. Quiero apartar la mirada, pero él no me deja. Es como si me replicara que él ha crecido mucho más que yo. Que es superior, solo por ser un año mayor. Aunque eso es algo que solo yo puedo ver. Nos damos la mano.
Luego nos dirigimos a unas habitaciones para que nuestra familia se pueda despedir de nosotros. No me he sentado todavía cuando todos llegan.
- Oh, cariño. Lo siento tanto- mi madre intenta reprimir las lágrimas, pero no tiene éxito. La abrazo, y la digo que se tranquilice.
- Si pudiera hacer algo para arreglarlo… puedes ganar, hermanita. Lo sé. Lo harás.- Mi hermano Henry apoya sus manos en mis hombros y me mira a los ojos-. Y con Fellow ni se te ocurra aliarte. Ya sabes lo que te pasó. Es un idiota.
- Lo sé, Henry. Gracias.
Lira no para de llorar, abrazándome y rogándome que no me vaya. Charlie, por su parte, está más pálido aún.
- No puede estar pasando esto, Johanna. Es imposible. Seguro que es una pesadilla- murmura.
- Charlie…
- No, Johanna. Esto va en serio. Tienes que ganar. Por ti. Por nosotros. Por quien sea. Pero gana. Prométemelo.
- Te lo prometo- respondo con voz temblorosa.
Todos nos abrazamos. “Lo prometo”, susurro. Aunque no estoy muy segura de ello. Somos veinticuatro personas y solo una puede ganar. Lo más seguro es que no pueda hacerlo, pero lo intentaré. Recuerdo el consejo de mi padre, lo pondré en marcha. Derrotaré al Capitolio.
Justo en ese momento un agente de la paz se los lleva. Ahogo un grito, no quiero que se vayan. Pero ya me he quedado sola.
Miro la habitación. Hay un sofá y un escritorio. Debe ser un despacho. Me siento en el sofá, esperando. Unos cinco minutos después Donna entra, y me dice que ya nos vamos. Salimos por la puerta de atrás y entramos a un tren. Fellow nos espera.
- En este tren viajaremos al Capitolio. Es todo lo que os podéis imaginar… ¡Y más! Aquí conoceréis el lujo. Sentaos por ahí, en seguida llamo a vuestro mentor.- Donna se va, y nos sentamos. Procuro estar lo más lejos posible de Fellow. Pero eso no evita que me hable.
- Ha pasado mucho tiempo… ¿No podríamos ser amigos de nuevo?
- El tiempo lo perdona todo, ¿no? Pues lo siento, Fellow. Haberlo pensado antes.
Desvía la mirada hacia la ventana. El tren va muy rápido, se puede ver el Distrito 7 haciéndose cada vez más pequeño. Me obligo a mirarle. Se ha hecho muy mayor, y eso no me gusta. Ya no es el chico con quien jugaba por el Distrito. Ya no es el chico con quien me escapaba de los Agentes de la Paz cuando les gastábamos alguna broma. Ha crecido. Pero, por suerte o por desgracia, yo también.




Comentarios
180holas - hace más de 12 años
¿quien es el mentor? Me has dejado con la intriga. Espero impaciente el siguiente capítulo. Hazlo pronto que sino me muero yo =)
rocio_dreamcatcher - hace más de 12 años
La mentora* Solo digo eso. Lo haré hoy o mañana :)
gemika - hace más de 12 años
Mola un monton!!!
prisionera de la ωeb - hace más de 12 años
Tchan tchan tchan...
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