La chica de las hachas, capítulo 4
Capítulo 4: Al menos la mentora vale la pena…
Nuestra mentora viene. Es morena, bajita, con los ojos marrones. Se parece a mí, ahora que lo pienso. Parece joven, no tiene más de treinta años. Nos sonríe a ambos.
- Mi nombre es Blanca. Como espero que sepáis, gané los 64º Juegos del Hambre. Y espero que uno de vosotros también gane, porque ser la única vencedora… Ser de las únicas vencedoras del distrito es bastante aburrido- puede que Fellow no lo pille, pero yo me he dado cuenta. Ella es la única vencedora femenina del distrito 7, de modo que se refiere a mí en cuanto a ganar. Sé que es una tontería, pero eso me da algo de esperanzas-. Cuando lleguemos al Capitolio, tendrá lugar la presentación de tributos. Luego unos cuantos días de entrenamiento, el examen con los vigilantes y las entrevistas. Y por último… la arena. Así que voy a prepararos- nos analiza con la mirada- A las nueve de la noche vendrás tú, Johanna, a mi compartimento. Allí hablaremos. Cuando terminemos, será el turno de Fellow. Hasta entonces me despido.
Se fue y nosotros nos quedamos en silencio. Mejor en silencio que empezar a gritarnos. Pero Fellow habla.
- Venga, Johanna. Todo eso pasó hace mucho tiempo. Y si queremos tener patrocinadores, tendríamos que hablarnos, al menos.
- Claro. ¿Y de qué podemos hablar?-ironizo- ¿De lo que has hecho en todos estos años? Que por cierto, quiero saberlo. Porque no te he visto en ningún sitio de los que íbamos antes. Admítelo, estás mejor sin mí. Y si quieres que seamos amigos de nuevo es porque no tienes más remedio. Lo siento, pero no estoy dispuesta a que me utilices de nuevo. Porque sé que…- las palabras me salen solas, no puedo parar, e intento reprimir las lágrimas- sé que si los profesionales te dieran una oportunidad de vivir a cambio de que yo muera, no lo dudarías ni un momento. Te aliarías con ellos y me dejarías tirada. ¿O es que crees que no lo sé?
- Si de verdad piensas eso…- dice, mirándome de una forma que no sé interpretar- buena suerte. Pero luego no vayas a pedirme nada. Porque como soy tan mal, tan falso, tan idiota… me reiré en tu cara. ¿Es eso lo que piensas? Pues bien por ti. No tenía ni idea.
Se va, dejándome sola en esa habitación. Un sentimiento de remordimiento intenta que vaya tras él y que le pida disculpas, pero me obligo a mantenerme sentada. Cojo un pastelito que hay al lado de los sillones y, mientras me lo como, reflexiono. Y así me paso unas cuantas horas “reflexionando”.
Me despierto sobresaltada. Fellow me está llamando.
- Blanca te llama- dice fríamente- ya son las nueve menos cinco.
- Gracias. Quédate aquí mientras hablo con ella, para que te pueda avisar cuando termine.
No hay respuesta, así que camino hacia el compartimento de Blanca. Bueno, en realidad comino en línea recta hasta que veo una puerta en la que pone: “COMPARTIMENTO DE BLANCA”. Abro la puerta y ella está sentada en la cama.
- Buenas tardes- empiezo.
- Siéntate- me ordena-. Bien, ahora vas a escucharme atentamente. Eres menuda, y si quieres, puedes hacerte la débil. Podrías ganar muchos patrocinadores si juegas el papel de la inocente que solo quiere volver con su familia. Tienes manos hábiles, me he fijado. ¿Tus padres te han entrenado con hachas?
Me sorprende la pregunta, porque lo cierto es que sí.
- Sí, sobretodo mi padre. Y se me da bastante bien…
- Pues no lo demuestres. Yo me encargaré de que haya en la cornucopia. Así, cuando salgas al baño se sangre… ¡Zas! Lo sacas todo. La gente se quedará impresionada.
- Es muy buena idea- lo raro es que mi padre me había dicho exactamente lo mismo.
- Sí que lo es. Bueno- se levanta y yo la sigo-, llama a Fellow.
- Vale. Adios.
Salgo de la habitación y llamo a Fellow. Me pregunta que qué tal me ha ido, pero un presentimiento me dice que no le cuente nada. Me limito a decirle que bien y me voy a mi propia habitación.
La comida del tren está deliciosa. Estoy engordando un poco, pero eso me viene bien. Así ya no estoy tan escuálida. Fellow y yo actuamos como amigos, pero no lo somos. Al menos, él no lo es para mí. Aunque al menos he aprendido a soportarle, y a no fulminarle con la mirada cada vez que me habla. Es que… le sale todo tan perfecto, da una imagen tan buena… Donna le adora, pero Blanca me prefiere a mí.
Tardamos tres días en llegar al Capitolio. Y si me parecía que el tren es extravagante, viendo el Capitolio es lo más sencillo del mundo.




Comentarios
180holas - hace más de 12 años
Un aplauso para la mejor escritora de todo Getafe.=)
corcheita44 - hace más de 12 años
I LOVE YOU!!! Me encanta como escribes!!!!!
gemika - hace más de 12 años
Ole ole y ole escritora de best seller!!!!
rocio_dreamcatcher - hace más de 12 años
Muchísimas gracias :")
prisionera de la ωeb - hace más de 12 años
No sé qué decir!! PD: ¿Qué tal la audición?
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